miércoles, febrero 20, 2013

A LA “CAZA” DE FESTIVIDADES


Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Cada vez se afirma el hecho que las transnacionales mineras, en especial, la más cuestionada por la población cajamarquina, están desesperadas por generarse una buena imagen en la población y así conseguir la licencia social para poner en marcha sus proyectos mineros, en particular el mega proyecto Conga. Pero lamentablemente no encuentran otras estrategias para tal fin ni los encontrarán; pues, todo indica que la única y la más efectiva  es aquella que ya han venido haciendo desde hace 20 años: regalar, por decirlo de alguna manera, chicles, caramelos, cigarrillos, almuerzos y algunas migajas de dinero para que los pueblos organicen sus diversas festividades, cívicas y religiosas. Ahora, esta práctica dadivosa, paternalista y asistencialista, indignante e insultativa a la dignidad de los pueblos se ha intensificado y generalizado.
A una multinacional minera le resulta muchísimo más barato seguir embaucando a los pueblos cajamarquinos con dadivas antes que aportar y/o promover un verdadero desarrollo de la agricultura y la ganadería, actividad con la cual tales pueblos han sobrevivido por cientos de años, tanto en las zonas rurales como zonas urbanas. Es más, una industria como la minera, necesita de mano de obra barata y además necesita que en su entorno exista población necesitada, si es en situación de extrema pobreza, mejor, puesto que una población en tales condiciones fácilmente será sometida, subordinada, explotada y dependiente. La región Cajamarca al ocupar el segundo lugar en el ranking de la pobreza a nivel nacional, le cae como anillo al dedo a los objetivos estratégicos de las trasnacionales, siendo uno de estos, la de construirse una imagen paternalista al interior de la población a costa de la dignidad de los pueblos.
Si antes las prácticas paternalistas se localizaban principalmente en el ámbito rural, a la par que a través de corrupción a muchos funcionarios públicos, (alcaldes, presidentes regionales) y muchos periodistas y algunos dueños de instrumentos mediáticos; hoy tales prácticas se han extendido a la zona urbana de Cajamarca, pues, éstas son cada vez más visibles. Se puede decir que la transnacional está a la “caza” de eventos, aniversarios, festividades deportivas, religiosas y cívicas, para congraciarse con alguna dádiva económica y así buscar la aceptación de la población. En este sentido, las juergas juveniles en la plaza de armas, el ímpetu del señor congresista de “color naranja”, por organizar mega eventos bailables, fútbol y el “apoyo”, por parte de la transnacional  a los barrios para su participación en el Carnaval, etc., no tiene nada de casual ni de buenas intensiones, pues lo único que se busca con ello, es “entretener” a la población y buscar la licencia social para su mega proyecto. Lo preocupante es que tales prácticas ya se están extendiendo a provincias, como Cajabamba, Celendín y probablemente se extenderá a otras provincias. Obviamente, son otras trasnacionales mineras las que vienen copiando los estilos de la Newmont, como por ejemplo la Shulliden en Cajabamba, la misma que se ha entrometido en el carnaval al margen de la voluntad de la población cajabambina.
Pero el problema no sólo es de las trasnacionales dadivosas, también lo es mucho más de muchas autoridades, dirigentes, dueños de instrumentos mediáticos y periodistas, quienes se han acostumbrado ha estirar la mano a las mineras para organizar carnavales o  cualquier otra festividad o evento académico o cívico, etc. Autoridades o dirigentes con escasa o nula capacidad para gestionar ante otras entidades públicas o privadas que no sean mineras; autoridades y dirigentes que se han acostumbrado a recibir fácilmente y sin mayor trámite, ni rendición de cuentas, para supuestamente quedar bien con la población que los eligió, para que hagan obras, proyectos y promuevan el desarrollo; pero, no para que se entreguen en cuerpo y alma a las trasnacionales, ni para que vendan o hipotequen las fuentes de agua, ni para que se hagan de la vista gorda, junto con la mayoría de instrumentos mediáticos, cuando son destruidas por los proyectos mineros.
