FRENTE ÚNICO REGIONAL - TACNA
FUR – Tacna
PRONUNCIAMIENTO
PARO
NACIONAL POR EL CAMBIO DE MODELO ECONÓMICO
El pueblo de Tacna, representado por sus
organizaciones sociales de base, patrióticas, sindicales, gremiales, económicas,
juveniles, femeninas, universitarias, campesinas, agrarias, religiosas,
agrupadas en el Frente Único Regional, nos dirigimos a la opinión
pública local, regional y nacional:
Primero. Esta
probado que el modelo económico impulsado por el gobierno de Ollanta
Humala y las transnacionales atenta contra la biodiversidad y la vida,
asimismo, es absolutamente contrapuesto a los legítimos derechos e intereses de
los pueblos del Perú. Por tanto, el Frente Único Regional,
condena enérgicamente la actitud genocida del gobierno “nacionalista” que ha
terminado con la vida de cinco compatriotas en la heroica resistencia del
pueblo de Cajamarca.
Segundo. Una gran
minería que saquea, contamina y destruye todo lo que toca es inviable. Una gran
minería que no trae progreso para su pueblo es una minería inaceptable.
Una gran minería que usa tecnología que incluye mercurio, cianuro, cadmio, es
obsoleta, inadmisible e incompatible con la vida en general. Por eso, los
pueblos de costa, sierra y selva tienen claro que esa minería es absolutamente
nociva para la vida y el desarrollo de los pueblos. Un nuevo marco jurídico
para la explotación minera se impone por la fuerza de los hechos.
Tercero. La
convulsión social crece en la medida que el gobierno de Ollanta Humala, que
protege los intereses de las transnacionales y sus sirvientes nacionales,
pretende que el Perú siga como antes: saqueado en sus riquezas
naturales, contaminadas sus aguas, aire y tierras, con salarios de hambre para
los trabajadores e inmensas riquezas para un minúsculo grupo parasitario que
vive de la bolsa y la banca, con redes mafiosas festinando a sus anchas y,
corrupción y delincuencia, creciendo sin límite. Pero no ¡El Perú no puede
seguir como antes!
Cuarto. Los
problemas de Conga, Espinar, Tía María, Cerro de Pasco, Huancavelica,
Toquepala, Pucamarca, Puno, Amazonía, etc. grafican que los conflictos minero –
ambientales son un problema de carácter nacional. Por tanto, la solución a los
problemas no pueden ser soluciones parciales. La solución pasa por el cambio de
la política minera del Estado. Una nueva política debe considerar básicamente
tres aspectos: Uno, la exclusividad del uso de agua dulce para la
agricultura y la población; Dos, minimización de los impactos de
la actividad minera mediante la prohibición del uso de sustancias químicas
nocivas (p.e. cianuro, mercurio, cadmio); Tres, la cuantificación
permanente de los impactos negativos de la explotación minera que den lugar a
la creación de un impuesto destinado a la reparación de dichos daños, sin
perjuicio de la prohibición de los proyectos mineros en cabecera de cuencas.
Quinto. El Perú
está de pie. ¡Paro Nacional! Es la voz indignada de hombres y mujeres de costa,
sierra y selva contra la prepotencia, intransigencia y violencia de las
transnacionales y los gobiernos serviles que no se detienen ni en el asesinato
de pobladores indefensos que ejercen su derecho a expresarse. Esas voces,
indignadas y resueltas, exigen un nuevo contrato social que ponga de pie lo que
está parado de cabeza: ¡El capital debe subordinarse al trabajo y no al revés,
como ocurre actualmente!
Tacna, 11 julio 2012
¡PARO NACIONAL POR EL CAMBIO DE
MODELO ECONÓMICO!
¡Libertad de los luchadores
sociales detenidos en Espinar y Cajamarca!
¡Abajo el gabinete
Valdes!
¡Juicio político -
penal a los responsables del asesinato de 20 peruanos en menos de 1 año de
gobierno “nacionalista”!
¡No a los proyectos
mineros en cabecera de cuenca!
¡La ampliación del
proyecto minero Southern no pasará!
Por Paul E. Maquet
Tomado de Revista Ideele
No hay
nada de radical en decir eso: no estoy diciendo “no a la minería”, estoy
diciendo NO a este proyecto específico.
¿Por
qué? ¿Por necio? No, al contrario, por argumentos concretos y sensatos.
