Mientras los limeños
estaban gozando con el baile del caballo, un baile de origen coreano muy
pegajoso, resulta que la yegua se pegó un resbalón, fracturándose
inevitablemente la pata. El equino ya fue sepultado, no sin antes recibir los
honores militares que se merece, por haber caído en cumplimiento de una loable
función: la represión a los “delincuentes” de la Parada. Ahora sólo falta que
sea declarada “heroína nacional”.
Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán /// Escrito: 28 de
octubre del 2012
Prendo
el televisor, sintonizo panamericana, cuando de pronto observo imágenes estremecedoras
e hirientes a toda sensibilidad humana: una yegua que se resbala y se fractura una
de sus patas traseras, luego corre despavorida en medio de una gran multitud de
gente, con su pata fracturada literalmente
colgando, a punto de desprenderse; otro caballo, abriéndose paso a toda
velocidad, como si hubiera visto al mismísimo demonio, con un policía montado
sobre él, al cual casi lo derriban de una sola pedrada; otro policía que cae
del caballo al pavimento y queda gravemente herido. Además, observo policías
disparando, mismo Django, bombas y balas
a diestra y siniestra, arrastrando a personas que habían caído en sus manos, haciéndole
carga montón; y al otro lado, una multitud enardecida, lanzando piedras por
doquier y pugnando por enfrentarse con sus represores y gritándole a éstos, palabras
y frases que iban desde la “a” hasta la “z”.
El resultado, según la versión oficial: 2 fallecidos, 100 heridos y más de 20
detenidos. Aquel día ya ha sido bautizado como el “jueves negro”. ¿Qué había ocurrido? Simplemente un intento de
desalojo de miles de comerciantes ambulantes mayoristas y minoristas, de la
famosa “Parada” allá en Lima, la capital; con el único objetivo de forzarlos a que
vayan a Santa Anita, un “moderno” mercado, según las autoridades municipales.
Semejantes imágenes se volvió a ver el día sábado, con otros dos fallecidos, 30
heridos y muchísimos detenidos. Sí el día jueves el operativo “yegua resbalada” fracasó, según las
propias versiones oficiales, el operativo del día sábado ha sido un “éxito”
para las fuerzas represivas, porque, según ellos, han “retomado el control” de
algunas vías, por donde ingresaban los camiones abastecedores de productos a
los comerciantes; sin embargo, el objetivo principal, aún no está cumplido:
lograr que los comerciantes se trasladen al famoso “mercado moderno”
La gran pregunta del pueblo
peruano, que ha visto tales imágenes, seguramente es: ¿Qué está sucediendo en
este país? ¿Por qué tanta violencia? Con lo sucedido en el conflicto Conga,
donde la represión indiscriminada ha dejado cinco fallecidos, un parapléjico,
el ciudadano Elmer Campos y varios heridos, detenidos y perseguidos; lo
sucedido en el Cusco, con un fallecido como resultado; en Cañete, saldo un
fallecido; en Piura, 2 fallecidos; lo que viene sucediendo en el VRAEM; lo que
acaba de ocurrir en Lima y en general lo que viene ocurriendo en todo el país. Da
la sensación de que se ha desatado un Estado de “guerra”. El país está rumbo a
una polarización peligrosa, donde entre peruanos, nos estamos viendo y tratando
como enemigos; o mejor dicho, los de arriba, los poderosos, nos están viendo
como enemigos a los de abajo; donde los de arriba pugnan por hacer prevalecer
el famoso “estado de derecho” y el “principio de autoridad”, pero los de abajo
perciben que ese “estado de derecho” ha sido construido en función a los
intereses económicos y políticos de los de arriba; mientras que la autoridad ha
perdido toda la confianza, por obra y gracia de la propia autoridad y ahora
quieren imponerlo a sangre y fuego, pese a que la autoridad no se impone, la
autoridad se gana, se construye, se hace méritos para ganar autoridad; la
práctica de buenas acciones, la justicia, la equidad económica genera o
construye ese espíritu de respeto hacia la autoridad tan reclamado.
Los conflictos sociales no
se solucionan lanzando una serie de adjetivos calificativos a los actores
sociales, tal como suelen hacer los instrumentos mediáticos y las autoridades.
