miércoles, noviembre 05, 2014

MATANZA POLICIAL ¿A TAJO ABIERTO?



El boquerón dejado en la laguna yanacocha; después de 20 años de extracción de los minerales que ella contenía, tiene mucha similitud, con el “boquerón” dejado en el cuerpo del Sr. Fidel Flores, sólo que en este último caso, la profundidad es muchísimas veces más significativa y más dolorosa, ya que se ha hecho en un ser humano. Sin duda es un “boquerón” hecho al pueblo cajamarquino, al pueblo peruano y a la humanidad en general. Todo esto en nombre del supremo dinero. A. Z. Lingán       

Sociólogo Avelino Zamora Lingán

Cuando abrí mi Facebook  y observé la huella de los 60 perdigones impregnada en el cuerpo del Sr. Fidel Flores, rápidamente surgió en mi mente la idea de los enormes tajos abiertos y boquerones que las trasnacionales mineras vienen dejando en nuestros andes cajamarquinos  y peruanos, en su afán voraz de extraer nuestros minerales. Pero al mismo tiempo me causó un shock psicológico y atentado contra mi sensibilidad y, estoy seguro, que a cualquier ser humano, especialmente niños, que observe esta imagen le causará la misma sensación.
Sin duda, para que en una sociedad, unos seres humanos (los policías) causen una acción de tal magnitud a su propia especie, esa sociedad tiene que estar ante un fuerte proceso de desquiciamiento y de deshumanización. Si es así, entonces, lo que sustenta Marco Aurelio Denegri, en su famoso ensayo “El Asesino desorganizado” respecto al actual comportamiento humano, estaría más vigente que nunca. En efecto, en el ensayo aludido, se indica que el ser humano es la única especie que se ensaña con su víctima. Por ejemplo, en una pelea, después que ésta ya está vencida o muerta, su agresor le sigue agrediendo, lanzando puñaladas, patadas, balazos, o lo que sea; mientras que los animales, caso del perro, por ejemplo, una vez que el perrito vencido está debajo del perro vencedor, el primero levanta las manos en son de súplica y el perro agresor inmediatamente lo suelta; igual actitud se observa en una pelea de gallos, o en cualquier otra pelea de animales irracionales. En cambio, en los animales racionales, no se observa esto: Fidel Flores, después que ya estaba agonizando, con el enorme “tajo abierto”, como resultado del proyectil, lanzado con los 60 perdigonazos, sus verdugos seguían pateándolo, dándole varazos, a él y a su familia; mientras que los delincuentes semidesnudos, que “colaboraban”  con la policía celebraban su salvajada en son de triunfo.
No, no creo que se haya visto un hecho criminal de esta naturaleza en Cajamarca, al menos yo no he visto, durante los años de vida que tengo. Observar esta imagen (la del “tajo abierto”) lesiona, sin lugar a dudas la mucha o escasa sensibilidad social de cualquier ser humano, excepto, claro está,  la de los  policías y los soldados, por su puesto. Porque, sin duda, estos seres humanos son aceleradamente (en 8 meses) despojados de su condición de tales, les robotizan para que a la presión de un botón actúen sin ninguna contemplación o son adiestrados como perros pitbuls para que en el momento que sus amos les ordenen “ataquen” y ellos irracionalmente atacan, dejando consecuencias letales, como en el Sr. Fidel Flores.
Lo que preocupa es que el pueblo se puede ir adaptando a ver o convivir con este tipo de hechos y, eso si sería peligroso. Los elementos represores conocen este tipo de actitudes que desarrollan los pueblos, más aún cuando se muestra poca acción o respuestas contundentes a tales hechos. Ciertamente, el pueblo reacciona espontáneamente ante una primera vez, puede reaccionar ante una segunda o tercera; pero luego, si sus reacciones o respuestas no impactan en los elementos represores de una manera contundente, el pueblo cae en el cansancio, cae en la rutina y entonces se habrá generado un proceso de adaptación, acompañado de resignación, impotencia, indiferencia, etc. En pocas palabras, la tendencia de un ser humano es sobre conmoverse o sobre indignarse ante un primer hecho de sangre; ante un segundo hecho de la misma naturaleza, su grado de indignación o conmoción puede disminuir; frente a un tercer hecho de sangre ya su indignación y su conmoción es mucho menor y así sucesivamente hasta llegar a cero conmoción y cero indignación. En este caso habrán triunfado las fuerzas represivas. Por ejemplo, las luchas contra el mega proyecto Conga han devenido, de alguna manera, en la rutina. Movilizaciones estériles (cuatro vueltas en la plaza de armas y rompan filas, cada uno a sus domicilios, hasta la próxima movilización, llevada a cabo en similares condiciones) En este contexto, es que la transnacional continúa lentamente con sus operaciones, al menos preparando sus accesos, sus carreteras, moviendo las piedras, destruyendo los bofedales, etc, etc., lo cual, sin duda, puede ocasionar el resecado de las lagunas, sin que éstas sean tocadas; porque las luchas que se llevaron a cabo no impactaron de manera contundente en quienes quieren destruirlas. En fin, sólo esperamos que en lo sucesivo, las luchas del pueblo sean mucho más pensadas, más planificadas, con mejores estrategias; mucho más unidas y organizadas, y sobre todo con dirigentes despojados de actitudes infantilistas; pero con mayor impacto en los grupos de poder, para que éstos cedan ante las exigencias de los pueblos.