Primero, porque cuatro lagunas naturales no se pueden
reemplazar por reservorios artificiales. Eso está claro: no es lo mismo. Las
lagunas son un ECOSISTEMA, con múltiples y complejas conexiones entre el agua y
los demás elementos vivos y no vivos. Además, las lagunas de toda la zona donde
se piensa realizar el tajo abierto se conectan con las nacientes de los ríos y
derivan sus aguas, tanto de manera superficial como subterránea, hacia las
partes inferiores de la cuenca. El propio Estudio
de Impacto Ambiental (EIA) lo señala, al indicar la
presencia de “gradientes de agua subterránea que descienden de las cumbres del
altiplano a los valles de los cursos de agua”. El EIA reconoce que el proyecto
“tiene el potencial de impactar tanto la calidad como la cantidad de los flujos
de las quebradas aledañas” y que “representaría una variación en los niveles de
infiltración, en la distorsión de los flujos hidrogeológicos como consecuencia
(de) presas que cortan casi en su totalidad el flujos subterráneos”.
¿Queda
claro este punto? Se va a destruir lagunas que se conectan de manera
subterránea con las partes superiores e inferiores de la cuenca, y esos flujos
serían cortados “casi en su totalidad”. No lo digo yo.
¿Qué
propone el EIA de Conga? Que ese problemita se puede solucionar construyendo
cuatro reservorios “de mayor capacidad”. En efecto, el dato es impresionante:
los reservorios que construiría la empresa tendrían una capacidad de 10 830 000
metros cúbicos de agua, versus los 2 600 000 que albergan actualmente las cinco
lagunas que desaparecerían.
Pero estos reservorios servirán para captar agua de
LLUVIA. Eso es lo que tiene que quedar bien claro: los reservorios no sirven
para reemplazar de manera integral los servicios medioambientales que brindan
las lagunas naturales, los bofedales que las rodean y todo el ecosistema
circundante –como lo ha sugerido el propio ministro
de Ambiente. Sólo sirven para guardar agua de lluvia, agua
superficial. ¡Y eso está muy bien! De hecho, nadie se opone a la construcción
de los reservorios, que efectivamente permitirían equilibrar la disponibilidad
de agua a lo largo del año. ¡Que se construyan los reservorios! Pero ¡que NO se
destruyan las lagunas!
Porque las lagunas no son baldes de agua ni
recipientes, como muy bien explica Marco Arana en esta entrevista.
Esa es la diferencia entre un simple enfoque
ingenieril tradicional y un enfoque ECOSISTÉMICO. Ollanta Humala se ha hecho
merecedor al premio “la frase más tonta del año” cuando dijo, en su discurso :
“exigimos a la empresa a que no vengan a hacer reservorios de cemento, queremos
la construcción de lagunas modernas para ese trasvase con tecnología de punta,
y en ese sentido exigimos a la empresa que haga un mayor número de lagunas”.
Lamentablemente, el ser humano aún no ha aprendido a hacer lagunas.
El
proyecto Conga se basa en enfoques del siglo XIX y XX (“el ser humano es capaz
de reemplazar a la naturaleza” y “los elementos de la naturaleza no tienen
relación entre sí y los podemos modificar a nuestro antojo”) que no son capaces
de enfrentar el principal desafío del siglo XXI: la disponibilidad de agua en
un contexto de cambio climático.
Suena
bonito decir “oro y agua”. Pero es imposible cuando el oro está exactamente
DEBAJO del agua, como en este caso.
Hay un
par de razones adicionales para decir NO a Conga.
Por un lado, que el proyecto no cumple con la Ley. Así
es. Lo que pasa es que en el Perú nos hemos acostumbrado a que sólo se cumpla
la parte de la Ley que le conviene a algunos grupos poderosos. Pero así como la
Ley dice que el Ministerio de Energía y Minas (MEM) aprueba los EIA, la Ley
también dice que las regiones establecen su zonificación económica y ecológica
(ZEE). Pues bien, Cajamarca es una de las pocas regiones que ha elaborado ese
estudio, que define que la zona donde se piensa realizar el proyecto es “de alta importancia hídrica”.
Sin embargo, este análisis no ha sido tomado en cuenta por el MEM. La Ley
también decía que las municipalidades pueden declarar “zonas protegidas”. El 2004, la Municipalidad de Celendín
declaró como “zona protegida” el área de influencia de Conga. Tres
años después, el 2007, Alan García dio un decreto supremo quitando a los municipios
esa atribución. Ya sabemos que las leyes no son retroactivas, claro, pero
parece que a veces sí. Por último, la Ley (de recursos hídricos) dice que “el
Estado reconoce como zonas ambientalmente vulnerables las cabeceras de cuenca
donde se originan las aguas” y que “la Autoridad Nacional (del Agua, ANA), con
opinión del Ministerio del Ambiente, podrá declarar zonas intangibles en las
que no se otorgará ningún derecho para uso”.
Es
decir, la Ley también ampara a los que nos oponemos a Conga. Pero, como dijo
Stanislaw Jerzy Lec, “todos somos iguales ante la Ley pero no ante los
encargados de aplicarla”.
