Generalmente, muchas mega empresas “juegan” con doble moral:
Participan en las licitaciones, muestran a la comunidad su lado bueno y legal,
como el hecho de “apoyar al desarrollo”, capacitar a los jóvenes, “contribuir”,
de diversa maneras, a la dinámica social; mientras que “por debajo de la mesa”
o “por detrás de la apariencia” expresan su lado oscuro, como por ejemplo, el
de corromper a los gobernantes y a cuanto funcionario público de alto nivel, a
cambio de favoritismo en las concesiones de cualquier tipo que éstas sean.
Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Tal vez, lo más difícil de
objetar es aquel mito en el cual la gran mayoría de personas creen, respecto a
que el origen del capital es resultado del esfuerzo individual, de la capacidad
intelectual, de la buena fe, de la creatividad y hasta de la buena suerte; y no
del saqueo, del latrocinio, del despojo al débil, de la confabulación y de las
invasiones bárbaras, del imperialismo y por último de la esclavitud y de la
muerte. En general, que la acumulación capitalista debe su origen a la
expresión más oscura y egoísta del ser humano. Desde esta perspectiva, la
corrupción, fenómeno no nuevo, pero sí mucho más expresivo y más generalizado
en estos últimos tiempos, no nos debe extrañar demasiado, puesto que tal como
reza el título del presente comentario, acumulación y corrupción constituye la
simbiosis perfecta, o mejor dicho, acumulación y corrupción capitalista se
complementan unas otras, ambas categorías se necesitan mutuamente para poder
reproducirse.
Pero, ¿A qué nos referimos con acumulación capitalista? Nos referimos a la
acumulación de capital que sólo unos pocos están en condiciones de hacerlo,
como resultado de la explotación social (Explotación del Hombre por el Hombre),
por medios que pueden ser lícitos e ilícitos. Cabe advertir que los conceptos
“lícitos” e “Ilícitos” son relativos y están comprendidos en el campo de lo
subjetivo y de los valores. En esta medida, lo que es legal para algunos, para
otros puede ser ilegal y viceversa. En el caso del origen del capital o de la
acumulación capitalista, cuyos antecedentes se remonta tanto al esclavismo como
al feudalismo, los medios empleados como la compra-venta de esclavos, luego el saqueo,
el despojo a los campesinos, de hecho son ilegales, pero, para los
protagonistas de tales hechos seguramente son o eran “legales”. Es más, tal
“legalidad” de la propiedad, resultado del despojo, era otorgada por jueces o
por la clase política en el poder; mientras que la iglesia se encargaba de
bendecir tales actos de saqueo y despojo a los pueblos por un puñado de
“hombres fuertes” y, es la iglesia misma quien no duda en acumular propiedades
resultado del despojo a los pueblos rurales, dándole, a todo esto un carácter
divino. Posteriormente, esas propiedades sufren una especie de mutación o
transformación y son convertidas en medios de producción, en grandes
instalaciones, maquinaria pesada, edificios, con lo cual se inicia el proceso
de acumulación capitalista.
Es en este contexto donde hay que ubicar al fenómeno de la corrupción en el
Perú, en América Latina y en cualquier otro punto del planeta donde el
capitalismo salvaje está reinando. Los actos de corrupción no se limitan a
simples actos aislados de las personas, o actos aislados de corrupción en
algunas instituciones o en algunas organizaciones o acciones de corrupción en
algunos países. La corrupción, tal como se expresa en la actualidad, de manera
tan descarada, abierta, generalizada e intensificada, ya es un fenómeno social
que está corroyendo a las sociedades del siglo XXI. La corrupción es un
fenómeno social que socaba lo más íntimo de una sociedad como es la moral y la
ética. No obstante, cuando nos referimos a la moral y a la ética obviamente se
trata de la moral y ética capitalista o burguesa, dado que tales categorías
responden a su superestructura; sin embargo, vale reconocer que aún esta moral
y esta ética están siendo socavadas por el fenómeno de la corrupción. ¡El
fenómeno de la corrupción, rostro oscuro del capitalismo salvaje, está
destruyendo a la moral y a la ética!! Esto, claro está, si es que alguna vez,
tales categorías, fueron parte de la “estructura” espiritual del capitalismo.
