Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Cuando todo el mundo pensaba que el movimiento
estudiantil universitario había dejado de existir, junto con el resto del
movimiento social, desde el tiro de gracia dado por el fuji-montesinismo en la
década del 90, venimos observando como es que en estos días los estudiantes
universitarios se esfuerzan por “resucitar” y despertar del largo sueño y
evidenciar ese espíritu de cambio, de lucha, de protesta, de inconformidad, es
decir, el verdadero espíritu de juventud. ¿La razón? Evitar que el gobierno
timorato y genuflexo de Ollanta Humala y su Congreso apruebe la “nueva” Ley
Universitaria que consolida y mejora la violación de la autonomía
universitaria. ¿Lo lograrán? Veamos:
Un hecho que debe llamar la atención, sobre todo en el
seno del mundo académico superior, es que detrás de la “novísima” Ley
universitaria no están los mejores académicos, profesionales, investigadores,
doctores o Pishdis, de la educación, detrás de dicha Ley está nada más y nada menos, que un militar,
un congresista de la chacana. Al menos así se da a entender a través de los
instrumentos mediáticos, puesto que el aludido militar, en su calidad de
Presidente de la Comisión de Educación, es entrevistado, con mayor énfasis y
sin de Mora, mañana, tarde y noche, para
que exponga las “bondades” que tendría el importante documento legal. Entonces,
siendo así, los estudiantes universitarios de todo el país deben estar tranquilos,
porque de aprobarse dicha Ley pronto podrían llevar el famoso curso de IPM
(Instrucción Pre Militar) como en la época en que se vestía el uniforme color
beis o caqui, así como conminados a grabar bien en su cerebro el principio
militar “ordenes se cumplen sin duda ni murmuraciones” y “Ley se cumple sin
dudas ni murmuraciones”
Asimismo, otro hecho no menos preocupante o quizá
“importante” para los estudiantes universitarios, es que la CONFIEP, es decir,
los empresarios de este país, esos que sólo les gusta acumular riqueza, sea
como sea, sí es atropellando los derechos de los demás o destruyendo la
naturaleza, mejor, estarían no sólo determinando para que dicha Ley sea
aprobada lo más pronto posible; sino, también, elaborando las ideas, los
títulos, capítulos, artículos, los incisos y los acápites, es decir, elaborando
los textos o contenido de la Ley. De ser así, esto tendría dos consecuencias:
encaminar los centros de educación superior pública, hacia una total
privatización, logrando con ello que el Estado normativo y gendarme que tenemos
ahora, se deshaga del exiguo presupuesto asignado a ellos. De otro lado,
administrar o gestionar la universidad pública peruana exclusivamente desde una
visión empresarial y economicista, introduciendo en los cerebros de los
estudiantes universitarios la idea en cuanto a que “todos tienen que ser
empresarios”, “Todos tienen que estudiar carreras que el mercado demanda” ¿Y
qué carreras demanda el mercado?
Carreras técnicas y cortas, la gran mayoría de ellas no precisan de ser
estudiadas en una universidad, tan sólo en algún instituto. ¿Y, donde está ese
famoso mercado?, Según los neoliberales, gobernantes y clase política de este
país, principalmente en las transnacionales mineras. El estudiante “compra”
todas esas ideas que en realidad son sólo eso: ideas, humo y falsas
expectativas. Pero el objetivo de fondo, el cual buscan los empresarios, las
transnacionales y la clase dominante en general es castrar el espíritu
crítico de los universitarios, desconectarlos de la realidad social,
despolitizarlos, desclasarlos, etc., etc. Aunque todos estos aspectos ya se
vienen observando desde hace mucho tiempo, precisamente desde la época del
fujimorato. Con la “Nueva” Ley lo único que se haría es legalizar, oficializar
e intensificar el tecnicismo y oscurantismo universitario.
Sino, recordemos el caso de la “Autonomía”
universitaria. Dicha autonomía ya ha sido violada de forma reincidente desde
hace buen tiempo, concretamente desde la década de la dictadura
Fuji-montesinista. Incluso antes, en el segundo periodo de gobierno de Alan
García; por ejemplo, aquí en Cajamarca, un alcalde militante de la estrella,
junto con miembros de la policía, entraron pistola en mano, al campus
universitario, a agredir físicamente a algunos estudiantes universitarios. Y,
en la década del 90 ni hablar: Por citar sólo uno de los casos, el más
emblemático: la violación de la autonomía de la universidad La Cantuta, de
donde los militares secuestraron a 9 estudiantes y a un profesor, luego, los
mismos fueron encontrados asesinados y calcinados. Sobre estas violaciones a la
autonomía universitaria nadie a dicho nada, nadie está procesado judicialmente
por estos hechos; al contrario, a partir de esos años, la universidad sufrió
cambios importantes, entre éstos: desaparecen los estudiantes universitarios de
los movimientos sociales; los cursos o asignaturas que enseñan a pensar y que
se enseñaban en todas las facultades, como el materialismo dialéctico, el
materialismo histórico, sociología política, entre otros son olímpicamente
eliminados de los sillabus; empiezan a predominar las carreras y cursos
técnicos, enseñados con enfoque tecnicista; iniciándose, así, en los
estudiantes un proceso de despolitización, bajo el principio castrador y
asesino de mentes, originado en muchos casos, en el hogar: “A mi me han mandado
a la universidad a estudiar y no a hacer política”, etc. etc.