Por
último, hay un serio problema de credibilidad. No a Conga, también, porque
¿quién le cree a Yanacocha? Claro, podemos abstraernos, irnos al mundo de las
ideas y no a la historia concreta. Pero si vemos el prontuario de Yanacocha,
una empresa cuyos “services” de seguridad han hecho seguimiento parapolicial a
líderes ambientalistas (uno de los cuales fue asesinado en circunstancias que
aún no han sido aclaradas), una empresa que empezó con un proyecto que
implicaba desaparecer cuatro lagunas y que ya ha destruido más de 20, una
empresa que derramó mercurio y luego pasó piola, ¡en fin! Son demasiados casos
como para hacer tabula rasa. En estas cosas también cuenta la trayectoria.
El proyecto Conga se basa en enfoques del siglo XIX y XX (“el ser humano es capaz de reemplazar a la naturaleza” y “los elementos de la naturaleza no tienen relación entre sí y los podemos modificar a nuestro antojo”) que no son capaces de enfrentar el principal desafío del siglo XXI: la disponibilidad de agua en un contexto de cambio climático.
Un antes y un después
Conga
marcará un antes y un después en el Gobierno de Ollanta, como lo han entendido
desde Aldo Mariátegui y la CONFIEP hasta Gregorio Santos y Marco Arana.
Aún no
se cruza el rubicón, para usar la metáfora de Aldito M.
De hecho, hasta antes del discurso de Ollanta esta
semana, las reacciones habían sido bastante cautas, y el ministro
del Ambiente ha ofrecido una revisión del EIA que
todos estamos esperando. Lo que ha hecho Ollanta, salir a dar declaraciones
como las que ha dado sin contar con el informe del ministerio de Ambiente, ha
sido cuando menos audaz. Y ha demostrado, sinceramente, ignorancia y torpeza en
varias de las cosas que ha dicho.
Pero
todavía se puede rectificar. Tan simple como que el ministerio del Ambiente
emita un informe técnico y se decida en base a eso. EN BASE A ESO, y no al
monto de inversión, a los compromisos, a Pensión 65 o al gravamen. O, si se
quiere más neutralidad, que el EIA se envíe a la UNOPS, cosa que hasta Alan
García hizo con el proyecto Tía María. Por cierto, en aquella ocasión el
organismo internacional hizo 138 observaciones al estudio, demostrando que
realmente los criterios que usan el Estado peruano son risibles.
Ojo,
repito: aquí no se trata de ser “antiminero” o “prominero”. Para el caso, ambas
posturas son ideológicas. AMBAS. Se trata de juzgar si Conga va. Todo indica
que, si Conga va, la población va a sufrir escasez de agua en los próximos 15 o
20 años, y eso que aún no hay un modelo matemático elaborado por SENAMHI sobre
los efectos del cambio climático en la zona. Entonces, la pregunta de fondo es:
¿este Gobierno es capaz de poner los intereses de campesinos concretos por
encima de los proyectos de inversión de una empresa?
Esa es la pregunta. Porque si se trata de conseguir
plata, pues que
le cobren los impuestos a la Telefónica, que hagan la reforma
tributaria y que luchen contra la corrupción, que fue lo que se prometió en
campaña. Ese fue el compromiso electoral, no Conga.
Ollanta
ha dicho que no acepta chantajes de nadie. La prensa de derecha lo ha
interpretado como chantajes de la población en pie de lucha. Pero ¿no es un
chantaje decir “si no va Conga peligra el gravamen minero”? Ese es el verdadero
chantaje.
Tenemos derecho a exigir
En algunos espacios se ha vuelto una especie de lugar común rechazar a los que critican o burlarse de los que “esperaban algo”. Son dos extremos que llevan a lo mismo.
En algunos espacios se ha vuelto una especie de lugar común rechazar a los que critican o burlarse de los que “esperaban algo”. Son dos extremos que llevan a lo mismo.
Por un
lado, parece ser que si uno es crítico a Ollanta “le hace el juego a la
derecha”. Cosa más absurda: este es un proceso en disputa, todos lo sabemos, y
así como la Sociedad Nacional de Minería tiene derecho a mover todas sus fichas
para presionar al Gobierno, nosotros, el 30% que votó por un cambio en primera
vuelta, también tenemos derecho a presionar, si es necesario con movilización
social, para que ese cambio se haga realidad.
Por el
otro lado, algunos señalan que “Ollanta nunca fue de izquierda” y que si
esperábamos un cambio de modelo hemos sido unos ilusos. Pues ese es otro
absurdo. Aquí Ollanta no tiene que ser de izquierda para respetar el derecho al
agua de la gente. Tampoco tiene que haber un cambio de modelo para que un
proyecto específico no sea aprobado. Simplemente le exigimos a Ollanta no sólo
que cumpla con sus promesas, sino que cumpla con el rol que tiene el Estado:
garantizar los derechos de los ciudadanos.
*Este
artículo fue publicado originalmente en Alerta Perú.
1 comentario:
esta mal que nuestro presidente mande asecinar a nuestros hermanos campesinos que estan en contra de la mina, ya que el agua es el elemento fundamental para vivir.
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