En este contexto, también tenemos que ubicar al caso ODEBRECHT, una
transnacional de la corrupción. “no es que dicho caso se limite a unos cuantos
mafiosos o coimeros al interior de dicha entidad” como quiere dar a entender el
Sr. PPK, Presidente de la República. Está claro que la práctica de la coima y el
soborno, es decir, la práctica de la corrupción, ha formado parte de su
“política” institucional, probablemente desde que se fundó, allá por el año
1944. Odebrecht, una mega empresa que opera en 22 países de América Latina y
África, con un patrimonio más allá de los 50 mil millones de dólares y con más
de 180 000 trabajadores a su servicio, convenios y asociaciones y hasta con
gobiernos de turno, cuyos actos de corrupción no pueden ser aislados, tampoco
pueden ser resultado de la casualidad o del azar, ni mucho menos el desliz de
algunos de sus funcionarios. A todas luces, la corrupción, lado oscuro de su
praxis institucional, tranquilamente puede, también, ser expresión de ese lado
oscuro del capitalismo salvaje y lado oscuro de la acumulación capitalista.
Además, no sería sólo esta mega empresa, cuya práctica institucional es la
corrupción. En el mundo existiría cientos o tal vez miles de megaempresas de la
misma o mayor dimensión de Odebrecht, como por ejemplo empresas mineras,
petroleras, gasíferas, etc., entre éstas, la Newmont, quienes, también, es
posible que oferten coimas y sobornos a gobernantes de turno y funcionarios
públicos de alto nivel a cambio de concesiones, construcciones de obras de
infraestructura, ejecución de mega- proyectos, mega-planes y mega-programas. Lo
que sucede es que a estas gigantes del capitalismo nadie los investiga, porque
los poderes del Estado devienen en discapacidad visual y auditiva,
discapacidades que ante millones de dólares de coimas y sobornos se agudizan
mucho más. Se habrán preguntado alguna vez, ¿Cual es el origen de los
capitales, de muchas empresas en el mundo? ¿Cuántos de sus accionistas son
gente honesta, ex gobernantes honestos y ex funcionarios públicos de alto nivel
honestos? ¿Acaso ese dinero que van a parar a muchas grandes empresas, a las
cuentas de la gran banca financiera, o a las bolsas de valores del mundo no
serían dinero, provenientes de varias fuentes ilícitas como: narcotráfico, de
lavadores de dinero, de corruptos de alto vuelo, de las coimas y sobornos de
grandes empresas?
Se cayó el mito. En el imaginario popular siempre ha existido la idea de que
“lo privado” es mejor, por ser más eficiente, más eficaz, más operativo y de
mucha mayor calidad. Lo estatal, en cambio, siempre ha sido visto con suspicacia,
sospecha, carente de eficiencia, de eficacia y de calidad. Pero, resulta que,
con el destape a las coimas y sobornos de la Odebrecht, entre lo privado y lo
estatal se constituyen muy buenas asociaciones; pero no para el desarrollo de
una nación, región o comuna local sino para esquilmar los bolsillos del pueblo:
Los privados coimean a las autoridades, a cambio de los proyectos; mientras que
los gobernantes permiten y legalizan sobrevaloraciones en desmedro del erario
nacional y de la calidad de las obras o proyectos. Gracias al mito respecto a
que “lo privado es mejor”, la educación, que debería ser un servicio social de
calidad a la población, otorgada íntegramente por el Estado, al ser, en gran
parte, manejada por “lo privado”, ha sido convertida en una rentable mercancía;
pero al mismo tiempo en la peor de América Latina, por su baja calidad. En fin,
bajo el dominio del libre mercado, todos los sectores de la economía y de los
servicios, básicos o no, funcionan bajo la lógica de “lo privado”. Los
resultados de ello saltan a la vista: pueblos empobrecidos, desempleados,
analfabetismo político, analfabetismo estructural; pero sobre todo, corrupción
galopante que corroe la moral, la dignidad y la esperanza de los pueblos.
