“Cisterna, tras cisterna y tras cisterna las lagunas se van secando”
Escrito: 7 de agosto del 2013
Ante la resistencia de la población de Bambamarca, Celendín y Cajamarca
al no dejar que la Newmont destruya o desaparezca las lagunas de Conga, vía
trasvase a los famosos reservorios y así poder extraer el oro que yace debajo
de ellas, dicha transnacional no ha tenido una mejor idea o estrategia que
cargar el agua en cisternas y así ir secándolo poco a poco. Probablemente tal
estrategia ha empezado a implementarlo con la idea de que en el corto plazo el
agua de las lagunas se vean bastante mermadas en su caudal y entonces la
población se resigne y dé luz verde al mega proyecto Conga, y de otro lado, tal
vez los de la Newmont han creído que nadie se va dar cuenta y por lo tanto su
acción de piratería del agua pase por desapercibida.
En torno a esta acción de hurto del agua la
transnacional no da ninguna explicación a la población cajamarquina, sobre todo
a los pobladores de Bambamarca y Celendín, aunque pedir explicaciones a esta
empresa es como arar en el desierto o pedirle peras al olmo, más aún cuando en
estos últimos tiempos dicha empresa no da explicaciones a nadie; pues, a lo
único que acude es a los fiscales y a las fuerzas policiales, para que amenacen
o amedrenten a la población, que con justo derecho protesta por el “robo” de su
agua y ante el temor de quedarse sin el líquido vital en los próximos años.
Pero no hace falta que la empresa explique las razones por las que viene saqueando
el agua de las lagunas, el pueblo sabe cual es su destino: pues, una parte es
para el uso de la empresa en sus actividades, incluido para asentar la
polvareda de las carreteras, generada por el tránsito de sus maquinarias; y,
según los guardianes de las lagunas, la otra parte, es para descargarlo en el
Río Grande, para que de ahí llegue a la planta El Milagro. Es decir, ¡la población de la ciudad de Cajamarca,
estaríamos bebiendo agua directamente de las lagunas de Conga!!!
La situación del agua en Cajamarca no es cuestión
de broma; no es cuestión que el alcalde o sus regidores salgan de vez en cuando
alegremente a decir que “Cajamarca, va tener más agua”, “existen seis o siete
proyectos orientados a mejorar la cantidad de agua”, “el agua se va incrementar
en 60 u 80 litros por segundo”, “Yanacocha ha comprometido varios millones de
dólares para mejorar la cantidad de agua”, “el proyecto Chonta será la solución
a la escasez del agua, para 35 años”, etc., etc., etc. Lo cierto es que tales
ofrecimientos, se vienen haciendo desde la campaña electoral, se repiten
durante la gestión, sólo falta poco más de un año a que termine la misma y el
problema del agua en la ciudad de Cajamarca no está resuelto; al contrario cada
día se agrava más, tanto en cantidad como en calidad. En este contexto, las
actitudes de las autoridades frente al problema del recurso hídrico, no hacen
más que ocultar las verdaderas razones de este gran problema, que afectará
directamente la vida de todo ser vivo: La depredación de las fuentes de agua y
de los colchones acuíferos, por las actividades mineras. No sólo las de la
Newmont, sino las actividades mineras de las más de 20 empresas que se
encuentran operando en las cabeceras de cuenca de la región Cajamarca. Pero no
es de extrañar que las autoridades del gobierno local tengan ese tipo de
actitudes, como por ejemplo, la de hacer de “lavanderas de rostros” de las
mineras, si hasta firman convenios confidenciales, a través de SEDACAJ con
Yanacocha, en donde se comprometen a no revelar al público ciertas
informaciones relacionadas con el problema del agua.
La escasez de agua ya no sólo es en la ciudad de
Cajamarca, sino en el campo, donde hasta hace unos años el agua era abundante y
pura, que, según la religiosidad de la población era un bien inagotable otorgado
por el ser supremo para el disfrute, para la agricultura y para la saciedad de
la sed. No contaban que debajo de las fuentes de agua se encontraba el metal
más precioso, preciado y codiciado por el hombre: El Oro. ¡Por el oro el hombre se ha convertido en el lobo que devora a otros
hombres!!! Y, no contaban que, al igual que en 1532, donde llegaron unos
pastores de cerdos, para saquear el oro exterminando toda una estructura social
y una cultura, construida por los incas; iban a llegar al Perú y a Cajamarca
empresas transnacionales extranjeras, eso sí con la venia de gobiernos vende
patria, a destruir las fuentes de agua y las esponjas hídricas, que alimentan
dichas fuentes, y junto con ello, terminar destruyendo lo que aún queda de aquella
vida y cultura inca. Los nativos y campesinos peruanos. ¡Porque terminar con el agua es terminar con la vida!!!
