viernes, setiembre 13, 2013

LA SOMBRA DE IRAK EN SIRIA



 “Vivimos tiempos anti-civilizatorios de una profunda crisis material y moral; de una violencia caótica y depredadora de apariencia demencial pero fríamente planificada; de cínicas “intervenciones humanitarias” y guerras mercantilistas recolonizadoras; de nuevos genocidios y ecocidios signados por el despojo y la privatización transnacional; de pugnas geopolíticas entre fracciones imperialistas que, presas de una dialéctica infernal y obscena, exhiben la barbarie corporativa sistémica de la civilización burguesa de comienzos del siglo XXI; tiempos de terrorismo mediático. Sobrevivimos en un mundo sumergido en un proceso de peligrosa involución civilizadora que, tendencialmente, podría derivar en una nueva conflagración entre potencias capitalistas de consecuencias catastróficas (Cita textual del libro de Camilo Valqui “Marx Vive: Derrumbe del Capitalismo, Complejidad y Dialéctica de una totalidad violenta”)  
Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Quien no recuerda cuando el imperio yanqui invadió a Irak, previamente generó o mejor dicho “preparó” a la opinión pública mundial a través de una serie de mega mentiras como lo de las “armas químicas”, “armas nucleares”, “Irak, nación peligrosa para el mundo libre” “Sadán Hussain es el demonio, el satán”, etc., etc. difundido obviamente por los monopolizados instrumentos mediáticos occidentales. De tal manera que una vez que llegó el día “D” o la “hora cero”, “todo el mundo”, junto con el líder imperialista a la cabeza, justificaba la invasión y las miles de muertes causados por ella. Es como si a la población le hubiesen insertado un chip electrónico en su cerebro, para que repita lo que los instrumentos mediáticos le van diciendo todos los días, a través de sus titulares de portada. Posteriormente, como ya todo el mundo conoce, los peritos de las Naciones Unidas, se dedicaron a buscar “los arsenales de armas químicas y nucleares” y aún no lo encuentran ni lo encontrarán porque sólo fue un sueño o un invento del imperio, personalizado en ese entonces por Mister Bush para invadir al pequeño Irak.
El mismo formato imperialista se aplica para invadir Afganistán, Corea del Norte y ahora Siria y quien sabe, en el futuro tal vez sea Perú, o cualquier otro país, que no comulgue con la línea política del país que se autodenomina gendarme mundial y “libertador”. Entonces, la estrategia guerrerista de Estados Unidos es harto conocida y, de acuerdo a mi modesto punto de vista, se resume en cuatro pasos: primero, preparación a la opinión pública mundial a través de una serie de psicosociales respecto al país víctima de una próxima invasión; segundo, poner a la población en contra de su propio presidente, el mismo que para el imperio es “el dictador”, “el demonio”, “el régimen que mata a su pueblo”, “el régimen que apoya a terroristas”, etc., etc.; el tercer paso consiste en la persuasión a los organismos internacionales y a los países que obviamente son sus aliados, por no decir sus marionetas a los cuales los utiliza para hacer mancha y así atacar a la nación “predestinada” a ser la víctima del imperio; y, el cuarto paso es el ataque o la invasión militar, el mismo que deja mayor cantidad de víctimas mortales que el “régimen” o “dictador” al cual ha decidido atacarlo: Esto es, sí “el dictador” tiene 500 muertos en su haber, el ataque de “el libertador” mata a 2,000; si el “dictador mata a 1,000 el ataque del libertador mata 5,000; si el dictador mata 2000, el libertador mata a 10,000 y así sucesivamente. ¡Una lógica absurda del imperialismo norteamericano, que utiliza tan sólo para satisfacer su voracidad incontenible de acumulación capitalista y de pretensiones re-colonialistas!!
