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Entrevista con Juan Carlos Guerra del Colectivo Desde el Margen
Tal
vez desde el 2002, 2003 Ecuador empieza a ser un país donde se lava mucho
dinero por el hecho de que ya no había que cambiar la moneda para lavarla.
Lo
que se vendía por parte de la droga, que era en dólares, era más fácil irlo
involucrando en el sistema financiero ecuatoriano exportador, importador,
agroexportador que son en realidad los beneficiarios de esta guerra porque es
donde está la plata.
A
partir de eso, y en base a diferentes circunstancias y motivos, estas bandas
delincuenciales se van haciendo más grandes. Aunque siguen siendo bandas
delincuenciales periféricas en comparación a lo que eran los cárteles de los
años 80, 90, o lo que son hasta ahora en México.
No
son cárteles, son bandas criminales, muchas apegadas al transporte de la droga.
No son productores, no cocinan droga. Lo que hacen es transportarla. Por eso
son bandas más o menos periféricas. Digámoslo así. Pero entre los sectores
populares desposeídos, completamente marginados, van teniendo su base social.
Jóvenes desde los 13, 14 años que no tienen otra perspectiva de futuro y que
encuentran en las bandas la forma de incluirse en algo y lograr tener recursos
para poder comer y vivir.
Obviamente
las guerras territoriales, los cambios de gobierno, los cambios de estructura
de poder, hacen que las bandas estén manejadas por esas estructuras de poder y
por las élites. Tal vez no manejadas directamente pero por lo menos son
aliadas, y también con la policía y las fuerzas armadas, incluyendo ejército,
marina. La fuerza aérea un poco menos, pero igual.
Entonces
eso ha ido configurando a partir del 2020, del 2021 una ola de violencia que ha
ido creciendo y creciendo en el país.
Nosotros
creemos que esa ola de violencia también se da en perspectiva de lo que pasó en
octubre del 2019. El estallido, el levantamiento indígena y popular que se dio
en el 2019 fue algo que las élites, las oligarquías y los grandes grupos de
poder no tenían previsto. Tampoco los sectores populares. Fue algo bastante
espontáneo pero que pudo en cierto momento, por la fuerza del movimiento
indígena, tomar un rumbo.
Y
obviamente, cuando las fuerzas populares empezaron a organizarse, las élites se
asustaron. Y una forma de control es la violencia y el narcotráfico. No podría
decir que las élites manejan a las mafias, pero sí están aliadas. Entonces esta
ola de violencia también tiene que ver con una respuesta de las élites a la
organización popular y eso ha permitido que lleguemos hasta este límite; que
nos hagan tener tanto miedo que nos inmovilicen con el miedo.
Así,
todas las respuestas antipopulares que se están dando: la subida del IVA, la
firma del TLC con China, el acuerdo militar con Estados Unidos, del que poco se
habla, y otras cosas, se puedan hacer tranquilamente porque no hay una
respuesta. No porque no se quiera sino porque no se sabe cómo hacerlo, en
primer lugar, y segundo porque el miedo en este momento aún nos tiene
paralizados.
Seguramente
a medida de lo que va pasando, algunas soluciones y perspectivas se verán. Pero
por el momento la situación está así. Eso no significa que los sectores
populares y sectores del movimiento indígena estén detenidos. No. Es más. En
los sectores donde está el movimiento indígena es donde menos violencia hay
debido a todo el control territorial, la lógica de organización comunitaria y
ese tipo de cosas.
Lo
peligroso ahora es que con la militarización los militares se vayan a meter en
estos sectores del movimiento indígena y detengan cualquier tipo de
organización y movilización. No las mafias, porque el movimiento indígena ha
sabido con organización y control territorial y comunitario pararles a las
mafias. Pero al estado es más difícil.
Esta
lógica de militarización ya está, por lo menos en los barrios periféricos de
Guayaquil, Quito y Esmeralda que son las provincias más afectadas.