Un poblador de la comunidad del Tingo, muy
indignado y a la vez lleno de tristeza, indica: “Los ríos el Tingo y Hualgayoc
están altamente contaminados, es como si ya no existieran, ahora nos están
dando agua en cisternas”; y, además, en clara alusión a las empresas mineras,
agrega: “vienen, nos contaminan, nos despojan de nuestras tierras, así nos
vamos a quedar sin patria”. Este testimonio revela lo grave o la magnitud de lo
que en realidad está sucediendo con el agua en Cajamarca y en el país. Y,
además son testimonios que tanto los gobernantes nacionales, regionales y
locales deberían saber interpretar, o asumirlo con seriedad, si es que no
desean que en el futuro se configuren escenarios sociales de protestas
incontrolables. Dicen que “cuando el río suena es porque piedras trae”; aunque
tal refrán debería ser reformulado porque hoy los ríos ya no suenan ni truenan
porque sus aguas están siendo devoradas por máquinas y aplanadoras mineras,
pero los pueblos sí que van a sonar y tronar aquel momento en que se den cuenta de quienes son los verdaderos
culpables de que no llegue una gota de agua al caño, al surco de papa y maíz y
al abrevadero del ganado.
Creo, sin duda, que el proceso de disminución del
recurso agua por razones de operaciones mineras es irreversible, como
irreversible es el avance de la conciencia popular sobre las razones de la
escasez del agua y en consecuencia irreversible serán las protestas sociales en
contra de mega proyectos que terminen con la destrucción de la última laguna y
el último manantial o con la contaminación del ultimo río, quebrada, canal de
riego o acequia. En este sentido no hay estrategia que valga: ni amenaza o
amedrentamiento a la población; ni la persecución a los dirigentes, ni la
corrupción a las autoridades y a la prensa; tampoco vale la militarización de
las lagunas, ni del pueblo de Celendín o de Bambamarca; peor aún la piratería o
robo del agua de las lagunas, bajo el argumento que sea. Lo único que puede
detener el proceso destructivo de las fuentes de agua y, en general de la
naturaleza, es el cambio del modelo económico neoliberal; un modelo
exageradamente permisible y contemplativo con las transnacionales, un modelo
que opera sin ley ni orden, sin ningún control ni reglas de juego; que opera
con su propia ley: la ley del capital y con su propio orden: el orden a punto
de represión y muerte; el orden en el
caos.
Pero pedir el cambio del modelo económico
neoliberal a una clase política corrupta y a grupos de poder económico
rentistas y explotadores de sus obreros y empleados, cuando precisamente bajo
el techo de dicho modelo económico, tales actores sociales se mueven como el
pez en el agua, es decir, que el modelo económico neoliberal es un espacio
donde se pierde toda norma de convivencia social, toda identidad, y se rinde
culto al individualismo donde los individuos actúan como en la jungla,
especialmente en su quehacer económico. En este contexto la lógica es “Yo puedo
hacer con mi vida lo que quiera”, y, en efecto, bajo un argumento engañoso de
“estamos democracia” y “vivimos en un país libre”, hacen con su vida lo que
quieren y actúan como quieren: pisotean los derechos de otros individuos, destruyen
fuentes de agua y hasta llegan al homicidio, cuando de obtener dinero se trata.
De allí que no es casual cuando tales actores sociales no permitan que al
modelo se le toque ni siquiera con el pétalo de una rosa, y a quien o quienes
se atrevan a cambiarlo o tocarlo, inmediatamente despliegan todo tipo de esfuerzo mediático
para aislarlo de la población, no sin antes tildarlos de “antisociales”
“comunistas”, antisistema” “espanta inversiones”, etc., etc.
Finalmente, concluimos este comentario exhortando a
los dirigentes, líderes y pueblo en general a
no dejar que se extraiga ni un litro más de agua de las lagunas de
Conga, puesto que el objetivo de la transnacional de cargar el agua en varias y
gigantescas cisternas va más allá de asentar la polvareda de las carreteras.
Una cosa sería trasladar una o dos cisternas de agua, pero trasladar 10, 15 ó
20 cisternas de agua y de manera frecuente, rompe con el equilibrio de carga y
recarga de las lagunas, es decir, extraer agua en tales magnitudes puede terminar
con el agua de las lagunas; y, en este caso, es como si ya estuvieran
trasvasando el vital elemento, sin que la población se de cuenta. En todo caso
si es que tanto quieren trasladar el agua en cisternas, para sus diferentes
actividades, pues que trasladen el agua del mar; y si es para asentar la
polvareda con mayor razón. Total sólo gastarían un poco más en el transporte,
debido a la mayor distancia que tendrían que recorrer. Pero del mar sí podrían
trasladar la cantidad de agua que quieran, en el número de cisternas que
quieran y las veces que quieran. Extrayendo el agua del mar no afectarían a la
agricultura ni a la población, tal vez sí afectarían a los peces, pero el agua
en el mar es tan abundante que dichos cetáceos difícilmente se darían cuenta.
En cambio la población de Cajamarca, Bambamarca y Celendín sí nos hemos dado
cuenta de que cisterna tras cisterna y tras cisterna las lagunas de Conga,
también podrían desaparecer. ¡Ya no somos tan caídos del palto, como podrían
estar pensando los señores de la mina!!!
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