En este contexto, el comportamiento de Estados Unidos no debe extrañar, puesto que ya a inicios del siglo veinte empieza una política internacional de rapiña, es decir, una política orientada a construir el Nuevo Orden Mundial, donde el amo y señor sea el país del Tío Sam. Según Rubén Ramos, sociólogo, autor del libro “La Educación en América Latina: Enfoque desde la institucionalidad del orden mundial capitalista” Un primer antecedente histórico del surgimiento de la institucionalidad del y para el nuevo orden mundial, lo constituye el discurso de “Los 14 puntos” del presidente Woodrow Wilson redactado al final de la Primera Guerra Mundial. Aquí el ex-mandatario hace un llamado a las naciones europeas en conflicto para que detengan el fuego y den paso a la reconstrucción del continente. Pronunciado en el Congreso de su país el 08 de enero de 1918, advertía la conformación de un nuevo orden mundial que aseguraba el control absoluto de los mares por parte de EEUU, la inexistencia de barreras económicas para la expansión de su comercio, y el rol de gendarme mundial a través de la “sociedad de naciones” (Wilson, 1918).
En la misma línea de consolidar un nuevo orden mundial, dan nacimiento a dos agentes internacionales que tienen fuerte influencia en la vida socioeconómica del resto de países. Nos referimos al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, entidades que tiene a muchas naciones entre la espada y la pared, a través de deudas internas, impagables desde el punto de vista: moral, económico, social y político. Es así, también como lo plantea el sociólogo Rubén Ramos: “…la firma de la “Carta del Atlántico” en la que Inglaterra y los Estados Unidos expresaban su voluntad hegemónica compartida, tuvo lugar la “Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas”, realizada en el complejo hotelero de Bretton Woods, en New Hampshire, entre el 01 y el 22 de julio de 1944. Aquí se dio nacimiento a la institucionalidad oficial básica para la consolidación del nuevo orden mundial después de la II guerra mundial. El Poder norteamericano estableció las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países del mundo. Se crearon el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y se determinó el uso del dólar como moneda internacional. El BM y el FMI empezaron a controlar las políticas del mundo a partir de 1946, en todos los órdenes de la vida social”. A esto se suman otros dichos y hechos como “América para los americanos”, las diversas invasiones a una serie de países a lo largo del siglo veinte, la promoción de golpes de estado allí donde los regímenes no comulgan con la política imperialista, el apoyo militar y económico a regímenes dictatoriales de América Latina o de cualquier otro país del planeta, siempre y cuando tales dictaduras, como la de Pinochet, Strosner, Videla, Morales Bermúdez, etc. Todo esto configura a Estados Unidos como un país que va más allá de ser imperialista para consolidarse como neocolonialista.
Muchos se preguntarán ¿Por qué en pleno siglo XXI es posible que aún existan naciones que promueven y apoyan políticas neocolonialistas o imperialistas? Y, en ese mismo sentido ¿porqué existen naciones que apoyan invasiones, ataques a otras naciones, como en el caso de Irak, Corea, Afganistán y ahora Siria, en nombre de una falsa libertad y democracia? ¿Acaso ya se borraron de los diccionarios los conceptos de libre determinación de los pueblos, soberanía, nación, autonomía y dignidad? Aunque cabe aclarar más que naciones que apoyan políticas imperialistas, neocolonialistas, etc., debemos decir que son las clases gobernantes, quienes deciden, por encima de la voluntad de los pueblos, convertirse en marionetas o títeres de los gobernantes imperialistas. Creo que aquí radica la razón del porqué muchos políticos neoliberales y gobernantes de turno sostienen muy alegremente que “hoy ya no deben existir fronteras, ni económicas, ni políticas, ni sociales, porque somos una sola aldea global”; “tampoco deben existir otros sistemas económicos, otras ideologías u otras doctrinas políticas, que no sean, obviamente, las del neoliberalismo y del capitalismo salvaje”. Es pues el chip electrónico que el imperialismo implanta en los cerebros de la clase política, sea de derecha o de la izquierda domesticada, para que así se consolide ese nuevo orden mundial o aldea global donde el único amo, señor y supremo, hacedor de todos los destinos de las naciones en el planeta tierra, sea Estados Unidos, o mejor dicho sean un pequeño grupo de magnates y multimillonarios, de quienes su único objetivo es acumular vorazmente capital, a costa de la manipulación grosera a los pueblos del mundo y de la gran corrupción que hoy en día constituye el cáncer de los pueblos.   
