Por: Avelino Zamora Lingán
“El Planeta está
enfermo”, “la tierra está con fiebre” son algunas de las frases pronunciadas en
coro por los ambientalistas del mundo; y, a la vez, son utilizadas para algún
titular de uno que otro prestigioso diario. ¿No será más apropiado decir el
HOMBRE está enfermo, el Hombre está con fiebre; las transnacionales están con
fiebre; pero además está poseído por el dinero? Y, es en estas patológicas y
deshumanizadas condiciones, que está destruyendo a su propia y gran casa, está
destruyéndose así mismo y está destruyendo a su propia especie.
Por Sociólogo: Avelino
Zamora Lingán
Es
posible que en estos días los habitantes de este “calenturiento” planeta tierra
hayan estado con los ojos bien abiertos y dirigidos hacia el Perú, porque desde
hace varios meses se ha venido promocionando con “bombos y platillos” la
llamada Conferencia de las Partes-COP 20,
es decir la vigésima conferencia sobre CAMBIO
CLIMÁTICO, el mismo que fue inaugurado en nuestro país, el día 1 de
diciembre, en uno de los lugares más militarizados y secretos de nuestro país
como es el famoso “pentagonito” y donde, según se ha informado, participaron
cerca de 15,000 personalidades “representativas” de 195 países, entre
ministros, jefes de Estado, embajadores, expertos en medio ambiente y en cambio
climático; doctores, licenciados, masters, magnates, Pishdís, etc. etc. etc. Y
que culminó, sin pena ni gloria el día 12 de diciembre. Mientras tanto, el pueblo peruano viene siendo
vilipendiado y sufrido testigo del entreguismo anti-patria que, en el marco de
un modelo económico neoliberal fundamentalista y salvaje, practican los
sucesivos regímenes de turno, para que las transnacionales, en su apetito
desmedido de extraer los minerales, el petróleo, el gas, la madera, etc.,
destruyan y contaminen las fuentes de agua (lagunas, ríos, quebradas, humedales
o “colchones” acuíferos; además, también, contaminen suelos agrícolas,
vegetación natural y aire, procesos incompatibles con un ambiente saludable,
que aportan muy significativamente y en alto grado al fenómeno de cambio
climático o llamado mucho más apropiadamente “calentamiento global”; pero, lo
más grave, para que despojen de sus
tierras a pueblos indígenas y nativos, destruyan la cultura andina y lo
conviertan a muchos de los habitantes en parias y “extranjeros en su propia
tierra. Y, ¡Oh paradoja: Gobiernos neoliberales entreguistas, vende patria, que
rinden pleitesía a las transnacionales depredadoras del medio ambiente; que persiguen,
encarcelan y hasta asesinan a ambientalistas, hoy se sienten por más de una
semana a “teorizar”, “analizar”, “firmar tratados” y “convenios” y “elaborar un
borrador”, que, tal vez quien sabe si será o no “pasado a limpio” Todo esto,
según argumentan, en aras del Cambio Climático!!!
En
este contexto, quienes son conscientes de lo que viene aconteciendo en nuestro
país en el sentido de que gran parte del territorio ha sido concesionado a las
transnacionales para el desarrollo de las actividades extractivas, con estabilidad
tributaria y hasta exoneraciones económicas; con leyes débiles y exageradamente
tolerantes con la contaminación y destrucción del medio ambiente que generan; es
legitimo que los pueblos muestren un elevado escepticismo y duda ante un evento
como el de la COP 20 y, probablemente no faltarán quienes tomen a dicho evento
como burla, paradoja o sarcasmo; más aún cuando la gran mayoría de gobiernos no
sólo del Perú, sino de América Latina y del mundo cumplen el triste papel de
títeres frente a las multinacionales, que son las que más depredan y destruyen
o simplemente no cumplen con ese concepto tan cacareado por ellas; pero, poco o
nada practicado, como su famosa “responsabilidad social”. Aquí en Cajamarca,
más del 40 % de su territorio a sido entregado a las mineras, para las
actividades extractivas; y en este contexto, si a algún funcionario público o
al mismísimo Presidente Humala, se le ocurriera a hablar en cuanto a que su gobierno está
protegiendo el medio ambiente, las fuentes de agua, los humedales, las
cabeceras de cuenca, los bosques o que está haciendo cumplir las leyes,
decretos y normas de medio ambiente existentes, o que durante su mandato tiene
a varios procesados y sancionados penalmente por contaminar al pueblo de
Choropampa, por haber matado varios miles de truchas, como resultado de contaminación
de los ríos; por los asesinatos de varios luchadores ambientalistas, etc.,
etc., probablemente quien o quienes lo escuchen se reirían en su cara, porque
nada de eso es verdad Y, alguien le increparía que “tiene la cara más dura que
el diamante, al igual que la de los corruptos, por supuesto”
Pero,
