domingo, diciembre 27, 2015

EL “A-SALTO” DE LA DERECHA

Escribe: Sociólogo Avelino Zamora Lingán
Hoy, a medio día, escuché a la periodista de Radio Exitosa, quien hace pocos meses fue despedida del diario El Comercio, aguijoneando a Marco Arana para que acepte que “sí está alegre” por la “derrota” de Nicolás Maduro, en Venezuela, en las elecciones legislativas de ayer domingo 6 de diciembre, pedido al cual, Arana, no se sí a regaña dientes o por convicción, tuvo que ceder más o menos de la siguiente forma: “felicito la alternancia en Venezuela”, demostrando que él también se une al salto de alegría derechista por este acontecimiento. Previamente, había entrevistado a un ultra-liberal nato, disqué miembro del equipo técnico de PPK. Aquí si hubo regocijo y alegría total entre el entrevistado y la entrevistadora, frases como “triunfó la democracia”, “regresa la democracia”, “ahora faltan solamente que se vayan a su casa Maduro y Castro”, entre otras frases de odio político-ideológico. Aquí, en Cajamarca, también, no faltaron algunos periodistas, que “analizaban” el tema enrostrándole a Maduro, disqué por ser un “dictador” y, por ello comparándolo con Fujimori, y sugiriendo un escenario socioeconómico venezolano, muy parecido o igual al escenario peruano en época de la dictadura fujimontesinista. Al respecto debo decir: Muchos “analistas” no hallan diferencia entre una dictadura de derecha, de esas, bajo la cual, los pueblos siempre están sometidos, y no ven que ahora mismo también vivimos en dictadura, la dictadura de las transnacionales o de los capitalistas; y, una dictadura de izquierda, que, por lo general, le haría la vida imposible a los explotadores de siempre, vale decir a los ricos y pequeños grupos de poder económico; y procura dar bienestar a los pueblos, que son las grandes mayorías, es decir, que estos grupos políticos apestados para las derechas, tratan de construir democracias reales y NO democracias formales o fantasiosas. 
Ciertamente, la derecha latinoamericana está obteniendo relativo éxito electoral, como por ejemplo: en Argentina, donde ha sido elegido el conservador y neoliberal Mauricio Macri; en Guatemala, ganó las elecciones un cómico, según indican los analistas, nada preocupante para los grupos de poder económico y para la derecha conservadora guatemalteca; en Venezuela, tal como ya lo indicamos, las legislativas, no presidenciales, ganó la derecha, con más de 100 curules en el parlamento; en Brasil, Vilma Roussef y el partido de los trabajadores podrían entregar la banda presidencial a alguien de la derecha y la popularidad de Michelle Bachelet en Chile, está por los suelos; mientras que en Perú, la derecha está saltando de alegría porque en estas elecciones no tiene, al menos a poco más de 100 días de las mismas, ningún competidor que le quite el sueño, vale decir, lo que ellos llaman: ningún “antisistema”, “nacionalista”, “izquierdista”, “anti-minero” o “comunista”. Algunos “izquierdosos” que por ahí están haciendo el intento de competir con la derecha, creo que sólo se van a quedar en eso: “INTENTO”. Salvo que, por ganar elecciones, o por arrancar una pequeña cuota de poder, alquilen su conciencia a algunos empresarios criollos o a las transnacionales mineras para que puedan financiar su campaña electoral y así estén en condiciones de competir con los plutócratas derechistas, con Cesar Acuña, por ejemplo. Y, esto no es ninguna herejía, pues muy bien saben que en el reino del neoliberalismo, y de las transnacionales, la política ha sido reducida a la categoría de mercancía. Los políticos, o mejor dicho, los politiqueros, en campaña electoral, tienen que “fabricar” sus spots publicitarios para “venderse” tan igual como se vende una crema dental, una barra de jabón o un paquete de toallas higiénicas. 
