miércoles, enero 11, 2017

ACUMULACIÓN CAPITALISTA Y CORRUPCION: LA SIMBIOSIS PERFECTA


Generalmente, muchas mega empresas “juegan” con doble moral: Participan en las licitaciones, muestran a la comunidad su lado bueno y legal, como el hecho de “apoyar al desarrollo”, capacitar a los jóvenes, “contribuir”, de diversa maneras, a la dinámica social; mientras que “por debajo de la mesa” o “por detrás de la apariencia” expresan su lado oscuro, como por ejemplo, el de corromper a los gobernantes y a cuanto funcionario público de alto nivel, a cambio de favoritismo en las concesiones de cualquier tipo que éstas sean.
Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán

Tal vez, lo más difícil de objetar es aquel mito en el cual la gran mayoría de personas creen, respecto a que el origen del capital es resultado del esfuerzo individual, de la capacidad intelectual, de la buena fe, de la creatividad y hasta de la buena suerte; y no del saqueo, del latrocinio, del despojo al débil, de la confabulación y de las invasiones bárbaras, del imperialismo y por último de la esclavitud y de la muerte. En general, que la acumulación capitalista debe su origen a la expresión más oscura y egoísta del ser humano. Desde esta perspectiva, la corrupción, fenómeno no nuevo, pero sí mucho más expresivo y más generalizado en estos últimos tiempos, no nos debe extrañar demasiado, puesto que tal como reza el título del presente comentario, acumulación y corrupción constituye la simbiosis perfecta, o mejor dicho, acumulación y corrupción capitalista se complementan unas otras, ambas categorías se necesitan mutuamente para poder reproducirse. 