por otro lado, no faltan quienes tienen a flor de piel esta frasecita: “TODOS
CONTAMINAMOS”, con la cual, como diría el recientemente fallecido Chavo del
Ocho, “sin querer queriendo” tratan de ocultar y minimizar la destrucción y
contaminación de la naturaleza por las transnacionales, haciéndoles un gratuito
flaco favor. Ciertamente, “todos contaminamos” pero NO en el mismo grado ni en
las mismas dimensiones. Y, aquí surge la pregunta que muchos se hacen: ¿Quienes
contaminan más, los ricos o los pobres? Los pobres, afirman sin vacilaciones,
los ricos; porque son millones y, además, son más incultos y maleducados;
mientras que los ricos contaminamos menos porque somos pocos, tenemos cultura y
educación. ¡El mito hecho verdad”!! Surge, entonces, otra pregunta ¿Quiénes
consumen más, los ricos o los pobres? Obviamente, esta pregunta se plantea en
la medida que, según muchos analistas sociales, la contaminación tiene estrecha
relación con el consumo o mejor dicho a mayor consumo, también es probable que
haya más contaminación. Aunque, de hecho, en términos generales es una
indiscutible verdad que a mayor consumo hay mayor contaminación. El problema sólo radica
en precisar quienes consumen y contaminan más: los ricos o los pobres, dado que es imposible que ambas
clases sociales contaminen y consuman por igual.
Ahora
bien. Haciendo uso de una valiosa herramienta del pensamiento, como es la
abstracción, describamos brevemente, desde la perspectiva del consumo, la
vivienda de una familia pobre y una vivienda o residencia de una familia rica.
En el primer caso, dado el bajo nivel económico, es fácil imaginarse una
vivienda con una gran cantidad de carencias, en relación con el segundo caso.
Así, el equipamiento y cosas materiales de los que puede disponer una vivienda
de familia pobre no llegarían ni al 1 % del equipamiento y objetos materiales
con los que puede disponer la vivienda de la familia rica; igual tendencia se observa
respecto al consumo. De esto se concluye, entonces, que la generación de basura
tanto orgánica como inorgánica en una vivienda de familia rica estaría en la
misma proporción que en el aspecto de consumo, equipamiento y disponibilidad de
objetos materiales, es decir, que la cantidad de basura que genera una familia
pobre representaría apenas el 1 % de la que genera la familia rica. Respecto a
que los ricos contaminan menos porque son más cultos y educados es muy
relativo, en la medida que nadie ha demostrado aún que el dinero por si mismo
otorga cultura y educación, sabido es que hay ricos que teniendo mucho dinero
carecen de cultura y educación, lo cual lo evidencian al lanzar escupitajos
sobre el suelo y arrojar basura a la calle. Pero, salgamos ya de estas
polémicas hipótesis, para entrar a realidades indiscutibles. Para ello planteo
las preguntas ¿Una sola trasnacional minera, por ejemplo, por cuantos
habitantes pobres, comunes y mortales contamina? ¿Por 50 millones; 100; 500;
1000 millones? Cuando se remueven 600
toneladas de tierra al día o cuando se planea chancar más de 90 mil toneladas
de tierra cada día durante 18 ó 20 años ¿Por cuantos millones de habitantes
pobres estaría contaminando y cuantos
millones de toneladas de basura se generarían en tan poco tiempo? Cuándo las
aguas de lagunas, ríos, riachuelos, quebradas, canales y acequias se
transforman en aguas con variados colores, cual si fueran arcoíris, producto de
la contaminación con metales pesados y otros elementos químicos ¿A cuantos
miles y millones de habitantes pobres afecta esta contaminación? Cuando alguna
transnacional destruye los sistemas hídricos ¿Cuántos miles y millones de
habitantes pobres se pueden quedar sin agua, recurso vital para su existencia?
Cuando en muy poco tiempo, 10; 15 ó 20 años, se traen abajo cerros enteros,
alterando profundamente el clima, el equilibrio ecológico, ¿Cuántos habitantes
pobres son afectados con ello? Y, en el mundo ¿Cuántas trasnacionales y
multinacionales mineras, petrolíferas, gasíferas existen? ¿Cuántas mega
fábricas o chimeneas industriales, que saturan la atmósfera de CO2 (dióxido
de carbono) y de oxido nitroso y de otras sustancias o gases químicos, como
aerosoles, contribuyendo de esta forma al efecto invernadero y al rompimiento
de la capa de ozono, existen en el mundo? ¿Cuántas transnacionales y
multinacionales existen sólo en Estados Unidos y cuántas de ellas en los países
del Grupo de los Ocho – G8, llamados los países más industrializados del
mundo: Canadá, Estados Unidos, Japón, Francia,
Italia, Alemania, Inglaterra, Rusia? ¡Una sola fábrica o transnacional de
estas, tranquilamente puede contaminar por todos los 25 millones de habitantes
pobres que hay en el Perú!!