Volviendo a la “derrota” de Maduro y la alegría de la derecha latinoamericana. La cantaleta eterna de la derecha cuando un régimen no es de su conveniencia política, pero más aún, de su conveniencia económica, rápidamente tal régimen es tildado de “dictadura”. Tal es así que los hermanos Castro (Fidel y Raúl) son unos dictadores; Chávez, Maduro, Evo Morales, son unos viles dictadores; ni hablar de Velasco Alvarado, fue un dictador por excelencia; etc., etc. Pero, cuando existen regímenes títeres, que benefician a los intereses económicos de las corporaciones, multinacionales y transnacionales y grupos de poder económico criollos, como los regímenes de Ollanta, García, Toledo y el de Fujimori, en ese caso, tales regímenes sólo cometen “excesos” y “errores”, pero no son tildados de “dictadores” Los regímenes sanguinarios de Pinochet en Chile; el de Videla en Argentina; Strosner en Uruguay, Somoza en Nicaragua, incluido el de Alberto Fujimori en Perú, entre otros asesinos de los pueblos, eran los engreídos, no sólo de las derechas criollas latinoamericanas sino que también de los Estados Unidos. Cuando tales regímenes asesinan a cientos o miles de luchadores sociales, ambientalistas, obreros, empleados y estudiantes, esto pasa por desapercibido, como ha pasado desapercibido los más de 60 muertos del Humalismo, en las protestas sociales, por reclamar sus derechos; o los más de 200 muertos que el régimen de García, ha causado durante su segunda gestión; pero, en cambio, sí en Venezuela hay una sola víctima mortal, durante alguna protesta social, promovida, además, por la propia derecha, allí si los instrumentos mediáticos latinoamericanos, al servicio del capitalismo, hacen todo un escándalo y se pasan semanas y meses hablando de esa víctima. ¡Que tal doble moral de las derechas criollas y vende patria!!!
Ahora bien. Que en Venezuela parcialmente haya triunfado la derecha es una situación que no debe extrañar, pues sus métodos aplicados para ello, es decir, para “sus triunfos”, son los más inimaginables, sobre todo por una opinión pública entretenida o distraída por instrumentos mediáticos transmisores de programas basura y de información político-ideológica altamente distorsionada, destinada únicamente a la manipulación de la conciencia de los pueblos, siendo el resultado de tal manipulación un pensamiento u opinión altamente favorable a sus sagrados intereses económicos. Uno de los métodos favoritos por las derechas latinoamericanas es CREAR CRISIS ARTIFICIALES. Es decir, que muchas de las crisis socioeconómicas de los países latinoamericanos no sólo se genera por caída de la producción, por inflación, por caída de precios en los minerales o por sobre demanda, etc., etc. sino que también son generadas deliberadamente por puro interés político o por el único interés de deshacerse de gobiernos izquierdistas o socialistas. 
En Venezuela, por ejemplo, los empresarios distribuidores de alimentos, de papel higiénico, detergentes, etc., equivalentes aquí en Perú, con el grupo Romero, dueño del 80 % del mercado de alimentos, generaron una ESCACÉS ARTIFICIAL de los alimentos con el único propósito de que la población venezolana vaya en contra del régimen chavista. ¡Claro, quien no va maldecir a un gobierno si es que en el mercado no encuentra ni siquiera papel higiénico, o al realizar enormes colas para conseguir un kilo de azúcar o arroz!!! No tanto porque estos productos hayan escaseado por efectos de alguna plaga maldita, desastre, o por la paralización de la industria, sino porque sencillamente han sido ESCONDIDOS, por los grandes monopolios, para desviar la corriente de opinión hacia su favor. A esto se suman los instrumentos mediáticos de toda América, contribuyendo a desviar esa corriente favorable a los intereses del capital. El objetivo fundamental, que rara vez falla es: PONER AL PUEBLO EN CONTRA DEL REGIMEN AL CUAL QUIEREN TUMBAR. 
