¡SOS… UN BALDE DE AGUA POR FAVOR, QUE LA “BELLA DURMIENTE”
SE MUERE DE SED!
(“Si entre dos enemigos pequeños existe
un tercero; y, éste, es un gigante; entonces, los dos enemigos están
obligados a unirse; de lo contrario puede que el gigante derrote a los dos”)
Por
Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
La
ciudad de Cajamarca, antigua ciudad apacible, de hermoso cielo azul y fulguroso
sol, de bellos paisajes verdes, por sus
abundantes retamas, de hermosas flores amarillas; configurando un clima
equilibrado; el cual, como se dice, “no era ni tan caliente que queme a la
virgen, ni tan frío que lo congele”; y, qué decir de sus campiñas periféricas,
bulliciosas por el trinar de sus aves, especialmente del indio pishgo; y, si
usted se daba una vuelta por sus partes más altas, seguro que se tropezaba con
sus puquios y manantiales, cual espejos, por sus aguas cristalinas, donde se
bañaban hermosos patos silvestres, bajo la mirada atenta de las china lindas
(hermosa ave que al parecer ya desapareció); agua que provocaba beberla, y en
efecto lo hacíamos, tomándola directamente de la fuente con el sombrero (el
famoso sombrerazo de agua) o tirándonos de
barriga si es que no se llevaba sombrero; la dulzura de esa agua de aquellos
tiempos sí que merecía ser saboreada, sin ningún temor por algún daño a la
salud. Por la noche la ciudad se tornaba aún más apacible y hermosa, las escazas
personas que paseaban por sus principales calles y avenidas, a cualquier hora
de la noche, se deleitaban observando la constelación de estrellas, las cuales
parecían estar muy cerca de la tierra y las bombillas de tenue luz, que
parecían velas; y, lo más importante, a nadie le surgía en la mente la idea de
un asalto, robo o violación. La seguridad ciudadana se reforzaba, en ese
entonces, cuando en cada esquina usted encontraba a la famosa “pareja” ¿quién
era? Dos efectivos de la desaparecida Guardia Civil. ¡Qué tiempos esos!: cuando en
el imaginario popular yacía la idea en cuanto a que el policía era “amigo” del
pueblo. Entonces eran tiempos que sugerían llamar a la ciudad de Cajamarca, “la
bella durmiente”; tan durmiente estaba que cuando en 1993 llegó su peor pesadilla, ni siquiera lo sintió;
pues, tal pesadilla no logró despertarlo sino hasta ahora en que, como una
aplanadora, traerse abajo casi todos sus cerros, terminando así, con la mayoría
de sus fuentes de agua y colchones acuíferos; al mismo tiempo que ese cielo
azul, cada vez es más gris; del bello paisaje ya queda muy poco, desaparecieron
las retamas y el trinar de las aves, el croar de los sapos; creo que el indio
pishgo ya es leyenda; las aguas se vistieron de siete colores, cual arco iris; y
el policía de hoy, lejos de ser un “amigo” se comporta más como un enemigo, en
tanto que, cual perro de presa, está a la espera que su amo le ordene “ataca” y
él inmediatamente se lanza al cuerpo de sus víctimas, que somos los del pueblo.
Sí, hoy,
la “bella durmiente” y apacible ciudad cajamarquina, ya no existe más, es
historia y sólo queda para que los cuentistas estructuren un bello cuento de lo
que fue hace cerca de 20 años, para ser contada a las futuras generaciones. En
efecto, hoy más del 99 % de cerca de 200,000 habitantes, que tiene la ciudad de
Cajamarca, está al borde de la desesperación; y, por qué, no decirlo, al borde
de una psicosis colectiva, otros dirían a punto de explotar. Los más alarmistas
creen que está a punto de ser reubicada a otro lugar. Pues, la población no
sabe qué hacer, tal vez se siente impotente o resignada, o tal vez se llene de
coraje, despierte y expulse a esa pesadilla que le invadió en 1993, haciéndose la
idea que, lo que le está pasando ahora, tal vez sea por esa excesiva pasividad,
lindante con la estupidez e ilusión en un “desarrollo” que nunca se hizo
realidad. Es más, hoy más que nunca está tomando conciencia que ningún “desarrollo”
sería tal si es que no tiene el líquido vital que es el agua. Pues, de nada
