Por Sociólogo: Avelino Zamora
Lingán
Todos los peruanos seguramente ya están enterados sobre la renovación
del contrato o licencia a la transnacional telefónica para que opere, “18 años
y 10 meses”, que en la práctica seguramente significará 20 años más, puesto que
la prensa nacional, adicta al entreguismo,
ha des –informado lo suficiente sobre este tema. El caso es que a la
opinión pública se le quiere hacer creer que el Estado Peruano, a través de los
sucesivos gobiernos de turno, incluido
el presente, son fieles defensores de la soberanía nacional, que velan por los
intereses del pueblo y por la economía de todos y cada uno de los peruanos; que
protegen los recursos naturales y el medio ambiente, etc. etc. En este contexto, sobre telefónica,
se nos dice que la renovación del contrato ha sido posible, porque aseguran que
la transnacional “ha aceptado” la serie de “condiciones” que las autoridades
peruanas le han impuesto y que tiene que cumplirlos, durante los próximos años;
mientras tanto, los voceros de la propia transnacional le hacen el juego a los
voceros peruanos e indican “si pues, son duras las condiciones que tenemos que
cumplir”. Así, entonces, en el imaginario popular o en las mentes de cada uno
de los peruanos, queda perfecta la trama
falaz respecto al negociado telefónico, en el sentido de que aquí existe un
Estado fuerte con las transnacionales, sean de comunicaciones, mineras,
petroleras, gasíferas, etc., etc., que “impone condiciones” en las firmas de
sus contratos o en la renovación de los mismos.
El problema es que la realidad concreta es muy distinta a los mensajes oficiales y mediáticos. Esa realidad es que cuando se
trata de contratos, convenios, cartas de intención, TLCs, etc, con
transnacionales, el Estado peruano y sus gobernantes actúan con mente o
criterio colonialista, anti-soberano, antinacional y anti-popular.
Muchos nos preguntamos ¿Y, cuáles, son, pues, esas “condiciones tan duras”,
que la empresa tendría que cumplir? ¿Acaso va pagar más impuestos?, O ¿va
desaparecer la renta básica, por la cual usted o cualquier otro mortal peruano paga
sin que haga uso del servicio y es la más elevada de América Latina? Pero la pregunta más pertinente y de cajón es
¿Pagó, dicha transnacional, los 3,500 millones de soles que le debe a la SUNAT?
(5 mil millones según Hildebrandt), Si las respuestas a tales interrogantes son
afirmativas tal vez entonces aceparíamos que la transnacional sí acepta
“condiciones” y que además éstas son “duras”. Pero lamentablemente sobre estas
interrogantes nada se ha informado, nada se sabe, ni nada se comenta en la
prensa lacaya de nuestro país, experta en fabricar sicosociales y levantar
cortinas de humo. Sólo se dice que tales condiciones se limitan a lo siguiente:
la empresa se “compromete” a “invertir” más de 3 mil millones de soles, para
otorgar mayor cobertura a la población;
que el 100 % de los distritos capitales estarían cubiertos por líneas de
telefonía móvil, que se va implementar una “tarifa
social”, cuyos beneficiarios sean los trabajadores del Programa Juntos, Cuna
Más, pensión 65, entidades burocráticas estatales, etc., etc. ¿Esas son las tan
cacareadas y “duras condiciones”
impuestas por el Estado, y que la multinacional con el dolor de su alma , las
ha aceptado? A este servidor,
sinceramente, esto suena más a engaña muchachos, que a un negocio realmente
soberano, favorable a la población peruana y a su endeble economía.
En primer lugar cabe recordar que la transnacional opera en el país
desde 1994, previo pago de poco más de 2 mil millones de dólares, por las
empresas de telefonía estatales: Compañía Peruana de Teléfonos, operadora para
Lima y Callao; y, Entel Perú, operadora para provincias. Claro, en ese
entonces, donde reinaba el fuji-montesinismo entreguista, más beneficios no
podía tener dicha transnacional, siendo uno de ellos el hecho que el Estado le
otorgó el monopolio del mercado peruano por 5 años, disqué para que recupere lo
invertido, es decir, sus 2 mil millones de dólares. Como el mercado le fue tan
rentable, dos años fueron suficientes para tal recuperación, sin embargo, en la
práctica, la transnacional telefónica aún hoy 2013, monopoliza el mercado,
puesto que se estima que más del 70 % de éste está acaparado por la empresa
española.
