viernes, diciembre 19, 2014

LA DISYUNTIVA: PLANETA SANO Y SALUDABLE O CAPITALISMO SALVAJE Y DEPREDADOR

Por: Avelino Zamora Lingán

“El Planeta está enfermo”, “la tierra está con fiebre” son algunas de las frases pronunciadas en coro por los ambientalistas del mundo; y, a la vez, son utilizadas para algún titular de uno que otro prestigioso diario. ¿No será más apropiado decir el HOMBRE está enfermo, el Hombre está con fiebre; las transnacionales están con fiebre; pero además está poseído por el dinero? Y, es en estas patológicas y deshumanizadas condiciones, que está destruyendo a su propia y gran casa, está destruyéndose así mismo y está destruyendo a su propia especie.             
Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Es posible que en estos días los habitantes de este “calenturiento” planeta tierra hayan estado con los ojos bien abiertos y dirigidos hacia el Perú, porque desde hace varios meses se ha venido promocionando con “bombos y platillos” la llamada Conferencia de las Partes-COP 20, es decir la vigésima conferencia sobre CAMBIO CLIMÁTICO, el mismo que fue inaugurado en nuestro país, el día 1 de diciembre, en uno de los lugares más militarizados y secretos de nuestro país como es el famoso “pentagonito” y donde, según se ha informado, participaron cerca de 15,000 personalidades “representativas” de 195 países, entre ministros, jefes de Estado, embajadores, expertos en medio ambiente y en cambio climático; doctores, licenciados, masters, magnates, Pishdís, etc. etc. etc. Y que culminó, sin pena ni gloria el día 12 de diciembre.  Mientras tanto, el pueblo peruano viene siendo vilipendiado y sufrido testigo del entreguismo anti-patria que, en el marco de un modelo económico neoliberal fundamentalista y salvaje, practican los sucesivos regímenes de turno, para que las transnacionales, en su apetito desmedido de extraer los minerales, el petróleo, el gas, la madera, etc., destruyan y contaminen las fuentes de agua (lagunas, ríos, quebradas, humedales o “colchones” acuíferos; además, también, contaminen suelos agrícolas, vegetación natural y aire, procesos incompatibles con un ambiente saludable, que aportan muy significativamente y en alto grado al fenómeno de cambio climático o llamado mucho más apropiadamente “calentamiento global”; pero, lo más grave,  para que despojen de sus tierras a pueblos indígenas y nativos, destruyan la cultura andina y lo conviertan a muchos de los habitantes en parias y “extranjeros en su propia tierra. Y, ¡Oh paradoja: Gobiernos neoliberales entreguistas, vende patria, que rinden pleitesía a las transnacionales depredadoras del medio ambiente; que persiguen, encarcelan y hasta asesinan a ambientalistas, hoy se sienten por más de una semana a “teorizar”, “analizar”, “firmar tratados” y “convenios” y “elaborar un borrador”, que, tal vez quien sabe si será o no “pasado a limpio” Todo esto, según argumentan, en aras del Cambio  Climático!!!
En este contexto, quienes son conscientes de lo que viene aconteciendo en nuestro país en el sentido de que gran parte del territorio ha sido concesionado a las transnacionales para el desarrollo de las actividades extractivas, con estabilidad tributaria y hasta exoneraciones económicas; con leyes débiles y exageradamente tolerantes con la contaminación y destrucción del medio ambiente que generan; es legitimo que los pueblos muestren un elevado escepticismo y duda ante un evento como el de la COP 20 y, probablemente no faltarán quienes tomen a dicho evento como burla, paradoja o sarcasmo; más aún cuando la gran mayoría de gobiernos no sólo del Perú, sino de América Latina y del mundo cumplen el triste papel de títeres frente a las multinacionales, que son las que más depredan y destruyen o simplemente no cumplen con ese concepto tan cacareado por ellas; pero, poco o nada practicado, como su famosa “responsabilidad social”. Aquí en Cajamarca, más del 40 % de su territorio a sido entregado a las mineras, para las actividades extractivas; y en este contexto, si a algún funcionario público o al mismísimo Presidente Humala, se le ocurriera a  hablar en cuanto a que su gobierno está protegiendo el medio ambiente, las fuentes de agua, los humedales, las cabeceras de cuenca, los bosques o que está haciendo cumplir las leyes, decretos y normas de medio ambiente existentes, o que durante su mandato tiene a varios procesados y sancionados penalmente por contaminar al pueblo de Choropampa, por haber matado varios miles de truchas, como resultado de contaminación de los ríos; por los asesinatos de varios luchadores ambientalistas, etc., etc., probablemente quien o quienes lo escuchen se reirían en su cara, porque nada de eso es verdad Y, alguien le increparía que “tiene la cara más dura que el diamante, al igual que la de los corruptos, por supuesto”
Pero, por otro lado, no faltan quienes tienen a flor de piel esta frasecita: “TODOS CONTAMINAMOS”, con la cual, como diría el recientemente fallecido Chavo del Ocho, “sin querer queriendo” tratan de ocultar y minimizar la destrucción y contaminación de la naturaleza por las transnacionales, haciéndoles un gratuito flaco favor. Ciertamente, “todos contaminamos” pero NO en el mismo grado ni en las mismas dimensiones. Y, aquí surge la pregunta que muchos se hacen: ¿Quienes contaminan más, los ricos o los pobres? Los pobres, afirman sin vacilaciones, los ricos; porque son millones y, además, son más incultos y maleducados; mientras que los ricos contaminamos menos porque somos pocos, tenemos cultura y educación. ¡El mito hecho verdad”!! Surge, entonces, otra pregunta ¿Quiénes consumen más, los ricos o los pobres? Obviamente, esta pregunta se plantea en la medida que, según muchos analistas sociales, la contaminación tiene estrecha relación con el consumo o mejor dicho a mayor consumo, también es probable que haya más contaminación. Aunque, de hecho, en términos generales es una indiscutible verdad que a mayor consumo hay  mayor contaminación. El problema sólo radica en precisar quienes consumen y contaminan más: los ricos  o los pobres, dado que es imposible que ambas clases sociales contaminen y consuman por igual.