Asimismo, se inicia un formulismo controlista, en
tanto que las universidades pueden contar con vigilantes o “guachimanes” cuyas
actitudes son muy asociadas a las actitudes militares, quienes,
cotidianamente, revisan las mochilas de
todo aquel que entre y salga de tales centros de estudios. Entonces, la
autonomía de la universidad estatal, ya ha sido violada en todos los aspectos;
pero sobre todo en uno, que es el más sagrado para todo ser humano y más aún
para niños y jóvenes: la violación de la
libertad de pensamiento. Además, al limitar el pensamiento y castrar la
capacidad de crítica en la universidad es como chupar un huevo, haciéndole un
hoyito con un alfiler, para que aparezca intacto, cuando en realidad sólo es un
cascarón. En fin, a partir de la
dictadura, la universidad pública peruana, ha perdido su esencia, cual es, la
de generar, impartir y recrear el conocimiento y el pensamiento; limitando su
quehacer sólo al saber hacer, pero anulando o eliminando el saber
pensar. Y no nos referimos a un tipo de conocimiento y pensamiento,
limitado y concreto, sino a la diversidad y universalidad de conocimientos y
pensamientos; de los cuales surge precisamente el título o nombre de
“UNIVERSIDAD”. La misma suerte están corriendo los centros educativos primario
y secundario donde se han eliminado asignaturas como historia, geografía,
educación cívica, castrando a los niños y jóvenes esa posibilidad de conocer su
verdadero pasado, conocer su territorio y amar a su patria.
En este contexto, no se puede evadir la siguiente
pregunta ¿lograrán los estudiantes universitarios y la comunidad universitaria
en general, hacer retroceder al gobierno ollantista en su objetivo de imponer
la nueva Ley universitaria? Considerando, por un lado, que detrás de dicha Ley
está la derecha criolla, los grupos de poder económico como la CONFIEP y los
militares, mientras que por el otro lado está la comunidad universitaria
(docentes, estudiantes y administrativos), pero principalmente los estudiantes
universitarios, los cuales carecen de espíritu de lucha, por estar enclaustrados en el academicismo,
condenándose así mismos al letargo y conformismo, con la frase “a mi me han
mandado a estudiar y no a hacer política ni a protestar en las calles”, todo
indica que el gobierno tiene todas las de ganar. No cabe duda que, para que los estudiantes
universitarios ganen la batalla, se tendría que hacer verdaderas luchas directas
de masas en las calles, es decir luchas estudiantiles masivas y contundentes,
similares a las que se hacían en las décadas de los 70s y 80s, con la
Universidad Mayor de San Marcos a la cabeza. Valgan verdades, las luchas
estudiantiles de hoy, son caricaturas o remedos de luchas sociales, porque son
timoratas, escasamente concurridas y poco motivadas.
Finalmente, el estudiante universitario de hoy,
no se cansa de estar enclaustrado, se enclaustra en la universidad, se
enclaustra en el internet y se enclaustra con el audífono del celular. Es un
estudiante enclaustrado y desconectado de su propia realidad y cuando deja de
enclaustrarse empieza la juerga, por cualquier motivo; cachimbo, pre cachimbo,
promoción, pre promoción, cumpleaños del compañero, o de la compañera, etc.,
etc. el hecho es que las pizarras y fachadas de las universidades están llenas
de anuncios e invitaciones a la juerga y a la parranda. Atrás han quedado los
“años maravillosos” cuando en las universidades existían realmente los centros
federados y las federaciones universitarias, con sus respectivos ambientes, los
cuales hoy han sido convertidos en espacios de prósperos negocios; mientras que
cada uno de estos gremios estudiantiles tenían sus pizarras, en las cuales se
escribía sendos pronunciamientos de la coyuntura nacional, a la para que la
polémica y el debate estudiantil era infaltable e ineludible, lo cual era
indudablemente una señal de que el estudiante universitario de aquel entonces
leía y pensaba mucho más que el estudiante universitario del Perú globalizado.
Espero que esta crítica no sea tomada a mal por el estudiantado universitario,
sino por el contrario sirva para que reflexione y piense un poco más, para que
se conecte un poco menos con el audífono del celular y con el internet y se
conecte un poco más con la realidad social, con su propia realidad.
Escrito: 21 de junio del 2013
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