Sobre la “inversión” de más de 3,020 millones de soles ó 1,184 millones
de dólares surge otra pregunta: ¿No será
que esa supuesta “inversión” se realiza o canjea con la deuda que la
transnacional le tiene a la SUNAT o mejor dicho al Estado peruano? Total, en
este país, a las transnacionales se les permite canjear obras y servicios por
deudas tributarias. Ahí tenemos como ejemplo a las empresas mineras quienes
pagan sus impuestos a través de la construcción de algunas obras como
carreteras, escuelas, postas médicas o sistemas de agua potable, hasta en
mochilas escolares; y luego a tales obras y regalos se los hace pasar como
“generosas donaciones” de tales empresas a las comunidades, cuando en realidad
el monto invertido es considerado como parte del pago de deuda tributaria con
el Estado. El caso de telefónica no puede ser excepción de estos salomónicos
estilos en los negociados neocolonialistas entre el Estado y las
transnacionales.
Por otro lado, en cuanto a la mayor cobertura, cubriendo al 100 % de
distritos con líneas fijas y móviles, internet, etc. no nos debe parecer
extraño ni mucho menos “beneficioso” para el pueblo. Recordemos que el fin o
esencia de una empresa, cualquiera que sea, micro, pequeña, mediana, grande;
nacional o transnacional, es el LUCRO ECONÓMICO, y éste se sustenta en el
NÚMERO DE CLIENTES. Una empresa jamás tiene beneficiarios; una empresa tiene
clientes. Por lo tanto hacer pasar a la ampliación de cobertura telefónica como
un “beneficio” y, más aún con la pésima calidad del servicio que presta dicha
transnacional es pura propaganda y apología barata, no merecida que se le hace
a una empresa, a la cual, seguramente, sólo le interesa cifras en azul y
muchos, muchísimos clientes más que compren sus equipos, fijos y móviles; sus
líneas telefónicas, de Cable, redes inalámbricas, sus bandas anchas, angostas,
tarjetas de recarga, recarga automática, etc., etc. Por lo tanto, para
coberturar mucho más el espacio geográfico con un servicio que no es gratuito,
sino todo lo contrario, creo que no es necesario “imponer” ninguna
“condición” o someter a exigencia alguna
por parte del Estado, pues toda empresa, por naturaleza, busca ampliar su radio
de influencia, porque sabe que a mayor cantidad de clientes mayor será sus
ganancias.
Finalmente, la trasnacional no
sólo no paga sus tributos sino que incumple los compromisos asumidos cuando
ingresa al país; pues eso se refleja en el hecho que ¿Lo logrado en estos 17 años no es
óptimo, pues por ejemplo “en telefonía fija, creo que el crecimiento ha sido
tibio. Se quería una gran expansión de cobertura, dar acceso universal, dar
accesibilidad a precios coherentes. Parte de eso se ha logrado escasamente,
pero en cobertura a las zonas rurales no se ha llegado como se quería, Un dato
adicional: Según estiman los expertos, la cobertura fija en el Perú es de sólo
10%. Es decir, sólo 10 de cada 100 peruanos tienen telefonía fija. Esto
probablemente se deba a que la transnacional prefiere cobertura pequeña o
número de clientes estables, con tarifas altas; antes que masificar su servicio
de comunicaciones y mantener tarifas coherentes con los niveles de ingreso
económico de las grandes mayorías. En
fin, lo cierto es que el Perú seguirá soportando 20 años más de “estafas”,
empezando con la renta básica que es la más cara de la región latinoamericana;
con los cobros redondeados al minuto cuando en realidad le deben cobrar de los
20; 30 ó 40, segundos que se habla; con las tarjetas de 10 nuevos soles, que le
duran apenas para dos o tres llamadas de un minuto cada una; con la publicidad
y las estafas realizadas a través de los celulares; etc. No olvidemos que
previo a esta renovación de Contrato con Telefónica, Humala viajó el año pasado
a rendirle loas y alabanzas al Rey de España y a rogarles a los empresarios
españoles a que vengan a “invertir” a nuestro país, porque existen “todas y las
mejores las condiciones para las inversiones”. Por lo tanto, sólo el día en que
el Perú tenga gobernantes que realmente defienden la soberanía de un pueblo, la
economía de sus habitantes y se atreva a levantarle la voz a las
transnacionales, despojándose de ese colonialismo
mental, ese día existirá la confianza plena de que el intercambio
comercial, con cualquier trasnacional, minera, telefónica, petrolera, etc. es
realmente justo y soberano///
Escrito: 26 de enero
del 2013
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