El viento sopla fuerte, dando fe de la altura cajamarquina. Las luces de los reflectores se abren paso en la oscuridad de la noche y el rugido de los motores de las máquinas frías dan a conocer su bravura al abrir heridas profundas en la Madre Tierra. El consorcio minero Minas Conga sigue avanzando en su afán de extraer el mineral del subsuelo, sin importar que allí este la fuente de vida, sus agentes trabajan sin cesar de noche y de día. Las inofensivas lagunas, esperan indefensas su triste final, ante la indiferencia de muchos y la ignorancia de otros.
El “Viejo Perol” esta angustiado y en silencio reflexiona y no encuentra explicación a lo que está viendo, así mismo se pregunta: – ¿Cómo el hombre puede destruir su futuro?, ¿Cómo puede destruir en poco tiempo lo que naturaleza ha construido en miles de años?
El viento susurra misteriosamente y le responde: – ¡Es la codicia!
– ¿Codicia? ¿Qué es eso? - Replica el Viejo Perol.
– “La codicia es el afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas”, -vuelve susurrar el viento-. Es que la codicia vuelve irracionales a los hombres, desleales, fríos y calculadores. Los codiciosos se mueven con ferocidad. Su lema es “el fin justifica los medios”. Crea el reino del miedo, de la traición y de la persecución. La codicia trae muerte y dolor.
No sorprende que en las últimas semanas hayamos sido testigos, una vez más, de la respuesta de la codicia. La respuesta ha llegado a través de reportajes interesados, de voceros oficiosos y oficiales, de periodistas que han perdido la objetividad y que se han convertido en portavoces inquebrantables, que haciendo gala de su poder llenan grandes páginas dominicales con artículos parcializados. Ha llegado también la esperada reacción mediante entrevistas parametradas, televisivas y radiales, en las que el entrevistador y el funcionario minero entrevistado terminan en un galanteo lleno de halagos y melosos piropos. Arriba a la audiencia, igualmente, a través de blogs anónimos y manifestaciones públicas y callejeras manipuladas. Los trabajadores mineros no solo son vejados con el maltrato laboral que reciben por sus bajos salarios y sus mermados derechos laborales, sino que además son obligados a participar y hablar en “manifestaciones espontáneas”.
Preocupa el silencio del Presidente Ollanta Humala. Preocupa la actitud “diligente” del Presidente del Consejo de Ministros, que en ejercicio de su cargo sale a decir “el proyecto va para adelante”, sin tener en cuenta que miles de cajamarquinos y peruanos en general tenemos sospechas técnicas y éticas sobre el manejo del proyecto Minas Conga. Preocupa que en la Región Cajamarca, a pesar de “la bonanza minera”, sigan campeando la pobreza y la desnutrición crónica. En pleno siglo XXI hay distritos, como Pion, que no tienen carretera, y para llegar a allí se tiene que caminar cuesta arriba entre 4 y 6 horas. Preocupa más, que miles de cajamarquinos sigan excluidos del mundo digital. Los altos representantes del gobierno nacional parecen desconocer que el analfabetismo llega al 17 % en la Región Cajamarca, donde hay niñas y niños obligados a caminar horas para llegar a sus clases, muchas veces con inevitable tardanza y con el estomago vacío. Preocupa que se pretenda ningunear a los que buscamos la verdad, que se pretenda presentar a los cajamarquinos como conflictivos, cuando en realidad defendemos la vida. Preocupa que el Premier salga a desautorizar públicamente al Ministro del Ministro del Ambiente, sin respetar la institucionalidad de su gabinete.
Cómo conservar las buenas formas, mientras el Ministro de Energía y Minas, no cumple con hacernos llegar de manera oficial el Estudio de Impacto Ambiental, documento solicitado en el acto de su presentación en la Comisión de Energía y Minas del Congreso de la República. Es inexplicable que la OEFA no fiscalice de manera contundente al proyecto Minas Conga, y que el director del ANA no rectifique lo que hizo su antecesor, haciéndose cómplice de un posible lagunicidio.