Pintado así el panorama ¿Habrá una efectiva lucha contra la corrupción, desde
el Estado?, ¿Sirven las comisiones investigadoras del Congreso? ¿Funcionan las
entidades que supuestamente defienden al pueblo, fiscalizan, controlan los
recursos públicos, como la contraloría, la defensoría del pueblo, las fiscalías
o sólo están de adorno, cobrándose jugosos sueldos? Creo que tales entidades
“fiscalizadoras” y “defensoras del pueblo” nunca cumplieron tales funciones,
por el contrario formarían parte de la danza de la corrupción y de la esa clase
política, cuyo slogan principal es “la plata llega sola”. Tienen que ser otros
países quienes investigan, quienes indican y señalan que en el Perú tres ex
gobernantes estarían muy involucrados en coimas y sobornos de la Odebrecht, de
la Camargo y Correa. Pero, aún así, existe una gran generosidad con corruptos y
corruptores. Pues, los términos aquí son: Vamos a “negociar”, Odebrecht
“colaborará”, “Algunos de la Odebrecht pueden ser los malos”, “fiscal asegura
no tener los nombres de los involucrados”, “la investigación tardará unos seis
meses”, “la instalación de la comisión investigadora recién se instalaría en
enero”; ¿Pero, cuando y para que? Es decir, en pocas palabras, lo de Odebrecht
quedaría impune, al igual que otros casos. ¿De qué nos escandalizamos, si
siempre ha sido así? Una vez “reventado” el chupo del delito, los instrumentos
mediáticos se encargan de generar expectativa en el pueblo, respecto a que “van
a investigar”, van a llamar o invitar a tal o cual personaje para que declare
ante la “comisión investigadora”, el Congreso, inmediatamente, se activa para
formar las famosas “comisiones”, se arma el show mediático hasta que la
población vaya olvidando poco a poco; luego se arman las cortinas de humo, con
otros temas, se empieza hablar de tetas, potos y sacadas de vuelta de las
faranduleros, “íconos de la Tv basura” y asunto olvidado. Y, como para que
algunos se rasquen con mayor intensidad, quienes integran la comisión
investigadora del Congreso, por ejemplo, para el caso Odebrecht, lavajato,
etc., etc, lo integran otros corruptos, quienes adelantan opinión respecto a su
jefe, diciendo que “pondrá las manos al fuego por él”, probablemente de manera
mañosa, para dilatar tiempo o para viciar a propósito la “investigación”.
¿Y, la izquierda? No existe. Salvo para ser furgón de cola de los sucesivos
regímenes de turno derechistas. Ellos no saben que la corrupción es como una
epidemia muy peligrosa que rápidamente contagia a quien asume, llega a un cargo
o le dan una pequeñísima cuota de poder, de la cual queda con dicha marca para
toda su vida. La epidemia de la corrupción no distingue camiseta política,
tampoco ideología, pues ataca a derecha e izquierda. A estos últimos, con mayor
fuerza, si es que no se han vacunado contra tan poderosa epidemia. Muchos
seguramente estarán preguntando y ¿Cuál es esa vacuna? Descúbrala usted mismo.
Asimismo, los sindicatos, como CGTP, que se precia de ser el más grande del
país, en lugar de guardar un silencio, cuyos dirigentes son eternos, deberían,
estar en las calles, pronunciándose sobre la corrupción. ¿Acaso no saben que
esos millones de soles que el Estado despilfarra en corrupción muy bien
serviría para el incremento de salarios a los trabajadores?; de igual manera,
los movimientos políticos, como el llamado Frente Amplio, movimiento de
Afirmación Social, Partido Socialista el Partido Comunista, Tierra y Libertad,
Nuevo Perú, etc., etc. deberían abrir la boca para rechazar y salir a
movilizarse contra la transnacional de la corrupción y las autoridades corruptas
de nuestro país. ¿O es que vanamente se rasgan las vestiduras afirmando que
defienden los intereses del pueblo?; bueno, pues, el pueblo está siendo
saqueado, asaltado, desde hace ya buen tiempo. ¿O, es que, acaso, también
tienen un tremendo “rabo de paja” frente al caso Odebrecht y Lavajato? La
percepción de muchos es que cuando alguien de la izquierda logra una cuota de
poder, su gestión, sea en el gobierno local, regional, congresal, etc., es muy
parecida a la de la derecha, sobre todo en lo que a corrupción se refiere. Si
siguen así, con ese silencio sepulcral, el pueblo les pasará la factura cuando
le pidan su voto en las próximas elecciones.
Escrito: Enero, 2017.