El hecho de llenarse la boca con adjetivos como éstos: ¡salvajes!, ¡vándalos!,
¡delincuentes!, ¡bestias!, ¡revoltosos!, ¡turba!, ¡lumpen!, ¡violentistas!,
¡personas de mal vivir!, ¡ladrones!, ¡prontuariados!, etc., etc., etc. no va hacer
cambiar el rumbo de la historia, no va solucionar el conflicto, lo único que
revela es la incapacidad de la autoridad y de los instrumentos mediáticos para
tratar a los problemas de manera profesional, con calidad, con criterio técnico
y social y con profundidad, de tal manera que los resultados sean los más
adecuados y los costos sociales mínimos. Detrás de los conflictos sociales hay
causas, hay factores sociales, económicos y hasta políticos y culturales que lo
generan o lo motivan; delante de ellos hay consecuencias, efectos, resultados.
Generalmente, cuando no se quieren solucionar o existe la incapacidad para ello,
sólo se mira o se ataca a la consecuencia; pero no se identifica o no se quiere
identificar a las causas o motivos. El comercio ambulatorio, por ejemplo, es
resultado o consecuencia de una situación económica agobiante, excluyente del
mercado laboral formal, del desempleo, de la carencia cada vez más generalizada
de empleo formal. Ya hemos anotado en varios comentarios anteriores, el modelo
económico neoliberal imperante es excluyente, impulsa a que los entes laborales
arrojen a la calle a miles y miles de personas, quienes tienen que buscar la
manera de sobrevivir y una de ellas es el comercio ambulatorio. Esto se agrava
cuando en un país, quienes exigen respeto al “principio de autoridad” y al “estado
de derecho”, no generan fuentes de trabajo, no desarrollan mercado interno con
industria, agroindustria, turismo, agricultura, etc.; al contrario sólo se
orientan por una actividad, la menos generadora de empleo: la minería. Minería,
minería y minería, cuando muy bien saben que la minería es la que menos genera
empleo en este país. Por otro lado, desde que tengo uso de razón, los
gobernantes, sobre todo municipales, para “solucionar” el problema del comercio
ambulatorio, optan por lo más fácil: tirar palo y arranchar los productos de
los sufridos ambulantes, no saben hacer otra cosa. Aquí en Cajamarca, por
ejemplo, los más afectados son aquellos que comercializan al por menor, al
menudeo, aquellas campesinas y campesinos que dan de comer a la ciudad con sus
productos del campo, ellos son las principales víctimas de esta incapacidad
municipal. En Lima ¿acaso puede ser diferente?
Se rasgan las vestiduras,
ponen el grito en el cielo cuando los de abajo, es decir, el pueblo, disqué no
respeta a la autoridad, no respeta el estado de derecho, es decir las normas o
leyes vigentes; pero ¿Acaso se pondrán a reflexionar cuando los gobernantes,
las autoridades, le faltan el respeto al pueblo, le pisotean sus derechos, le
imponen proyectos que el pueblo no acepta? ¿Acaso el actual Presidente respeta
al pueblo cuando en campaña electoral dijo una cosa y, hoy, de presidente, está
haciendo otra? ¿Acaso los gobernantes y autoridades, por ser tales, sí pueden violar
las normas, las leyes y el estado de derecho, que además ellos mismos construyen?
“Se predica con el ejemplo” reza el dicho popular. Y, los ejemplos de
comportamiento social, los patrones de convivencia armoniosa y pacifica no sólo
deben surgir de la familia, también surgen, de los gobernantes, de las
autoridades. Es más, estos actores sociales están obligados a proyectar normas
de conducta, patrones de comportamiento social adecuados, justos, éticos y
morales. Sin embargo, lo que observa el pueblo, los jóvenes y los niños, de sus
gobernantes o de los “padres de la patria” es todo lo contrario: abuso de
autoridad, injusticia, prepotencia, demagogia, nepotismo, incapacidad para
solucionar los problemas y atender las demandas sociales; práctica de corrupción,
peculado, etc.; anomalías que van inflando un gigantesco “globo social” el
mismo que en cualquier momento les explota en su propia cara. Ahí está lo de la
Parada en Lima.
Dicen que cuando “falla la
fuerza de la razón, impera la razón de la fuerza”. Todo indica que desde la
época del fujimontesinismo, hasta el actual régimen ollantista, se quiere
solucionar las demandas sociales y los problemas con la razón de la fuerza;
porque existe una fuerte tendencia a endurecer la represión al autorizar a las
fuerzas policiales a hacer uso de armas letales y disparar a quema ropa para
sofocar las protestas sociales, junto a la criminalización de las mismas. De
allí que hoy en día casi todas las protestas sociales están dejando como saldo
víctimas mortales en un record que van de uno a cinco fallecidos por protesta.