Entonces,
pues, es cierto que “todos contaminamos”
pero no es verdad que todos lo hacemos en el mismo grado y en el mismo
nivel y, en consecuencia, las responsabilidades o irresponsabilidades, respecto
a la contaminación y al cambio climático tampoco pueden ser proporcionales. Por
ello, yo propongo que cuando hablemos de contaminación no nos quedemos sólo con
la frase “TODOS CONTAMINAMOS”, debido a que ella estaría sugiriendo que la
contaminación y el calentamiento global es
“un mal de todos” y como sabemos existe una expresión popular que dice “
mal de todos, consuelo de tontos”, asumir la frase “Todos contaminamos” conduce
o sugiere precisamente eso, comportarnos como tontos ante la depredación, la
destrucción, la contaminación y lo que es peor a ser cómplices de todo ello.
Quienes sostienen la frasecita “todos contaminamos” estarían abogando,
reiteramos, la frase célebre del Chavo, sin querer queriendo” y desde el fondo
de su conciencia, por que las transnacionales continúen con la destrucción de
la naturaleza. Y, después dicen querer mucho a sus hijos y a los hijos de
éstos, cuando en la práctica revelan todo lo contrario: que no se quieren ni
siquiera a ellos mismos. Asimismo, decir “todos contaminamos” equivale más o
menos a liberar de responsabilidades, a
ocultar o minimizar las mismas o a inducir a creer que el habitante pobre, el
campesino de la altura contamina tan igual o mas que una transnacional.
Desde
otra orilla y paralelamente los pueblos se movilizan y levantan su voz,
reunidos (Ojo: NO UNIDOS) en la llamada Cumbre de los Pueblos”, tal vez con la
vana esperanza de que los mandamases, vale decir, los que toman decisiones,
escuchen, pero, no solamente escuchen sino que den marcha atrás en sus afanes
entreguistas. Sobre todo, los pueblos exigen al gobierno peruano cese ya tantas
concesiones, que en la práctica no es más que entregar los cerros, las cabeceras de cuenca y los bosques de la
selva a las trasnacionales para que lo usufructúen como si fuera su propiedad y
una vez que usufructúan los destruyen y lo abandonan; incluso despojando a la
población oriunda, nativa o campesina de sus tierras. Basta ya de esa farsa
engañosa cuando se dice “el suelo es del campesino; pero el subsuelo le
pertenece al Estado”, a sabiendas que para extraer el mineral primero tienen
que destruir los suelos. Consciente de
que las actividades extractivas se desarrollan a cielo o tajo abierto, pregunto
¿Acaso existe algún mago que saque el oro del subsuelo sin tocar ni siquiera
una piedra, una planta o una fuente de agua existente en el suelo? Los pueblos exigen que el régimen de
Humala escuche al pueblo que lo eligió; no lo eligieron las transnacionales ni
la CONFIEP, ni tampoco la DBA; escuche, de una vez por todas y derogue la ley
30151, que otorga a las “fuerzas del orden”
licencia para matar, más conocida ya como “LEY UBALA”. De lo contrario
su nombre quedará registrado en la historia peruana como uno de los presidentes
que traicionó al pueblo, descaradamente, poniéndose la careta de
¡NACIONALISTA!! En fin, las voces de los pueblos, en la llamada COP 20, tal vez hubiese sido mucho más sonora y
contundente si es que prevaleciera el espíritu de UNIDAD. Más aún, sabiendo que
los dueños del Perú, de América Latina y del mundo no escuchan más que a su
propia conciencia y no se mueven mas que en función de sus propios y egoístas
intereses económicos, es necesario que los pueblos se unan y no se dividan;
para que cuando traten de levantar la voz, exigiendo sus derechos; ésta tenga
eco hasta en las más recónditas montañas andinas; voces que puedan ser
escuchadas hasta por los “sordos” y voces que inviten a hablar a los “mudos”, ambos
discapacitados por conveniencia económica, por supuesto. A los diversos grupos
ambientalistas les invocamos: Basta ya de auto-engañarse o de creerse
autosuficientes; pensando que transitando por caminos distintos y sin objetivos
claros, pueden tener éxito; o atacándose unos a otros, descuidando al enemigo
principal, también pueden construir legitimidad y credibilidad. Todo lo
contrario: El divisionismo lo único que genera es desesperanza, confusión y
desconfianza en los pueblo; el divisionismo es pernicioso para la organización
y para el pueblo; en general, el divisionismo genera DEBILITAMIENTO DEL MOVIMIENTO SOCIAL.
C/13/12/2014
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