Pero, ¿A qué nos referimos con acumulación capitalista? Nos referimos a la acumulación de capital que sólo unos pocos están en condiciones de hacerlo, como resultado de la explotación social (Explotación del Hombre por el Hombre), por medios que pueden ser lícitos e ilícitos. Cabe advertir que los conceptos “lícitos” e “Ilícitos” son relativos y están comprendidos en el campo de lo subjetivo y de los valores. En esta medida, lo que es legal para algunos, para otros puede ser ilegal y viceversa. En el caso del origen del capital o de la acumulación capitalista, cuyos antecedentes se remonta tanto al esclavismo como al feudalismo, los medios empleados como la compra-venta de esclavos, luego el saqueo, el despojo a los campesinos, de hecho son ilegales, pero, para los protagonistas de tales hechos seguramente son o eran “legales”. Es más, tal “legalidad” de la propiedad, resultado del despojo, era otorgada por jueces o por la clase política en el poder; mientras que la iglesia se encargaba de bendecir tales actos de saqueo y despojo a los pueblos por un puñado de “hombres fuertes” y, es la iglesia misma quien no duda en acumular propiedades resultado del despojo a los pueblos rurales, dándole, a todo esto un carácter divino. Posteriormente, esas propiedades sufren una especie de mutación o transformación y son convertidas en medios de producción, en grandes instalaciones, maquinaria pesada, edificios, con lo cual se inicia el proceso de acumulación capitalista.
Es en este contexto donde hay que ubicar al fenómeno de la corrupción en el Perú, en América Latina y en cualquier otro punto del planeta donde el capitalismo salvaje está reinando. Los actos de corrupción no se limitan a simples actos aislados de las personas, o actos aislados de corrupción en algunas instituciones o en algunas organizaciones o acciones de corrupción en algunos países. La corrupción, tal como se expresa en la actualidad, de manera tan descarada, abierta, generalizada e intensificada, ya es un fenómeno social que está corroyendo a las sociedades del siglo XXI. La corrupción es un fenómeno social que socaba lo más íntimo de una sociedad como es la moral y la ética. No obstante, cuando nos referimos a la moral y a la ética obviamente se trata de la moral y ética capitalista o burguesa, dado que tales categorías responden a su superestructura; sin embargo, vale reconocer que aún esta moral y esta ética están siendo socavadas por el fenómeno de la corrupción. ¡El fenómeno de la corrupción, rostro oscuro del capitalismo salvaje, está destruyendo a la moral y a la ética!! Esto, claro está, si es que alguna vez, tales categorías, fueron parte de la “estructura” espiritual del capitalismo.
En este contexto, también tenemos que ubicar al caso ODEBRECHT, una transnacional de la corrupción. “no es que dicho caso se limite a unos cuantos mafiosos o coimeros al interior de dicha entidad” como quiere dar a entender el Sr. PPK, Presidente de la República. Está claro que la práctica de la coima y el soborno, es decir, la práctica de la corrupción, ha formado parte de su “política” institucional, probablemente desde que se fundó, allá por el año 1944. Odebrecht, una mega empresa que opera en 22 países de América Latina y África, con un patrimonio más allá de los 50 mil millones de dólares y con más de 180 000 trabajadores a su servicio, convenios y asociaciones y hasta con gobiernos de turno, cuyos actos de corrupción no pueden ser aislados, tampoco pueden ser resultado de la casualidad o del azar, ni mucho menos el desliz de algunos de sus funcionarios. A todas luces, la corrupción, lado oscuro de su praxis institucional, tranquilamente puede, también, ser expresión de ese lado oscuro del capitalismo salvaje y lado oscuro de la acumulación capitalista. Además, no sería sólo esta mega empresa, cuya práctica institucional es la corrupción. En el mundo existiría cientos o tal vez miles de megaempresas de la misma o mayor dimensión de Odebrecht, como por ejemplo empresas mineras, petroleras, gasíferas, etc., entre éstas, la Newmont, quienes, también, es posible que oferten coimas y sobornos a gobernantes de turno y funcionarios públicos de alto nivel a cambio de concesiones, construcciones de obras de infraestructura, ejecución de mega- proyectos, mega-planes y mega-programas. Lo que sucede es que a estas gigantes del capitalismo nadie los investiga, porque los poderes del Estado devienen en discapacidad visual y auditiva, discapacidades que ante millones de dólares de coimas y sobornos se agudizan mucho más. Se habrán preguntado alguna vez, ¿Cual es el origen de los capitales, de muchas empresas en el mundo? ¿Cuántos de sus accionistas son gente honesta, ex gobernantes honestos y ex funcionarios públicos de alto nivel honestos? ¿Acaso ese dinero que van a parar a muchas grandes empresas, a las cuentas de la gran banca financiera, o a las bolsas de valores del mundo no serían dinero, provenientes de varias fuentes ilícitas como: narcotráfico, de lavadores de dinero, de corruptos de alto vuelo, de las coimas y sobornos de grandes empresas? 