Otro de los métodos efectivos utilizados por la derecha es la constitución del clientelismo político en base a la compra de conciencias. Para ello, el único medio es el dinero. El dinero es el antídoto más eficaz para la necesidad, un mal irremediable de los pobres junto con la despolitización o el analfabetismo político. Un pobre y, además, analfabeto político, es capaz de “vender” su conciencia a su propio enemigo y tan sólo por una caja de fósforo, un gorro, un kilo de arroz, o un kilo de lenteja. Es por ello que muchos antropólogos y sociólogos convienen en que la pobreza es un fenómeno creado deliberadamente por los sectores acomodados, para ser utilizados clientelistamente en circunstancias políticas especiales como en escenarios electorales, por ejemplo. Hay voces, y no son pocas, en cuanto a que se habría generado una situación mercantilista de “compra de votos”, a favor de la DERECHA VENEZOLANA, y no es de extrañar puesto que las derechas latinoamericanas son expertas en este tipo de menesteres, por lo mismo, puede darse en Venezuela, en Perú, en Argentina, en Brasil, en Chile o en cualquier otra parte de nuestra América.
Finalmente, cuando en algunos países de América, los grupos políticos progresistas o de “izquierda” llegan a asumir las Presidencias, generalmente encuentran a sus respectivos países hecho un desastre, ya sea por agobiante crisis económica, por altas tasas de desempleo, por industria quebrada, analfabetismo y sobre todo secuestrados por la corrupción de alto vuelo o de cuello y corbata. Todo esto causado por derechistas que han gobernado durante décadas o cientos de años. Frente a esto, los grupos de “izquierda”, salvo excepciones, hacen todos los esfuerzos de poner orden, de sentar las bases para un verdadero proceso de desarrollo, con políticas populares encaminadas, tal como se ha venido haciendo en Venezuela o Argentina, en Uruguay, en Cuba, en Bolivia, etc., aunque bajo el remordimiento de las derechas criollas y grupos de poder económico. Hoy, que las derechas tienden a recuperar el poder, muchas veces, poder que nunca lo perdieron o lo perdieron parcialmente, ¿Tratarán de conservar lo que sus enemigos políticos hicieron? Lo dudo. Estos grupos derechistas, cual vampiros sedientos por sangre o mejor dicho por dólares, entrarían a destruir todo lo que sus antecesores han realizado, tan sólo por venganzas políticas o por incompatibilidad política. Pero, entonces, los pueblos nuevamente se desengañarán de las derechas brutas y achoradas y otra vez reclamarán gobiernos de izquierda. Más aún cuando está en la naturaleza de las derechas no cambiar las estructuras socioeconómicas que oprimen a los pueblos, siendo una de éstas el modelo económico neoliberal, base del capitalismo salvaje. Las derechas llevan sus propias contradicciones: en el discurso, sostienen, que trabajarán para los más necesitados, vale decir por y para los más pobres; pero, en la práctica, se aferran y rinden loas y alabanzas a un sistema y a un modelo económico, cuya aplicación, precisamente, arroja a millones y millones de seres humanos a vivir envueltos en la pobreza y extrema pobreza. ¿Las razones? Más arriba, ya lo explicamos. 
Escrito: 6 de noviembre del 2015

viernes, diciembre 18, 2015

Sin paz con la Tierra, no habrá paz sobre la Tierra


Resulta evidente que la Humanidad atraviesa un momento complejo. Como nunca antes en su historia su existencia está globalmente amenazada. No se trata ya de enfrentar problemas aislados de sequías o de inundaciones, por ejemplo. Ahora los problemas socio-ambientales provocados por el ser humano, (des)organizado en la civilización capitalista, plantean retos globales. Todo indica que estamos cerca de llegar a un punto sin retorno (o que quizás ya lo estamos superando…). Frente estas realidades y amenazas se elevan muchas voces de angustia y también propuestas de acción. A primera vista parecería que hay una coincidencia de que se tiene que hacer algo. Al menos en el discurso, se acepta la necesidad de replantear las lógicas de producción y de consumo de la sociedad moderna para transitar por otros caminos con una relación más armónica con la Naturaleza. Esa aceptación, sin embargo, no se ha traducido en logros concretos. Hasta ahora. Recordemos que los esfuerzos desplegados desde la aprobación del Convenio de Kioto en 1997 no se han cristalizado en resultados concretos. Más aún, el fracaso de la COP 15, realizada en el año 2009, en Copenhague, sentó un duro precedente. La desazón y desesperanza coparon el ámbito de acción en Naciones Unidas. Y desde esa perspectiva, cuando era poco lo que se esperaba, emerge como un logro el acuerdo global conseguido en la COP 21 en Paris, en diciembre del 2015. En esa ciudad, sacudida poco antes por un brutal atentado terrorista, 95 países miembros de la Convención de las Naciones Unidas contra el Cambio Climático más la Unión Europea, a la que se considera un estado más, alcanzaron un acuerdo contra el calentamiento global que implica a la práctica totalidad del planeta. Sin embargo, como una primera gran conclusión podemos determinar que, si bien lo logrado es significativo comparado con los fracasos anteriores, resulta muy poco o definitivamente nada con lo que este reto global demanda. 