Ahora bien. Haciendo uso de una valiosa herramienta del pensamiento, como es la abstracción, describamos brevemente, desde la perspectiva del consumo, la vivienda de una familia pobre y una vivienda o residencia de una familia rica. En el primer caso, dado el bajo nivel económico, es fácil imaginarse una vivienda con una gran cantidad de carencias, en relación con el segundo caso. Así, el equipamiento y cosas materiales de los que puede disponer una vivienda de familia pobre no llegarían ni al 1 % del equipamiento y objetos materiales con los que puede disponer la vivienda de la familia rica; igual tendencia se observa respecto al consumo. De esto se concluye, entonces, que la generación de basura tanto orgánica como inorgánica en una vivienda de familia rica estaría en la misma proporción que en el aspecto de consumo, equipamiento y disponibilidad de objetos materiales, es decir, que la cantidad de basura que genera una familia pobre representaría apenas el 1 % de la que genera la familia rica. Respecto a que los ricos contaminan menos porque son más cultos y educados es muy relativo, en la medida que nadie ha demostrado aún que el dinero por si mismo otorga cultura y educación, sabido es que hay ricos que teniendo mucho dinero carecen de cultura y educación, lo cual lo evidencian al lanzar escupitajos sobre el suelo y arrojar basura a la calle. Pero, salgamos ya de estas polémicas hipótesis, para entrar a realidades indiscutibles. Para ello planteo las preguntas ¿Una sola trasnacional minera, por ejemplo, por cuantos habitantes pobres, comunes y mortales contamina? ¿Por 50 millones; 100; 500; 1000  millones? Cuando se remueven 600 toneladas de tierra al día o cuando se planea chancar más de 90 mil toneladas de tierra cada día durante 18 ó 20 años ¿Por cuantos millones de habitantes pobres  estaría contaminando y cuantos millones de toneladas de basura se generarían en tan poco tiempo? Cuándo las aguas de lagunas, ríos, riachuelos, quebradas, canales y acequias se transforman en aguas con variados colores, cual si fueran arcoíris, producto de la contaminación con metales pesados y otros elementos químicos ¿A cuantos miles y millones de habitantes pobres afecta esta contaminación? Cuando alguna transnacional destruye los sistemas hídricos ¿Cuántos miles y millones de habitantes pobres se pueden quedar sin agua, recurso vital para su existencia? Cuando en muy poco tiempo, 10; 15 ó 20 años, se traen abajo cerros enteros, alterando profundamente el clima, el equilibrio ecológico, ¿Cuántos habitantes pobres son afectados con ello? Y, en el mundo ¿Cuántas trasnacionales y multinacionales mineras, petrolíferas, gasíferas existen? ¿Cuántas mega fábricas o chimeneas industriales, que saturan la atmósfera de CO2 (dióxido de carbono) y de oxido nitroso y de otras sustancias o gases químicos, como aerosoles, contribuyendo de esta forma al efecto invernadero y al rompimiento de la capa de ozono, existen en el mundo? ¿Cuántas transnacionales y multinacionales existen sólo en Estados Unidos y cuántas de ellas en los países del Grupo de los Ocho – G8, llamados los países más industrializados del mundo:   Canadá, Estados Unidos, Japón, Francia, Italia, Alemania, Inglaterra, Rusia? ¡Una sola fábrica o transnacional de estas, tranquilamente puede contaminar por todos los 25 millones de habitantes pobres que hay en el Perú!!  
Entonces, pues, es cierto que “todos contaminamos”  pero no es verdad que todos lo hacemos en el mismo grado y en el mismo nivel y, en consecuencia, las responsabilidades o irresponsabilidades, respecto a la contaminación y al cambio climático tampoco pueden ser proporcionales. Por ello, yo propongo que cuando hablemos de contaminación no nos quedemos sólo con la frase “TODOS CONTAMINAMOS”, debido a que ella estaría sugiriendo que la contaminación y el calentamiento global es  “un mal de todos” y como sabemos existe una expresión popular que dice “ mal de todos, consuelo de tontos”, asumir la frase “Todos contaminamos” conduce o sugiere precisamente eso, comportarnos como tontos ante la depredación, la destrucción, la contaminación y lo que es peor a ser cómplices de todo ello. Quienes sostienen la frasecita “todos contaminamos” estarían abogando, reiteramos, la frase célebre del Chavo, sin querer queriendo” y desde el fondo de su conciencia, por que las transnacionales continúen con la destrucción de la naturaleza. Y, después dicen querer mucho a sus hijos y a los hijos de éstos, cuando en la práctica revelan todo lo contrario: que no se quieren ni siquiera a ellos mismos. Asimismo, decir “todos contaminamos” equivale más o menos a liberar de  responsabilidades, a ocultar o minimizar las mismas o a inducir a creer que el habitante pobre, el campesino de la altura contamina tan igual o mas que una transnacional.         

