Comentario dedicado a
todos los maestros peruanos que acatan una huelga nacional indefinida. El
gobierno califica a dicha huelga de “ideologizada”. En cambio yo sostengo: ¡ojalá
fuera ideologizada!!, lo cual, desde mi perspectiva no lo es, aunque, según los
expertos en movimientos sociales y en sindicalismo consideran que toda lucha
social de los pueblos deberia ser ideologizada y al menos en tres aspectos:
económico, político e ideológico. Pero la historia indica que tales luchas sólo
se reducen al plano económico, lo cual le da el carácter de ser luchas
economicistas.
Por Sociólogo:
Avelino Zamora Lingán
Es común que desde el
Estado y sus diversos regímenes de turno cataloguen a toda lucha social, que
emprende el pueblo, como por ejemplo la huelga, de cualquier gremio o
sindicato, de ser o estar “politizada” o “ideologizada”. Esto con el único
propósito ya sea de combatir, minimizar, desprestigiar la lucha o protesta
social, o simplemente para sembrar el divisionismo entre los huelguistas; pero,
también para poner a sectores de la población en contra de dicha medida de
lucha. Para ello, obviamente, los operadores políticos del Estado o del
gobierno saben que la población en general es despolitizada y desideologizada,
incluso los propios huelguistas y sus líderes o dirigentes también lo son; y,
lo que precisamente se busca, desde el Estado, es que los sectores populares
sigan o permanezcan en tal situación: sin ideología y sin doctrina
política.
Pero ¿Qué es la
ideología? El diccionario Akal de filosofía, lo define como “conjunto de ideas
fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o
época, de un movimiento cultural, religioso o político”. Pero aquí radica lo
más importante, cuando sostiene: “Ideología, término generalmente
acompañado de una connotación despectiva que se emplea para referirse
a los puntos de vista políticos de los demás. Asimismo, Akal, sostiene que
ideología es “doctrina filosófica centrada en el estudio
del origen de las ideas”. Ahora, bien. ¿Qué es idea? El mismo texto antes
citado dice “cualquier cosa que le es dada inmediatamente a la mente cuando
se piensa”. Mientras que el Diccionario Filosófico de M.M. Rosental define:
idea, del griego idea, que literalmente
significa ‘lo que se ve’, imagen; término filosófico que designa ‘sentido’,
‘significación’, ‘esencia’, y se halla estrechamente vinculada a las categorías
del SER y PENSAR”. Del mismo modo, en el mismo diccionario, se encuentra la
siguiente definición de Ideología: “Sistema de concepciones e ideas: políticas,
jurídicas, morales, estéticas, religiosas y filosóficas. La ideología forma
parte de la superestructura y como tal refleja, en última instancia, las
relaciones económicas”.
Como se puede ver, tanto “Ideología” como “idea”
no son simples palabras, pues son categorías filosóficas, ampliamente
estudiadas y explicadas por los filósofos, a las cuales la clase política
dominante trata de quitarle su esencia, su significado, su sentido, tal como ha
hecho con muchísimas otras del mismo nivel, como por ejemplo la categoría
“democracia”, cuyo contenido ha sido vaciado y no sólo eso, sino que dicha
categoría ha sido degenerada y distorsionada. Hoy sólo sirve para justificar la
profundización de las brechas sociales y económicas entre ricos y pobres, para
enajenar la soberanía de las naciones, para la perdida de valores como la
ética, la moral y la honradez. También sirve para llamar cada cuatro o cinco
años a elegir a los “padres de la patria”.
De la definición dada en el diccionario Akal y
MM Rosental se puede entender que la “Ideología” al ser o significar conjunto o
sistema de ideas, es inherente a todo ser humano “que piensa” y que ésta se va
configurando a través del proceso de socialización, el mismo que se inicia con
el nacimiento de la persona. Es más, la ideología no sólo es el conjunto o
sistema de ideas inherentes al individuo, también lo es inherente a una
colectividad, a un grupo y naturalmente a una clase social. Aquí, la ideología
se ira configurando de acuerdo a los intereses colectivos, grupales o clasistas
a través de su práctica o su actividad social. Por ejemplo, los miembros de la
clase capitalista comparten una ideología según la cual las leyes del libre
mercado son naturales e impersonales, que los trabajadores en un régimen de
libre mercado reciben el mayor salario que pueden realmente recibir y que la
existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción es algo
natural y justificado. Mientras que los obreros, los empleados, los que
dependen de un salario, los trabajadores independientes, de los sectores
populares como ambulantes, artesanos, campesinos, estudiantes, etc., etc., obviamente, compartirán una ideología
orientada al mejoramiento de sus condiciones de vida, de sus condiciones
laborales, de exigencias salariales, de luchas contra el alza del costo de
vida, etc. Por lo tanto, claramente se observa dos ideologías opuestas: la
ideología de los capitalistas, que velarán por sus intereses que no son más que
la acumulación de riqueza, asegurando el modelo económico del libre mercado o
el neoliberalismo (ideología); y la ideología opuesta, de los sectores
populares, entre éstos, de obreros, empleados, maestros, enfermeras, médicos,
etc. En resumen, así es como se configura la famosa lucha de clases, categoría
político –filosófica que asusta a las clases dominantes y por ello censurada,
vilipendiada, desterrada de los debates políticos y desconocida por el clero;
pero, también por las propias clases dominadas y oprimidas.