Los campesinos cajamarquinos, los niños y niñas que diariamente se observa pidiendo una limosna, quizá para pasar el día, son criticados severamente por muchas personas, y también por las autoridades. Como reza el dicho tales autoridades “miran la paja en ojo ajeno y no ven la tremenda viga que tienen en el suyo”; pues no se dan cuenta que ellas mismas se han convertido en limosneras de las mineras, porque sólo esperan que éstas les den alguna migaja ya sea para obras o para las juergas. Creo, en esta perspectiva, que tales autoridades limosneras no tienen ninguna autoridad moral para cuestionar a la población rural o a los niños y niñas que piden una propina si ellas mismas son el ejemplo para ellos. Muchas autoridades y dirigentes y dueños de algunos instrumentos mediáticos, se han convertido en dependientes absolutos de las trasnacionales mineras, tal como el país entero es dependiente de los Estados Unidos y del capital trasnacional; son ellos los que “morirían” si es que éstas se van de Cajamarca y no la población cajamarquina como ellos sostienen; puesto que dicha población a vivido por cientos y miles de años de su agricultura y ganadería.
La población Cajamarquina debe despertar y rechazar la actitud de aquellas autoridades y dirigentes que sin ninguna capacidad técnica para gestionar y sin ninguna ética y moral, pero sí con un amplio espíritu rastrero y de mendigo, se arrodillan y le hacen el juego a las trasnacionales y estiran la mano para cualquier dádiva a cambio de nuestras lagunas, colchones acuíferos y recursos naturales en general. El llamado es también a los jóvenes para que no sucumban ante los objetivos de las mineras, que busca excluirlos del contexto social; entretenerlos con todos los medios a su alcance: con droga, alcohol y sexo; para de esa manera alejarlos de las luchas sociales y de las protestas. Pero los jóvenes deben abrir los ojos, para darse cuenta que el futuro de Cajamarca les pertenece a ellos; los problemas sociales, como la falta de agua, el calentamiento global, la contaminación ambiental, la desaparición de la agricultura y la ganadería les va afectar mucho más a ellos, que a la generación presente.
También tienen que abrir los ojos para darse cuenta que lo que hacen las autoridades actuales, es mendigar a las trasnacionales ante la incapacidad de gestión no es el camino correcto, es lo peor; es rebajar la condición humana, rebajar la autoestima personal; es desarrollar el espíritu rastrero, antes que elevar la condición humana; es justificar que el gobernante o dirigente se apropie de los dineros del pueblo con el argumento de “si hace obra no importa que robe“, siguiendo esa misma lógica entonces dirán si me da un dólar no importa que destruyan las fuentes hídricas; creo que ese tipo de razonamiento (si es que en realidad es razonamiento) no debe prosperar en ninguna sociedad de humanos que se respete y se considere digna. 
Muchos gobernantes probablemente piensen que sus gobernados son como niños, que lloran, protestan y reclaman y que, ante ello, es necesario darles caramelos para que se contenten; pero resulta que ellos son los que actúan de forma tal al convertirse en mendigos frente a las mineras; las cuales le dan las migajas para los eventos y para las pequeñas obras y entonces son capaces de arrodillarse y rendirles loas y alabanzas, haciéndose los ciegos, sordos y mudos ante los atropellos hacia la población. Son ese tipo de comportamientos y de actitudes colonialistas de los gobernantes que se convierten en patrones y modelos, especialmente  para niños y jóvenes. Luego se cuestiona el porqué existen tantos mendigos, porqué existe alcoholismo. ¡Como no va existir alcoholismo si son las propias autoridades quienes se ponen en plan de promotores, cuando, por ejemplo, en lugar de prohibir las tremendas juergas en la plaza de armas, donde corre alcohol y posiblemente droga y sexo, la autoridad se limita a proveerles de servicios higiénicos.

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