Para dudar de los aplaudidos alcances conseguido en Paris, cabría preguntarnos, como lo hace Gerardo Honty, por qué “muy distintos actores, desde los grandes exportadores de petróleo a las corporaciones globales, todos ellos, terminaron aplaudiendo el acuerdo parisino. Si esos actores celebran el convenio, es que sin duda no se están poniendo límites a la civilización petrolera”. Igual cosa podríamos plantear desde la aceptación de los países exportadores de petróleo o desde de sus mayores consumidores, como China y Estados Unidos, que también se hallan en el coro de aplaudidores. Veamos unos cuantos aspectos relevantes. Este Acuerdo, mundialmente aplaudido –sobre todo por los grupos de poder político y económico- presenta muchas falencias y debilidades, a más de marginaciones imperdonables. Noemí Klein pronto detectó que no aparecen siquiera nombrados conceptos clave como “combustibles fósiles”, “petróleo” y “carbón” y que la fenomenal deuda climática del norte hacia el sur brilla por su ausencia. En el Acuerdo se han suprimido las referencias a los Derechos Humanos y de las poblaciones indígenas, referencias transladadas al preámbulo. Además, pasará un tiempo para que este Acuerdo entre en vigor: las distintas partes tienen plazo entre abril del 2016 y mayo del 2017 para ratificar el Acuerdo, que entraría en vigor en el año 2020. 
Y una primera revisión de resultados sería en el año 2023. Los debates no abordaron a fondo los puntos sensibles, en tanto los negociadores se esmeraron en evitar los verdaderos problemas y menos aún proponer las verdaderas soluciones. Los países poderosos y las transnacionales consiguieron que ningún documento o decisión afecte sus intereses y se convierta en un obstáculo en la lógica de acumulación del capital. No se cuestionó para nada la perversidad del crecimiento ilimitado cuando ya son evidentes y feroces sus consecuencias socio-ambientales sobre la Madre Tierra. No hay compromisos vinculantes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; entonces estas emisiones continuarán aumentando. Tampoco se ha reconocido la deuda climática (mejor hablemos de deuda ecológica) que tienen históricamente los países industrializados con el mundo subdesarrollado; más aún, las grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Europea, no solo desconocen esa deuda, sino que hacen todo lo posible para no aceptar sus responsabilidades pasadas y actuales en la desaparición de glaciares, la subida del nivel marino y los eventos climáticos extremos. Al no haberse adoptado medidas drásticas que limiten y hasta reduzcan la oferta de combustibles fósiles, así como medidas que paren la deforestación, la temperatura continuará subiendo, contrariamente a lo proclamado en París. A modo de punto relevante, tengamos presente que el objetivo a largo plazo es que la temperatura del planeta no sobrepase los 2 grados de aumento a final de siglo (incluso se aspira a un objetivo más ambicioso de 1,5 grados) Sin embargo, con los compromisos voluntarios de reducción de emisiones de efecto invernadero, que han presentado los diferentes países en Paris, la temperatura llegaría a sobrepasar los 3 grados. Y por cierto, en estas circunstancias, la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera seguirá aumentando. Vistas así las cosas, no todo el contenido del Acuerdo tiene el mismo grado de compromisos. Si los países no están obligados a cumplir los compromisos de reducción de emisiones que han presentado, no habrá sanciones si no cumplen sus ofrecimientos de reducción de emisión, pues quedarán en eso, en simples ofrecimientos. Lo que se espera es que esos ofrecimientos se transformen en compromisos aún más audaces a través de revisiones cada cinco años. El Acuerdo no fija metas claras en lo que al pico de emisiones se refiere. Y tampoco establece medidas a adoptar con el fin de descarbonizar la atmósfera. 