Desde otra orilla y paralelamente los pueblos se movilizan y levantan su voz, reunidos (Ojo: NO UNIDOS) en la llamada Cumbre de los Pueblos”, tal vez con la vana esperanza de que los mandamases, vale decir, los que toman decisiones, escuchen, pero, no solamente escuchen sino que den marcha atrás en sus afanes entreguistas. Sobre todo, los pueblos exigen al gobierno peruano cese ya tantas concesiones, que en la práctica no es más que entregar los cerros,  las cabeceras de cuenca y los bosques de la selva a las trasnacionales para que lo usufructúen como si fuera su propiedad y una vez que usufructúan los destruyen y lo abandonan; incluso despojando a la población oriunda, nativa o campesina de sus tierras. Basta ya de esa farsa engañosa cuando se dice “el suelo es del campesino; pero el subsuelo le pertenece al Estado”, a sabiendas que para extraer el mineral primero tienen que destruir los  suelos. Consciente de que las actividades extractivas se desarrollan a cielo o tajo abierto, pregunto ¿Acaso existe algún mago que saque el oro del subsuelo sin tocar ni siquiera una piedra, una planta o una fuente de agua existente en el  suelo? Los pueblos exigen que el régimen de Humala escuche al pueblo que lo eligió; no lo eligieron las transnacionales ni la CONFIEP, ni tampoco la DBA; escuche, de una vez por todas y derogue la ley 30151, que otorga a las “fuerzas del orden”  licencia para matar, más conocida ya como “LEY UBALA”. De lo contrario su nombre quedará registrado en la historia peruana como uno de los presidentes que traicionó al pueblo, descaradamente, poniéndose la careta de ¡NACIONALISTA!! En fin, las voces de los pueblos, en la llamada COP 20,  tal vez hubiese sido mucho más sonora y contundente si es que prevaleciera el espíritu de UNIDAD. Más aún, sabiendo que los dueños del Perú, de América Latina y del mundo no escuchan más que a su propia conciencia y no se mueven mas que en función de sus propios y egoístas intereses económicos, es necesario que los pueblos se unan y no se dividan; para que cuando traten de levantar la voz, exigiendo sus derechos; ésta tenga eco hasta en las más recónditas montañas andinas; voces que puedan ser escuchadas hasta por los “sordos” y voces que inviten a hablar a los “mudos”, ambos discapacitados por conveniencia económica, por supuesto. A los diversos grupos ambientalistas les invocamos: Basta ya de auto-engañarse o de creerse autosuficientes; pensando que transitando por caminos distintos y sin objetivos claros, pueden tener éxito; o atacándose unos a otros, descuidando al enemigo principal, también pueden construir legitimidad y credibilidad. Todo lo contrario: El divisionismo lo único que genera es desesperanza, confusión y desconfianza en los pueblo; el divisionismo es pernicioso para la organización y para el pueblo; en general, el divisionismo genera DEBILITAMIENTO DEL MOVIMIENTO SOCIAL. 
C/13/12/2014         

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