Cuando desde los operadores del Estado y sus
diversos inquilinos de palacio, pretenden desprestigiar a las justas luchas
populares, calificándolos de “ideologizadas”, aunque en cierto sentido, si son
ideologizadas y obligatoriamente deberían serlo; puesto que de acuerdo con lo
indicado más arriba, tales luchas y protestas sociales, encierran un conjunto o
sistema de “ideas”, que a su vez constituyen la ideología de los que luchan;
ideas que son obviamente opuestas al
conjunto de ideas del gobierno, las mismas que constituyen su “ideología”. En
este sentido, y considerando aquella definición de “idea” como “cualquier cosa
que le es dada inmediatamente a la mente que piensa”, es necesario la pregunta
¿Qué pretende la clase dominante, o para ser más específicos el gobierno, al
calificar a cuanta huelga o lucha popular de “ideologizada”? ¿Acaso las luchas
populares son expresión de animales irracionales, de robots o de seres
autómatas? Son seres humanos quienes luchan o protestan, y los seres humanos
tienen ideas y el conjunto de ideas constituye su ideología; a su vez las ideas
son resultado del complejo proceso del pensar. ¿Acaso quieren o buscan que los
sectores populares no piensen? ¿Qué sólo son seres que sirven para hacer y no
para pensar? El hacer y el pensar son dos caras de una sola moneda. Sólo los
robots y las bestias de carga no tienen esa cualidad tan maravillosa como es el
pensar, para eso se formó en el ser humano, a través de millones de años, esa
“máquina” tan compleja como es el cerebro. Bueno, pues, la mala noticia para la
clase dominante es que toda lucha social, implícitamente encierra ideas y por
lo tanto ideología; es algo natural, inherente a los humanos; impedir que lo
tenga sería como querer tapar el solo con un dedo o querer impedir la
lluvia.
Finalmente, creo que los liberales, los
ideólogos del capitalismo salvaje, incluso ciertos “dirigentes” y “líderes”
caviares tomaron muy apecho o muy en serio aquello del “fin de las ideologías”,
que profetizó el japonés Francis Fukuyama, luego de la desintegración de la
URSS y de la caída del Muro de Berlín. Claro, antes que ello ocurriera,
existían dos ideologías en pugna o en lucha, configurando un contexto llamado
Guerra fría: La capitalista y la socialista. Estas dos ideologías opuestas,
servían para equilibrar al mundo; pero sobre todo, para que el capitalismo no
fuera tan salvaje como lo es hoy, por supuesto, inspirado en su ideología
fundamentalista del libre mercado, libre saqueo, libre contaminación y libre
destrucción del planeta. O pensaron que el capitalismo carece de ideología, tal
como los capitalistas, permanentemente quieren aparentar. Preguntémosle a Adam
Smit, Milton Friedman, a la escuela de los Chicago Boys, sobre qué bases
filosóficas sustentan su teoría del libre mercado, de formación del capital, de
acumulación de riqueza, y cual es la receta que se debe aplicar para mantener a
raya o en línea a los sectores populares, etc. Cuando Fukuyama predice “el fin
de las ideologías se estaba refiriendo a las ideologías opuestas o distintas a
la del capitalismo y del libre mercado.
A ese tipo de ideologías se refería a inicios de los 90. Entonces, de allí para
adelante, las clases dominantes, los capitalistas y los liberales y
neoliberales se han venido esforzando para despolitizar y desideologizar a las
clases populares. ¡Nada de ideología!! ¡Nada de política!!, parece ser la
consigna de tales grupos. “La ideología es peligrosa”, “la ideología es
negativa”, “la ideología es así o asá”. Dando entender, con ello que tener
ideología y hacer política es patrimonio exclusivo sólo de la clase dominante.
Las clases populares, los sectores maginados, los sectores explotados, además
de ser despojados de todo bien material, de toda riqueza, también deben ser
despojados de sus ideas, de sus legítimas aspiraciones, en fin deben ser
despojados hasta de su capacidad de pensar.
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