No hay planteamientos concretos tendientes a combatir los subsidios que alientan el uso de los combustibles o para dejar en el subsuelo el 80% de todas las reversas conocidas de dichos combustibles, como recomienda la ciencia e inclusive la Agencia Internacional de la Energía, entidad que de ecologista no tiene un pelo. Si como ya anotamos no se cuestiona “la religión” del crecimiento económico, en ningún punto se pone en entredicho el sistema del comercio mundial, que esconde e incluso fomenta una multiplicidad de causas de los graves problemas socio-ambientales que estamos sufriendo; tanto es así que “el comercio internacional deberá proseguir sin obstáculos, incluso en un planeta muerto”, al decir de Maxime Combes. Sectores altamente contaminantes como la aviación civil y el transporte marítimo, que acumulan cerca del 10 % de las emisiones mundiales quedan exentos de todo compromiso. Tampoco se afectan para nada las sacrosantas leyes del mercado financiero internacional que, sobre todo vía especulación, constituye un motor de aceleración inmisericorde de todos los flujos económicos más allá de la capacidad de resistencia y de resilencia de la Tierra. Y no hay compromisos orientados a facilitar la transferencia de tecnologías destinadas a facilitar la mitigación y la adaptación a los cambios climáticos en beneficio de los países empobrecidos. 
Así las cosas, con este tan promocionado Acuerdo se abren aún más las puertas para impulsar las que se conocen como falsas soluciones en el marco de la “economía verde”, que se sustenta en la continuada e incluso ampliada mercantilización de la Naturaleza. Así, con el fin de lograr un equilibrio de las emisiones antropogénicas, los países podrán compensar sus emisiones a través de mecanismos de mercado que involucren a bosques u océanos; o alentando la geoingeniería, los métodos de captura y almacenaje de carbono, entre otros. Para financiar todos estos esfuerzos se establece un fondo de 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020. Esa cantidad, con seguridad menor a la que han recibido los bancos en sus crisis recientes y que no constan en el Acuerdo, podría ser ampliada en 2025; además, este fondo carece de previsbilidad y transparencia. Por cierto el rigor de los compromisos cambia dependiendo de la situación de los países: desarrollados, emergente y “en vías de desarrollo”: eufemismo con el que se conoce a los países empobrecidos por el propio sistema capitalista y su inviable propuesta de desarrollo. Este Acuerdo, en palabras de Silvia Ribeiro, entonces, “se decanta por las opciones más conservadoras y menos ambiciosas” que fueron propuestas durante las negociaciones. De lo expuesto, que deberá ser complementado y profundizado con análisis aún más detenidos y pormenorizados, es fácil concluir que los problemas socio-ambientales globales luego de la COP-21 no encontrarán una solución de fondo. Y así continuará la guerra en contra de la Tierra, causa directa de la ausencia de Paz entre los seres humanos.