serviría ese “desarrollo” del cual tanto le han hablado durante los 18 años de
su largo sueño. “La bella durmiente” y apacible Cashamarca o pueblo de las espinas, ya no existe más,
porque cuando lo era, apenas bordeaba las 90,000 personas; en su gran mayoría
cajachos y cajachas; pero hoy, esta vapuleada, contaminada y sedienta ciudad, alberga
a una población cercana a los 200,000 habitantes, de los cuales una gran cantidad
foráneos, aunque compatriotas; quienes llegaron
a esta ciudad motivados, digámoslo de alguna manera, por “el sueño del oro”; pero, en realidad,
llegaron por el sueño laboral. Llegaron desde Arequipa, Cuzco, Puno, Lima,
Ayacucho, Piura, es decir, arribaron de casi todas las regiones del Perú,
configurando así una ciudad cosmopolita, a lo cual se suman los campesinos
inmigrantes de los alrededores cajamarquinos; así, la “bella durmiente” es una
ciudad cuyos servicios básicos han colapsado y cuyas fuentes de empleo se
tornan más disputadas, más aún cuando desde el propio Estado y la transnacional
hicieron creer a la población que la única fuente de empleo y de desarrollo es
la minería; criterio bajo el cual se ha abandonado a la agricultura, la
ganadería, la agroindustria, la forestación, el turismo, la artesanía, etc. Es
así como todo un pueblo ha sido convertido en “orodepediente” o “minerodependiente”,
porque se ha comprado aquella mentira barata respecto a que “salvo la minería
el resto es cuento”. Resulta que dicho cuento ha sido el somnífero más poderoso
y duradero para la población cajamarquina. Tanto así que durante 18 años la “bella
durmiente” siguió durmiendo plácidamente, hasta que cuando despertó ya se dio
cuenta que la mayoría de sus manantiales, puquios, lagunas, canales de riego,
sus ríos y quebradas ya no existen más, o si es que existen están altamente
contaminados y con caudales que fluyen en pequeñas cantidades, muy parecidas al
flujo de la orina de algún paisano cajacho.
La “bella
durmiente” ya no es tal, porque hoy ni bien sale usted de su domicilio, le
empieza a rondar la idea de un asalto, un robo o un accidente de tránsito, idea
que se intensifica mucho más si se encuentra en ciertas calles o avenidas
pasada las 9 ó diez de la noche, aún ni en su propio domicilio se puede usted
sentir seguro. Asimismo, el ruido excesivo en decibeles de los vehículos
motorizados y sus claxons; al igual que el silbato de los o las policías que disqué
“ordenan” el tránsito y el propio ruido de la gran cantidad de gente que
diariamente circula por las calles y plazas, plazuelas y mercados, despertaron
a la “bella bella durmiente” y tal vez ésta ya no se quede dormida, sería mucho
mejor, y más bien se convierta en feroz vigilante de sus escasos recursos
hídricos que todavía le quedan. No cabe la menor duda que así va ser: Pues
desde hace 10 meses, la población cajamarquina está alborotada, fraternalmente
y sin ninguna alusión diríamos: El “gallinero esta alborotado”, porque se dio
cuenta que estaba consumiendo agua de desagüe minero y, además, por impedir que
un mega proyecto, mucho más letal para la naturaleza y el ecosistema, está a
punto de ser ejecutado, agravando más la situación de la población cajacha. Y,
esto, creo, que tiene que ser así. Salvo que esté dispuesta a pagar UN NUEVO
SOL por 01 balde de agua, por hoy, como ya lo están haciendo algunos vecinos,
de algunos barrios; mañana quien sabe, ese precio puede elevarse a dos, tres
cuatro, cinco o diez nuevos soles, o peor aún: usted no podría encontrar agua
ni por todo el dinero del mundo. ¡Recordemos que estamos viviendo el proceso del
calentamiento global, donde el recurso agua está condenado a desaparecer, tal
como ya está sucediendo en África y en Groenlandia, debido al incontenible e inevitable
derretimiento de glaciares. Aquí, en Perú, el Pastoruri es el mejor ejemplo de
derretimiento de glaciares; pues, según los expertos, ya ha desaparecido más
del 40 %, dejando así a varios pueblos perféricos sin el vital recurso hídrico.
