Por: Jaime Abanto Padilla
Balcón Interior-Panorama
Cajamarquino
Ante ayer llegaron los restos de Juanita
Mendoza y una vez más el dolor nos gritó en la cara el problema de una sociedad
que va en retroceso. Hemos perdido el norte de nuestra lucha contra la
violencia a la mujer. Se intensifica más cada día y ninguna marcha ha
podido frenar esa ola creciente que nos golpea cada vez más fuerte.
A diario los noticieros dan
cuenta de historias trágicas que nos duelen y que no hay una estrategia que
haya resultado eficaz contra ello.
Mucha responsabilidad tienen los
medios de comunicación convertidos en su mayoría en cloacas infectas que solo
muestran programas retrogradas que exhiben a la mujer como un objeto.
Los diarios y revistas muestran
mujeres desnudas. La publicidad la luce con desfachatez en programas
cargados de mensajes subliminales de corte erótico. Mientras un grupo de mujeres
salen semidesnudas en programas en donde compiten para demostrar niveles de ignorancia
suprema y acabar lanzándose una torta en la cara. Mientras ellos sigan siendo
los ídolos delas generaciones jóvenes no hay posibilidad de cambio.
Seguiremos escuchando a diario ataques salvajes cargados de violencia y sadismo.
Mientras los jóvenes sigan viendo cada día en la televisión a hombres y
mujeres frotando sus cuerpos semidesnudos, seguiremos descendiendo como
sociedad.
Hay responsabilidad y culpa en el gobierno.
En quienes consumen esa basura
televisiva que degrada a la mujer. Todos tenemos una madre, una esposa,
hijas, amigas, vecinas, nadie está libre de ser una víctima de crímenes demenciales
como el ocurrido con Juanita Mendoza. Los ministros se santiguan y persignan, pero
son cómplices.
Hace unos días el periodista Beto
Ortiz cuestionaba al fiscal Alfredo Rebaza sin fundamento legal. El pedófilo
más famoso de la televisión criticaba aprovechando que tenía una amplia
audiencia en un canal de señal abierta y muchos otros han cuestionado
la actuación del Ministerio Público apresuradamente. Los procesos tienen
etapas y plazos, se prejuzgó al fiscal Rebaza inmerecidamente.
Ahora saldrán
los indignados a aprovecharse del caso, los políticos prometerán reformas
y los medios de comunicación harán comidilla con el triste hecho. Hay una
responsabilidad colectiva, hay culpa compartida más allá delos discursos, aquí
todos somos responsables, todos tenemos un poco de culpa en esta muerte que
enluta a Cajamarca y deja en la orfandad a tres niños.
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