La Paz con la Tierra como mandato para la Paz sobre la Tierra 
Aceptémoslo, los seres humanos para lograr que la Paz reine en la Tierra debemos empezar por hacer la Paz con la Tierra. Para conseguir ese vital objetivo, los seres humanos podemos y debemos convivir armónicamente con la Naturaleza, con sus plantas, con sus animales, con sus ríos y sus lagunas, con sus mares y sus manglares, con sus montañas y sus valles, con su aire, con sus suelos y con todos aquellos elementos y espíritus que hacen la vida posible y digna. Eso demanda un mundo en donde no sea posible la mercantilización depredadora de la Naturaleza, en la que el ser humano sea una parte más de ella y no un factor de destrucción. Y en donde, esto también es fundamental, se asegure la vida digna para todos los seres humanos. Las guerras y el uso del terror, independientemente de los argumentos que las invoquen, tanto como las agresiones a la Naturaleza, destruyen las condiciones de vida digna en el planeta. Para poder celebrar a diario la enorme riqueza de la vida en todos los rincones de la Tierra, así como su gran diversidad biológica y cultural, requerimos construir comunidades democráticas y libres. Y así, conscientes de este mandato, retornemos a Paris. Más allá del mensaje que se puede obtener de la COP 21, es preciso comprender las consignas de guerra desplegadas a raíz de los atentados terroristas del 13 de noviembre pasado, y los redoblados esfuerzos bélicos con que los enfrenta. Las políticas “defensiva” u “ofensiva” para combatir el terror con más terror, a la muerte con más muerte, solo conducen a un permanente adiestramiento para el genocidio, a la normalización de los crímenes de guerra, al crimen selectivo como noticia favorita en los medios de comunicación masiva. Debemos, por tanto oponernos a la institucionalización de cualquier forma de violencia en la vida cotidiana. Y en línea con el pensamiento del Mahatma Gandhi, estamos convencidos que no hay un camino para la Paz, sino que la Paz es el camino. La mejor manera de combatir esas fuerzas aterradoras, empeñadas muchas veces en el control de los combustibles fósiles, como el petróleo en el Oriente Medio, por ejemplo, es recuperando las miradas y cercanías con la Naturaleza. Es decir la capacidad de fascinarnos con la diversidad de las formas de vida existentes en la Tierra; lo que exige el respeto a las diversidades. Y todo esto para sembrar desde lo cotidiano y en todos los rincones de la Tierra, nuestra Madre Tierra o Pachamama, un compromiso de convivencia entre los pueblos entre sí, y de éstos con la Naturaleza. Insistamos, en la tierra no habrá Paz, si no establecemos la Paz con la Naturaleza. La Naturaleza explotada, contaminada, militarizada, es la causa profunda de muchas violencias. Y lo son también las enormes y crecientes brechas entre ricos y pobres en todo el planeta. 

Esta realidad provoca miedo e incertidumbre por el futuro. Desata problemas cada vez más complejos en términos de los cambios climáticos en marcha, que amenazan la vida de los humanos en el planeta. Constituye una manifestación de despojo para la mayoría de habitantes y de acumulación en beneficio de pequeños grupos que han concentrado el poder en base a los extractivismos y la mercantilización de la Tierra. Estas son las verdaderas fuerzas destructoras que impiden las condiciones materiales y existenciales necesarias para la realización de la vida digna para todos los habitantes del planeta. Por ello tiene hoy más sentido que nunca, superando el miedo al terror, enarbolar la bandera de la Paz, y enfrentar las agresiones contra la atmósfera, que provocan el cambio climático; el agronegocio de los organismo genéticamente modificados (los transgénicos) y los agrotóxicos; el desbocado extractivismo en los territorios desde donde se obtiene -con verdaderas amputaciones ecológicas- petróleo, gas o minerales. Y más aún si sabemos que esas agresiones son sostenidas -siempre- con el uso de la fuerza, con la criminalización de los defensores de la vida y en más de una ocasión con operaciones militares. 