Se cayó el mito. En el imaginario popular siempre ha existido la idea de que “lo privado” es mejor, por ser más eficiente, más eficaz, más operativo y de mucha mayor calidad. Lo estatal, en cambio, siempre ha sido visto con suspicacia, sospecha, carente de eficiencia, de eficacia y de calidad. Pero, resulta que, con el destape a las coimas y sobornos de la Odebrecht, entre lo privado y lo estatal se constituyen muy buenas asociaciones; pero no para el desarrollo de una nación, región o comuna local sino para esquilmar los bolsillos del pueblo: Los privados coimean a las autoridades, a cambio de los proyectos; mientras que los gobernantes permiten y legalizan sobrevaloraciones en desmedro del erario nacional y de la calidad de las obras o proyectos. Gracias al mito respecto a que “lo privado es mejor”, la educación, que debería ser un servicio social de calidad a la población, otorgada íntegramente por el Estado, al ser, en gran parte, manejada por “lo privado”, ha sido convertida en una rentable mercancía; pero al mismo tiempo en la peor de América Latina, por su baja calidad. En fin, bajo el dominio del libre mercado, todos los sectores de la economía y de los servicios, básicos o no, funcionan bajo la lógica de “lo privado”. Los resultados de ello saltan a la vista: pueblos empobrecidos, desempleados, analfabetismo político, analfabetismo estructural; pero sobre todo, corrupción galopante que corroe la moral, la dignidad y la esperanza de los pueblos. 
Pintado así el panorama ¿Habrá una efectiva lucha contra la corrupción, desde el Estado?, ¿Sirven las comisiones investigadoras del Congreso? ¿Funcionan las entidades que supuestamente defienden al pueblo, fiscalizan, controlan los recursos públicos, como la contraloría, la defensoría del pueblo, las fiscalías o sólo están de adorno, cobrándose jugosos sueldos? Creo que tales entidades “fiscalizadoras” y “defensoras del pueblo” nunca cumplieron tales funciones, por el contrario formarían parte de la danza de la corrupción y de la esa clase política, cuyo slogan principal es “la plata llega sola”. Tienen que ser otros países quienes investigan, quienes indican y señalan que en el Perú tres ex gobernantes estarían muy involucrados en coimas y sobornos de la Odebrecht, de la Camargo y Correa. Pero, aún así, existe una gran generosidad con corruptos y corruptores. Pues, los términos aquí son: Vamos a “negociar”, Odebrecht “colaborará”, “Algunos de la Odebrecht pueden ser los malos”, “fiscal asegura no tener los nombres de los involucrados”, “la investigación tardará unos seis meses”, “la instalación de la comisión investigadora recién se instalaría en enero”; ¿Pero, cuando y para que? Es decir, en pocas palabras, lo de Odebrecht quedaría impune, al igual que otros casos. ¿De qué nos escandalizamos, si siempre ha sido así? Una vez “reventado” el chupo del delito, los instrumentos mediáticos se encargan de generar expectativa en el pueblo, respecto a que “van a investigar”, van a llamar o invitar a tal o cual personaje para que declare ante la “comisión investigadora”, el Congreso, inmediatamente, se activa para formar las famosas “comisiones”, se arma el show mediático hasta que la población vaya olvidando poco a poco; luego se arman las cortinas de humo, con otros temas, se empieza hablar de tetas, potos y sacadas de vuelta de las faranduleros, “íconos de la Tv basura” y asunto olvidado. Y, como para que algunos se rasquen con mayor intensidad, quienes integran la comisión investigadora del Congreso, por ejemplo, para el caso Odebrecht, lavajato, etc., etc, lo integran otros corruptos, quienes adelantan opinión respecto a su jefe, diciendo que “pondrá las manos al fuego por él”, probablemente de manera mañosa, para dilatar tiempo o para viciar a propósito la “investigación”. 
¿Y, la izquierda? No existe. Salvo para ser furgón de cola de los sucesivos regímenes de turno derechistas. Ellos no saben que la corrupción es como una epidemia muy peligrosa que rápidamente contagia a quien asume, llega a un cargo o le dan una pequeñísima cuota de poder, de la cual queda con dicha marca para toda su vida. La epidemia de la corrupción no distingue camiseta política, tampoco ideología, pues ataca a derecha e izquierda. A estos últimos, con mayor fuerza, si es que no se han vacunado contra tan poderosa epidemia. Muchos seguramente estarán preguntando y ¿Cuál es esa vacuna? Descúbrala usted mismo. Asimismo, los sindicatos, como CGTP, que se precia de ser el más grande del país, en lugar de guardar un silencio, cuyos dirigentes son eternos, deberían, estar en las calles, pronunciándose sobre la corrupción. ¿Acaso no saben que esos millones de soles que el Estado despilfarra en corrupción muy bien serviría para el incremento de salarios a los trabajadores?; de igual manera, los movimientos políticos, como el llamado Frente Amplio, movimiento de Afirmación Social, Partido Socialista el Partido Comunista, Tierra y Libertad, Nuevo Perú, etc., etc. deberían abrir la boca para rechazar y salir a movilizarse contra la transnacional de la corrupción y las autoridades corruptas de nuestro país. ¿O es que vanamente se rasgan las vestiduras afirmando que defienden los intereses del pueblo?; bueno, pues, el pueblo está siendo saqueado, asaltado, desde hace ya buen tiempo. ¿O, es que, acaso, también tienen un tremendo “rabo de paja” frente al caso Odebrecht y Lavajato? La percepción de muchos es que cuando alguien de la izquierda logra una cuota de poder, su gestión, sea en el gobierno local, regional, congresal, etc., es muy parecida a la de la derecha, sobre todo en lo que a corrupción se refiere. Si siguen así, con ese silencio sepulcral, el pueblo les pasará la factura cuando le pidan su voto en las próximas elecciones. 
Escrito: Enero, 2017.

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