Termino el presente comentario, para que el pueblo reflexione profundamente: SI UNA HORMIGA PICA A UN ELEFANTE, ÉSTE NI SIQUIERA LO SIENTE; PERO, SI MILLONES DE HORMIGAS LO PICAN, TÉNGANLO POR SEGURO, QUE EL ELEFANTE MUERE. Escrito: 4 de noviembre del 2014     magen le causará la misma sensación.
Sin duda, para que en una sociedad, unos seres humanos (los policías) causen una acción de tal magnitud a su propia especie, esa sociedad tiene que estar ante un fuerte proceso de desquiciamiento y de deshumanización. Si es así, entonces, lo que sustenta Marco Aurelio Denegri, en su famoso ensayo “El Asesino desorganizado” respecto al actual comportamiento humano, estaría más vigente que nunca. En efecto, en el ensayo aludido, se indica que el ser humano es la única especie que se ensaña con su víctima. Por ejemplo, en una pelea, después que ésta ya está vencida o muerta, su agresor le sigue agrediendo, lanzando puñaladas, patadas, balazos, o lo que sea; mientras que los animales, caso del perro, por ejemplo, una vez que el perrito vencido está debajo del perro vencedor, el primero levanta las manos en son de súplica y el perro agresor inmediatamente lo suelta; igual actitud se observa en una pelea de gallos, o en cualquier otra pelea de animales irracionales. En cambio, en los animales racionales, no se observa esto: Fidel Flores, después que ya estaba agonizando, con el enorme “tajo abierto”, como resultado del proyectil, lanzado con los 60 perdigonazos, sus verdugos seguían pateándolo, dándole varazos, a él y a su familia; mientras que los delincuentes semidesnudos, que “colaboraban”  con la policía celebraban su salvajada en son de triunfo.
No, no creo que se haya visto un hecho criminal de esta naturaleza en Cajamarca, al menos yo no he visto, durante los años de vida que tengo. Observar esta imagen (la del “tajo abierto”) lesiona, sin lugar a dudas la mucha o escasa sensibilidad social de cualquier ser humano, excepto, claro está,  la de los  policías y los soldados, por su puesto. Porque, sin duda, estos seres humanos son aceleradamente (en 8 meses) despojados de su condición de tales, les robotizan para que a la presión de un botón actúen sin ninguna contemplación o son adiestrados como perros pitbuls para que en el momento que sus amos les ordenen “ataquen” y ellos irracionalmente atacan, dejando consecuencias letales, como en el Sr. Fidel Flores.
Lo que preocupa es que el pueblo se puede ir adaptando a ver o convivir con este tipo de hechos y, eso si sería peligroso. Los elementos represores conocen este tipo de actitudes que desarrollan los pueblos, más aún cuando se muestra poca acción o respuestas contundentes a tales hechos. Ciertamente, el pueblo reacciona espontáneamente ante una primera vez, puede reaccionar ante una segunda o tercera; pero luego, si sus reacciones o respuestas no impactan en los elementos represores de una manera contundente, el pueblo cae en el cansancio, cae en la rutina y entonces se habrá generado un proceso de adaptación, acompañado de resignación, impotencia, indiferencia, etc. En pocas palabras, la tendencia de un ser humano es sobre conmoverse o sobre indignarse ante un primer hecho de sangre; ante un segundo hecho de la misma naturaleza, su grado de indignación o conmoción puede disminuir; frente a un tercer hecho de sangre ya su indignación y su conmoción es mucho menor y así sucesivamente hasta llegar a cero conmoción y cero indignación. En este caso habrán triunfado las fuerzas represivas. Por ejemplo, las luchas contra el mega proyecto Conga han devenido, de alguna manera, en la rutina. Movilizaciones estériles (cuatro vueltas en la plaza de armas y rompan filas, cada uno a sus domicilios, hasta la próxima movilización, llevada a cabo en similares condiciones) En este contexto, es que la transnacional continúa lentamente con sus operaciones, al menos preparando sus accesos, sus carreteras, moviendo las piedras, destruyendo los bofedales, etc, etc., lo cual, sin duda, puede ocasionar el resecado de las lagunas, sin que éstas sean tocadas; porque las luchas que se llevaron a cabo no impactaron de manera contundente en quienes quieren destruirlas. En fin, sólo esperamos que en lo sucesivo, las luchas del pueblo sean mucho más pensadas, más planificadas, con mejores estrategias; mucho más unidas y organizadas, y sobre todo con dirigentes despojados de actitudes infantilistas; pero con mayor impacto en los grupos de poder, para que éstos cedan ante las exigencias de los pueblos.
Termino el presente comentario, para que el pueblo reflexione profundamente: SI UNA HORMIGA PICA A UN ELEFANTE, ÉSTE NI SIQUIERA LO SIENTE; PERO, SI MILLONES DE HORMIGAS LO PICAN, TÉNGANLO POR SEGURO, QUE EL ELEFANTE MUERE.
 Escrito: 4 de noviembre del 2014  

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