El Tribunal de los Derechos de la Naturaleza, respuesta desde la sociedad civil 

En las circunstancias descritas, sobre todo frente a los continuados fracasos de los grupos de poder, que realmente no tienen interés en encontrar las respuestas adecuadas a los problemas provocados por el cambio climático -es decir por ellos mismos-, la sociedad civil propone respuestas y acciones creativas. Es más, la sociedad civil no espera a que den fruto las acciones de los poderosos. La sociedad civil en el Sur y en el Norte se ha puesto en marcha. Resiste y propone. Así, ya desde hace dos años, desde la sociedad civil se construye un espacio para denunciar e incluso sancionar éticamente los crímenes que se cometen en contra de la Tierra y de sus hijos e hijas. Este Tribunal Ético Permanente por Derechos de la Naturaleza, que ha realizado sesiones en Ecuador, Perú, Australia y Estados Unidos, se reunió también en París en forma paralela a la COP 21. En este espacio se analizan y juzgan las agresiones contra la Naturaleza, considerando que ésta es la mayor guerra de agresión y terror es la que se lleva a cabo en el mundo. Quienes conforman este Tribunal Ético Permanente por los Derechos de la Naturaleza, en homenaje a todas las víctimas de toda forma de terror, invitaron a recuperar y a construir los espacios necesarios para propiciar democráticamente una vida en Paz. El desafío es extraordinario. Detener el cambio climático y las agresiones a la Naturaleza excede el marco de las cumbres gubernamentales y requiere del movimiento social global más poderoso de la historia que conecte las distintas luchas de justicia ambientales, económicas, feministas, indígenas, urbanas, obreras. Esto implica coordinar acciones anti-coloniales, anti-racistas, anti-patriarcales y anti-capitalistas, construyendo alternativas civilizatorias. En eso estamos, hacía allá vamos. En suma, la lucha por la Naturaleza y la vida digna de los seres humanos, posible sólo si vivimos en armonía con nuestra Madre Tierra, como expresó el senador argentino Fernando “Pino” Solanas en Paris, en este Tribunal de los Derechos de la Naturaleza, sintetiza “la causa de todas las causas”. 

lunes, diciembre 14, 2015

CARTA DE GOYO A LA COP 21


Penal de Piedras Gordas, diciembre 02-2015
Hermanos:
Colectivos de peruanos en Francia
En el marco de la COP 21
Vaya para cada uno de ustedes compatriotas mis más entrañables saludos. Soy Gregorio Santos Guerrero comunero de nacimiento de la Comunidad Campesina “San Juan” de Chirinos”, provincia de San Ignacio, en la histórica y milenaria región norteña de Cajamarca, considerada la segunda capital del Tahuantinsuyo después del Cuzco. Lugar donde la invasión europea de los Pizarro, tomo prisionero al Inca Atahualpa y luego de engaños con la entrega de oro y plata lo ejecutaron. Soy continuador de la fundación y creación de las Rondas Campesinas, he desempeñado diferentes cargos en esta organización; defendiendo derechos universales a la libre y voluntaria organización de los campesinos, comunidades y pueblos originarios; derecho a La administración de justicia de acuerdo al derecho consuetudinario garantizado en la Constitución peruana y el Convenio Internacional 169 de la OIT; en congresos y asambleas , marchas y movilizaciones hemos defendido el derecho a la consulta previa, libre e informada, ante la imposición violente de proyectos mineros en las Comunidades Campesinas ; defensa de las cabeceras de cuenca, nacientes de agua, humedales, , colchones acuíferos, espejos de agua como las lagunas de Conga, manantiales y riachuelos; en si el derecho a decidir el modelo de Desarrollo y gestión del territorio respetando a sus verdaderos propietarios.
Gracias a la unidad rondera y comunal, democráticamente fui propuesto para las elecciones Regionales del año 2010, resultando electo Presidente Regional en primera vuelta para el periodo 2011-2014. En cumplimiento de los acuerdos ronderos y de los pueblos originarios, desde el gobierno regional se impulso la aprobación de un Plan de Desarrollo Regional Concertado; el mismo que se basa en el protagonismo de las Rondas Campesinas, comuneros y pueblos originarios; que durante años han venido demandando el respeto a su territorio invadido por empresas trasnacionales como Yanacocha, que en alianza con el Grupo Benavides explotan tres yacimientos mineros “La Zanja” , ”Tantahuatay” y “Yanacocha” y pretenden expandir por todas la cabeceras de cuenca de la sierra central cajamarquina, parte de la Columna Vertebral del Perú , la Cordillera de Los Andes . El hecho extremo de la violencia extractivista fue cuando Yanacocha pretendió imponer el megaproyecto minero denominado “Conga” que implica la desaparición, destrucción de lagunas, humedales y bofedales; una de ellas debe ser desaguada y convertida en un relleno de desechos tóxicos.