En este contexto es que hoy nuevamente recorre la sombra de Irak en Siria y suenan los tambores de guerra del imperialismo, poniendo así a todo el mundo preocupado, al borde de una psicosis colectiva, que está a la espera de la hora en la que el monstruo mayor y los mostritos escupan su fuego mortal que, según ellos, eliminará al “dictador que mata a su pueblo”, pero que en realidad tal ataque dejará a su paso miles o quizá millones de víctimas inocentes entre niños, ancianos, hombres y mujeres. No obstante, algo de luz se divisa en el túnel: Esta vez, a diferencia del escenario que se presentó en la invasión a Irak, donde Míster Bush, el amo mayor de Estados Unidos, encontró el absoluto respaldo de muchas naciones occidentales, incluido Rusia y de China, además de organismos internacionales como las Naciones Unidas; hoy lo están dejando sólo, para que se lance a su aventura genocida. Y, ¿Cuál es el argumento principal para que se resistan a apoyar o participar en la invasión y genocidio en Siria? Simplemente, que Estados Unidos hasta ahora no presenta pruebas fehacientes de que haya sido el régimen de Bashar All Assad, quien ordenó el uso de armas químicas. Es el argumento que, por ejemplo, el parlamento Británico, puso en el tapete para negar el apoyo a Estados Unidos en su guerra contra Siria. No hay duda de que si ha existido uso de armas químicas en la guerra civil de Siria, las mismas que han causado numerosas víctimas mortales, pero, quien los ha utilizado no habría sido el régimen, sino los “rebeldes” o el llamado benévolamente “grupo opositor”, a quien precisamente apoya Estados Unidos con armamento. Este grupo llamado “rebelde” u “opositor” por los países y medios de comunicación occidentales opera clandestinamente, con métodos terroristas, porque utiliza coches bomba, generando atentados contra entidades estatales, sin embargo, ahí sí Estados Unidos y sus medios monopolizados occidentales no utilizan el término “terrorista” y por el contrario son “los rebeldes” o simplemente “los opositores”. En cambio, cuando no conviene a sus sagrados intereses económicos, son calificados de “terroristas” hasta quienes luchan por su agua y en contra del saqueo de sus recursos naturales.
En fin, como diríamos en el argot popular, aparentemente el negrito Obama (quien a propósito es probable que descienda de esclavos) ya se chupó, al ver que su aventura guerrerista no recibe el apoyo ni de su propio pueblo, menos de los pueblos del mundo, tampoco lo recibe del papa y de varios organismos internacionales, se ha visto obligado a lanzar señales de que quiere “postergar” el ataque a Siria, sugiriendo más bien una solución diplomática, aunque sin dejar de lado los mensajes amenazantes. Pese  a esto, los sirios, norcoreanos, afganistanos, iraníes, y, porqué no, todos los pueblos del mundo, deberíamos estar atentos y alertas ante las intenciones del imperio, porque su política internacional es neo colonizar o recolonizar a las naciones, dando cumplimiento a su objetivo de construir ese nuevo orden mundial o esa aldea global donde el país hegemónico sea los Estados Unidos. ¡Esta vez sí que quedaron al desnudo las patrañas y farsas del Tío San que suele utilizar para invadir países y adueñarse de sus recursos naturales!! Escrito: 10 de setiembre del 2013             

1 comentario:

Anónimo dijo...

Comparto la opinion, de ustedes, quisera que si es que pudieran que me hagan llegar copia a mi correop electronico: lenriquezb@hotmail.com , para compartirlos con mis amigos; pues es muy interesante.
Atte,
Ing. Luis Enríquez