Esmeralda
es una provincia afro y es la más afectada por las mafias, por el mismo hecho
de tener puertos en el Pacífico, estar en el norte, tener conexión con Colombia
por la frontera. Siempre ha sido la más golpeada, y también ha sido la más
golpeada porque es un territorio que tiene minerales y que tiene tierra, y que
siempre las élites han querido apropiarse de esa tierra. Y lo que hacen es que
las personas vayan desplazándose de sus tierras, vendan esa tierra a precio de
gallina enferma y al final terminan haciendo las grandes empresas el
monocultivo palmícora principalmente.
Es
lo que pasa en Esmeralda. Además de las lógicas del turismo, porque es una zona
donde hay mucha playa y las grandes empresas turísticas quieren apropiarse ahí
y obviamente quieren desplazar a los pequeños empresarios turísticos, los
dueños de hoteles pequeños para construir ahí grandes emporios turísticos con
ayuda de los militares , de la policía y del estado. Ingresan ahí y se plantan.
Lo
mismo pasa en Guayaquil, en Quito. En este momento lo que nosotros estamos
temiendo es que en las zonas de organización del movimiento indígena vaya a
haber una presencia militar mucho más fuerte para impedir tanto la organización
como la movilización, ya sea ahora o en el futuro.
Seguramente
en este momento todos los compañeros de parte del movimiento se deben estar
organizando, viendo qué hacer y seguramente habrá una respuesta a corto plazo.
Pero en este momento todavía no hemos salido del shock. De este golpe que nunca
nos habían dado pero que ya lo veíamos venir.
En
los sectores urbanos también marginales, donde la lógica del terror se va
sintiendo, mucha gente está de acuerdo con lo que está viniendo: la
militarización, la fascistización de la sociedad, el hecho de que se pueda
nomás así humillar o matar o disparar al otro sin cargo ni inventario; donde
casi siempre los jóvenes hombres son la carga de cañón y las mujeres son las
que tienen que sufrir todo el embate de las guerras.
Toda
esta generación del shock, de la doctrina del shock es para meter las medidas
impopulares como lo del IVA, el TLC con China o el acuerdo militar con Estados
Unidos, pero además también se querrá meter gran minería en los sectores
indígenas, quitar el subsidio al combustible.
Todas
estas medidas que están atrás de este golpe, este shock que nos están metiendo
tiene mucho que ver con cuáles son los beneficiarios de esta guerra. No son las
mafias, no son estos grupos delincuenciales.
¿Quienes
son los beneficiarios?
Al
final los beneficiarios son los grandes capitales, las grandes mineras, las
grandes empresas de extractivismo turístico. Incluso los grandes centros
comerciales para la extracción urbana.
La presencia del estado siempre ha sido una presencia militar
Aquí
en el Ecuador la presencia militar siempre ha existido. De alguna forma en
todas las comunidades ha existido. Ha sido la presencia natural del estado, la
presencia militar en todas partes.
La
diferencia ahora es que viene con una presencia de control mucho más fuerte.
Siempre
que ha habido algún problema de extracción minera en el Ecuador han sido el
ejército o la policía los que se han metido, porque debido al control
territorial que tiene el movimiento indígena aquí en el Ecuador las bandas
delincuenciales han sido muy poquitas, entonces es más fácil desplazar a la
gente con presencia militar que con presencia de bandas delincuenciales.
Estrategia electoral de Novoa
Obviamente
toda esta oleada de violencia le ha servido al estado, y al presidente y al
gobierno para generar todo lo que está viniendo y empezar a meternos cosas.
Por
otra parte, las elecciones son el 2025. Seguramente también está haciendo todo
esto porque necesita ganar una reelección para poder durar 4 años más. Y va en
camino de eso. Esto también es parte de su estrategia electoral para poder
ganar esas elecciones.
La gente estorba al capital en todo el mundo
La
lógica de la militarización que no sólo es un problema ecuatoriano, es una
lógica geopolítica. Nosotros creemos que es todo Latinoamérica y el mundo en
general el que está yendo al camino de sociedades militarizadas para generar
control, porque hay mucha gente y pocos recursos y obviamente las lógicas del
capital extractivo lo que quieren es acaparamiento de recursos y la gente le
estorba y obviamente nos están matando y eso es lo que está pasando en el
Ecuador.
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