Ante estos hechos abusivos, en calidad de la Presidente Regional, comunero y rondero, cumpliendo los acuerdos comunales y Ronderos aprobamos sendas ordenanzas regionales. Estas ordenanzas son elaboradas, discutidas y aprobadas por el Consejo Regional y por orden o mandatos de la Ley, promulgadas por el Gobierno Regional. Es así que firmamos la OR 036-2012; Declarando Inviable el Proyecto minero Conga, al amparo de la Ley de Recursos Hídricos y en cumplimiento del pedido popular. Esta acción legal y democrática dio lugar a la brutal arremetida política, fiscal, penal y judicial. En calidad de Presidente Regional fui denunciado por el Fiscal de la Nación por Usurpación de funciones del Presidente de la República, de igual manera el Consejo Regional; se aperturaron mas 37 procesos de investigación fuera de la Jurisdicción de Cajamarca, en Chiclayo, en San Martin, en Lima y en las provincias donde se producían movilizaciones contra la contaminación y la invasión minera.
La ofensiva de persecución política y penal no ceso; la Contraloría General de la Republica, el MEF tomaron por asalto el Gobierno Regional, congelaron el presupuesto, lo recortaron y armaron una denuncia por Asociación Ilícita, Colusión y Cohecho; en razón de que se aprobó la construcción de dos Hospitales, más cinco proyectos de Electrificación Rural, y los estudios definitivos de tres hospitales más, carreteras y construcción de Escuelas. A través de esta denuncia descargaron toda su venganza, y al no tener pruebas, se valieron de colaboradores eficaces, algunos ex–trabajadores de Yanacocha o empresarios presionados por el gobierno; dictando una prisión preventiva de 14 meses y luego la ampliaron por 11 meses más.
Lo curioso de todo es que me detuvieron días antes de las elecciones y me internaron en un penal de Máxima Seguridad, incomunicado con mis familiares, con los dirigentes de mi partido y con los dirigentes sociales. A pesar de este brutal aislamiento fui reelecto con más 44% de votos en primera vuelta. El actual gobierno ha tomado como pretexto esta denuncia, para continuar su campaña de persecución y amedrentamiento; hasta la fecha tengo 106 procesos abiertos, soy la única autoridad regional con una declarada persecución política, promovida desde la CONFIEP, la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo; víctima de una sucia campaña de estigmatización mediática desde los medios de comunicación del Grupo de Comercio (ver editoriales y comentarios) desde donde me atacan y presionan a fiscales y jueces diciendo que soy “anti-sistema”, “anti inversión”, “terrorista económico”, etc., etc.
Compatriotas, en el marco de la COP 21, denuncio ante el mundo que el actual gobierno de Perú, lleva adelante una grosera política de Persecución a los dirigentes ronderos y comuneros, que pacíficamente se resisten a la expansión de proyectos o megaproyectos mineros, que ya le cuestan al país, miles de hectáreas convertidos en suelos áridos y desiertos, decenas de cuencas contaminadas, lagunas y ríos muertos; Compatriotas con metales pesados en su sangre condenados al sufrimiento de por su vida.
Rechazar la posición hipócrita del Presidente Ollanta Humala y su Ministro de Ambiente Pulgar Vidal, quienes han traicionado a los peruanos, porque se comprometieron revisar los contratos con los transnacionales y ser severos en el control ambiental. Ahora somos el país con la más alta deuda ambiental, que no cuentan con el dinero suficiente para reparar o siquiera mitigar los pasivos ambientales. Su gobierno ha debilitado el control ambiental y viene proviniendo el ablandamiento del mismo, bajo el pretexto de destrabar las inversiones, con el único fin de satisfacer la voracidad de las multinacionales.
En calidad de preso político denuncio al régimen de Humala e invoco a ustedes a continuar respaldando la resistencia de los pueblos de Cajamarca y del Perú, en la defensa sagrada e irrenunciable de los recursos naturales, el agua y el medioambiente. Nada quebrará nuestra moral de resistencia y lucha; requerimos un modelo de desarrollo racional y humano que garantiza la vida de las actuales y futuras generaciones.
¡Con Coraje y Dignidad!

Gregorio Santos Guerrero