En este contexto, el uso del dialogo que tanto se pregona desde el gobierno,
incluso nombrando “gabinetes del dialogo”, es pura fanfarronería, porque en la
práctica los genios del gobierno creen que los instrumentos “más efectivos”
para solucionar los conflictos sociales son: el palo, la bomba lacrimógena y la
bala; además, de la persecución y el encarcelamiento a los líderes y dirigentes;
mientras que sus aliados clave del gobierno y de las fuerzas represivas son los
instrumentos mediáticos que se encargan de generar las corrientes de opinión
pública favorables a estas formas de solucionar los conflictos sociales. Por
ejemplo: inducen a la población a que crea que las víctimas de la Parada, en
Lima, son lo peor de la especie humana, son gente con amplio prontuario
delictivo, ex prisioneros, delincuentes, gente de mal vivir, por lo tanto la
población no debe sentir indignación ni lástima por estos seres humanos. Más
indignación y lástima debe sentir por la yegua que ha sido sacrificada por la
misma policía, porque una yegua coja ya no les era útil. Eso sí no era de
“cristianos” enterrar a la yegua sin antes rendirle honores militares. Lo
mismo, que en Cajamarca, la población no debe indignarse por los cinco
fallecidos en Conga, porque éstos, según esa lógica oficial, fueron “delincuentes
y atacaron a la policía, a la autoridad”. Esta es la lógica que se viene
construyendo desde el Estado o desde los gobernantes, generar corrientes de
opinión para que la población cada vez se indigne menos, sea menos sensible y
menos solidaria frente a las atrocidades, a los genocidios y a la represión
policiaca. Del mismo modo, esta lógica también es efectiva en el sentido que
polariza a la sociedad, lo divide, desintegra y genera la confrontación de
pueblo contra pueblo, porque lamentablemente muchos peruanos son vulnerables a
este tipo de mensajes y asimilan muy bien lo que a través de los instrumentos
mediáticos se dice, se ve y se hace.
Finalmente, ¿sabía usted que casi todos los
periodistas, que se encargan de reportar los detalles de lo que sucede en alguna
protesta social se ubican del lado de las fuerzas represivas, bajo el pretexto
de que si se ubican al lado de los protestantes podrían ser agredidos? Quizá
aparentemente la razón puede ser comprensible; pero, el fondo es que al
ubicarse en la vereda donde está la policía, los reporteros muestran el detalle
de las acciones del lado de lado de los que protestan; pero, obvian y pasan por alto
olímpicamente los detalles de las acciones policiacas contra los protestantes.
¿Casualidad?, ¿premeditación? Saque usted sus propias conclusiones. Lo cierto
es que en una protesta social usted observa y escucha como los reporteros
narran el mínimo detalle de las acciones de los que protestan y si alguno de
los protestantes “agrede” verbal o físicamente a un “custodio del orden”, el
detalle y el enfoque del camarógrafo es mucho más incisivo. En cambio si los
policías muelen a palos, a patadas y a puñetes a alguien de los que protestan esas
imágenes son ocultadas, no son vistas, ni oídas por los reporteros; menos,
todavía, se interesan en la forma como lanzan las bombas lacrimógenas y la
manera en que hacen uso de las armas letales, que ya están acostumbrados a
usar. Así es como en toda protesta social los efectivos de la policía, los
llamados “custodios del orden”, resultan unos angelitos y los que protestan o
los que reclaman sus justos derechos son los únicos malos de la película. ¡Más
claro: Son lo peor de la especie humana! //////
5 comentarios:
Sí eran delincuentes, así como son delincuentes los que pagaron a estos. Si no saben, investiguen, pero no se dejen llevar por la prensa de derecha pues!
Esta gente que protesta son ambulantes que se ganan la vida diariamente y duramente. claro que tambien hay ladrones que se aprovechan de la situacion esto parece palacio de gobierno.
Oye seudo sociologo, amargado y resentido con una sociedad que rechaza a lacras como tu, ahora pretendes desde un punto de vista "social" decir que esos delincuentes son angelitos y que la policia abuso de ellos, eres un pobre infeliz de porqueria, dedica a otra cosa sopenco.
Anónimo de las 6:41, usas calificativos que más bien definen completamente las cuatro líneas que te has dignado sacar de ti. Mientras el largo y bien pensado texto del autor no se merece tu falta de respeto.
Aqui en este comentario hay un resentido derrepente marginado que se expresa con palabras groseras debe ser un verdadero delicuente de la parada .
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