Entre tanto, no deja de llamar que la atención que Don Carlos Santa Cruz, alto funcionario de la Newmont, declare enfatizando que encuentra alentadoras las palabras del Presidente del Consejo de Ministro. Santa Cruz dice que las inversiones mineras en la Región Cajamarca alcanzarán aproximadamente a 15 mil millones, pero no dice que ese monto en su mayoría será destinado a la compra de maquinarias y activos para realizar la actividad minera. En relación al proyecto Minas Conga dice que la inversión será 4800 millones de dólares, pero no dice que esta suma será destinada a la compra de maquinaria y al financiamiento de las tareas propias de la actividad minera.
Extraña, entonces, que se enfatice el hecho de que en 19 años la Región Cajamarca, vaya a recabar por concepto de regalías entre 800 y 1000 millones de dólares por el proyecto Minas Conga y que, sin embargo, no se diga cuánto será la ganancia de Minas Conga y, claro, no se hable sobre los costos de producción, tampoco sobre la tecnología a utilizar y menos sobre el compromiso de respetar las normas internacionales. Santa Cruz no habla del costo de los pasivos ambientales que tendremos que cargar los cajamarquinos y peruanos en general, no dice que –al concluir las operaciones– el verdor de los humedales será reemplazado por tierras polvorientas, la hermosura de las lagunas que son fuentes de vida será reemplazada por la frialdad de reservorios artificiales llenas con aguas de dudosa calidad.
De modo similar, se ha informado que las comunidades aledañas al proyecto aprobaron el Estudio de Impacto Ambiental hace un año, a través de audiencias públicas; pero no se ha explicado que la aprobación de un EIA es un asunto altamente técnico, no se ha dado a conocer que la resolución directoral que aprobaba el EIA fue firmado por una asesora y no por el director titular, tampoco se ha dicho que esa resolución manifiesta que el estudio hidrogeológico será presentado recién en el 2013.
Es interesante, saber que el proyecto generará 5000 mil puestos de empleo, pero quisiéramos que se diga cuántos de estos trabajadores serán cajamarquinos, cuál será su nivel salarial y cuál el número de micro empresas cajamarquinas con las que realizarán transacciones comerciales. Valga la oportunidad para exhortar que no sigan cometiendo el absurdo de la publicidad minera que dice: “La minería nos ha traído progreso, a mi me ha dado trabajo, gracias a la mina mi esposa vende menú y yo puedo parchar llantas”. Esperemos que un despropósito como éste, nunca más sea propalado por las cadenas radiales nacionales, y no vuelva a ser escuchado en nuestra patria soberana. Los peruanos nos merecemos respeto y más aún en nuestro propio suelo.
La violencia acecha en la Región Cajamarca. Los pobladores de sus trece provincias están a la expectativa y vigilantes, es que su suelo ha sido concesionado prácticamente desde Cajabamba hasta San Ignacio. Las cabeceras de cuenca se han convertido en el gran botín de la codicia, que imbuida en el poder del dinero actúa con prepotencia, llegando incluso a jaquear al gobierno nacional, so pretexto de respetar la inversión privada.
Es el momento de invocar a la Justicia, para que en su imperio se imponga la verdad. Que se imponga la luz sobre la oscuridad. Que la codicia no nos arrebate las maravillas con que la divina naturaleza nos ha prodigado. Que nos de la fuerza, la valentía y la templanza para seguir adelante. Que nos ayude a vencer la indiferencia y eliminar la ignorancia.
El viento en las alturas sigue agitando las aguas de las lagunas, las mismas que en sus oleadas besan la tierra y claman ayuda. La agitación genera una hermosa pero melancólica melodía. Si abres tú corazón te volverás parte de ellas y podrás escuchar su canto. Ellas generan vida, son nuestro presente y nuestro futuro, no las cedamos a la codicia. Y recuerda: “La vida es un tesoro y vale más que el oro”.
* Congresista de la República
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