No cabe
duda, que la “época de oro” de la ciudad de Cajamarca ha durado bastante
tiempo, aproximadamente 120 años, sobre todo en cuanto a disfrutar de suficiente
agua dulce, en calidad y abundancia, desde 1,876, año en que apenas, según los censos contaba con
7,215 habitantes; hasta 1993 en que se inició su peor pesadilla con la llegada
de la transnacional aurífera, cuando ya la población era de 92,447 habitantes. Pero
todo indica que la “bella durmiente” aún no empieza a vivir lo peor; pues, se
estima que para el 2030 la población de la ciudad de Cajamarca bordeará los
300,000 habitantes, y si no expulsa a esa pesadilla y termina de despertarse
ahora, entonces sí que lo lamentará cuando no pueda conseguir ni siquiera un
balde de agua, ni por todo el dinero que esté dispuesta a pagar. Más aun,
cuando sus hijos le reclamen y le pregunten ¿Por qué fue indiferente y no hizo
nada, cuando todavía estaba a tiempo, es decir ahora, año 2012, en que gran parte
de la población está en pie de lucha contra un mega proyecto que amenaza
destruir las últimas reservas de agua? ¿Qué podrá responder? ¿Acaso que no se
unió a las luchas por el agua porque éstas eran “políticas” o estaban “lideradas”
por Goyo Santos, Wilfredo Saavedra; Marco Arana o Idelso Hernández; que estos
buscan únicamente sus intereses políticos? ¡Qué posición o argumento tan
infantil, la de muchos paisanos cajachos: no tener la capacidad de mirar más
allá de los líos domésticos o de sus prejuicios! Por entretenerse observando tales
líos o problemas menores, que son normales en el seno de las organizaciones
sociales, no observan al enemigo principal, que es un pulpo gigante, cuyos
tentáculos son tan largos que han
envuelto hasta a los más altos funcionarios del Estado y, que hoy amenaza con
dejar sin agua a todo un pueblo. Derribemos primero al pulpo de los “mil
tentáculos” y luego veamos los líos
domésticos o los problemas secundarios que atañen a nuestros dirigentes. “Si
entre dos enemigos existe un tercero, y éste es más poderoso, entonces los dos
enemigos están obligados a unirse para derrotarlo; de lo contrario el más
poderoso los va desaparecer a los dos”
Quizá nuestro
mayor problema fue tener una percepción falsa o equivocada sobre el recurso
agua. Creíamos que el agua era un recurso ABUNDANTE E INAGOTABLE, que ha sido
creado por dios, para el disfrute de los seres vivos. Más no pensamos que el
agua es un recurso natural, creado por la misma naturaleza, en largos procesos
físicos, químicos, biológicos, etc., que duraron miles de millones de años, pero que el Hombre, obligado
por su ambición al dinero y egoísmo contamina y desaparece fuentes enteras en
un abrir y cerrar de ojos. Estoy casi convencido, que en este preciso instante
en que usted está escuchando este comentario, transnacionales de todo tipo,
están contaminando y destruyendo cientos de lagos y lagunas de agua y miles de
manantiales y puquios, a la vez que arrojando miles de toneladas de desechos
químicos y mineros a mares, ríos y quebradas. De otro lado, es cierto, el agua
es para el disfrute de los seres vivos; pero, ojo, para todos los seres que tienen vida: humanos,
animales y plantas; mas no para aquellos seres “VIVOS”, criollasos,
insensibles, que por acaparar agua para sus actividades empresariales están
dejando sin agua a todo un pueblo, aprovechando que ese pueblo ha sido y sigue
siendo demasiado pacífico y tolerante. Y, para colmo esa clase de “vivos” no
pagan ni un centavo por los millones de metros cúbicos que utilizan
diariamente. Pero, eso sí, la empresa cómplice de este absurdo, la famosa
SEDACAJ, se permite incrementar los recibos por dos horas de agua al día, que
está dando a la población; y encima agua impura, de varios colores,
especialmente blanco por el excesivo cloro y color negro y marrón; cuando en la
escuela nos enseñaron que el agua por naturaleza es cristalina, sin
sabor, sin olor y sin color.
Ahora,
a los que creen que el agua es abundante, les indicamos que esto no es cierto.
Pues las cifras indican que del total del agua existente en el planeta sólo el
3 % es agua dulce, es decir, agua para uso de los seres vivos terrestres; mientras que el 97 % de
agua se encuentra en los océanos o mares. Del 3 % de agua dulce el 1 % se
encuentran en los ríos, otro 1 % se encuentra accesible en las plantas; el 38 %
está en la atmósfera; y, OIGALO BIEN, EL 52 % DEL AGUA SE ENCUENTRA EN LOS
LAGOS Y LAGUNAS. ¿Lagunas? Sí, lagunas, aquellas que las transnacionales
mineras destruyen y contaminan sin ningún tipo de remordimiento. ¿Usted cree
que, de acuerdo a las tendencias destructivas de las actividades mineras y de
otro tipo de transnacionales, ese 3 % de agua dulce existente sobre el planeta
tierra se INCREMENTA O DISMINUYE? Todo indica que ese 3 % de agua, más temprano que tarde, se reducirá a 2 % ó 1
%, y en un plazo no muy largo el porcentaje de agua dulce está destinado desaparecer
y junto con él HABRA DESAPARECIDO TODO SER VIVO. ¿No cree? Pues, bien, la mejor señal es el
hecho que Ud. mismo, señor, señora, esté clamando al vecino o vecina POR UN
BALDE DE AGUA o que esté pagando UN NUEVO SOL por un BALDE DE AGUA CONTAMINADA.
¡PIENSE, REFLEXIONE, QUE TODAVÍA ESTÁ A TIEMPO! Cómo dice Leonardo Di Caprio,
la humanidad está viviendo su ÚTIMA HORA o la hora once; y, aún, no nos hemos
dado cuenta todavía. ¡LA “BELLA DURMIENTE” AÚN SIGUE DURMIENDO PLACIDAMENTE!
Escrito:
10 de setiembre del 2012
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