jueves, marzo 14, 2013

EL “MAR ROJO HUMANO” SE DESBORDÓ


(El mejor homenaje: continuar la revolución bolivariana)

Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán

En los días de duelo nacional en Venezuela no ha sido extraño observar enormes masas humanas ataviadas con sus boinas rojas, envueltos en la bandera tricolor venezolana y otros atuendos, pugnando por echarle, aunque sea, una última mirada al ataúd donde yace el cuerpo de Hugo Chávez Frías, quien en vida fuera su más apreciado líder. Obviamente masas humanas que hasta antes que el extinto líder bolivariano asuma el poder, sobrevivían excluidos por los sucesivos regímenes derechistas y neoliberales. Muchos de ellos seguramente recordarán durante toda su vida que, por única vez, en toda su historia republicana, tuvieron un Presidente que promovió una verdadera inclusión social; pero no con asistencialismo paternalista, al estilo ollantista, toledista, aprista, etc., etc., sino con verdaderos programas y proyectos de desarrollo y sobre todo, con la sustitución de una constitución neoliberal imperialista, por una constitución bolivariana; y, que además, fue un Presidente que supo “amarrarse bien los pantalones” para enfrentarse a los grupos de poder económico, tanto locales como trasnacionales, y enfrentarse ante sus más fieles representantes como Mister Ranger (George Bush, padre e hijo; el Rey de España); y a los caimanes del mismo pozo (Fujimori, Toledo, Alan García y hoy Ollanta Humala), entre otros entreguistas y mercaderes de recursos naturales. ¡Ya quisieran cualquiera de los sátrapas derechistas y neoliberales, opresores de los pueblos, movilizar a millones de seres humanos el día en que se despidan de este mundo! Valgan verdades, a las exequias de estos personajes, apenas asisten sus familiares y a veces acostumbran ser sepultados en secreto, y en el extranjero, tal vez porque muchos de ellos se van con la conciencia negra de haber oprimido y hecho daño a millones de seres humanos, a través de sus políticas antipopulares.
Hugo Chávez increpaba verbalmente a muchos personajes, entre éstos a George Bush, el mayor representante del imperialismo capitalista, lo que ningún mortal común y de a pie se hubiese atrevido a hacerlo, sin correr el riesgo de ser fusilado o cuando menos apresado y acusado de “subversivo”, de loco o cualquier otro adjetivo calificativo. Decirle públicamente al Presidente del país más poderoso del planeta, que es un “alcohólico”, un “asesino”, un “genocida” o aludirlo con el término “diablo”, por el “olor a azufre” que, según el bolivariano, aún quedaba en el auditorio de las Naciones Unidas, después de su presencia el día anterior, requería una dosis muy elevada de valentía y coraje. Por ello y por su enorme sensibilidad social es que Hugo Chávez se ha impregnado en el corazón de las grandes mayorías populares marginadas de Venezuela y de América Latina. Por ello es que no es exagerado la solicitud para que sea sepultado al lado de Simón Bolívar, como tampoco lo es haber decidido embalsamarlo, para una exposición permanente, tal como se lo hizo con Lenin, el líder de la revolución soviética rusa. Asimismo, por sentar las bases para la construcción de una patria socialista, en Venezuela y en toda América Latina, es digno equipararlo con grandes líderes del socialismo y el comunismo, como el Che Guevara, Fidel Castro o Lenin, aunque tales líderes tienen muchos más méritos en el pensamiento y en la  acción revolucionaria mundial.
Ahora, bien. De hecho, con la desaparición física de Hugo Chávez se inicia otra etapa en la dinámica socioeconómica y política de Venezuela y en las relaciones internacionales, lo cual probablemente será mucho más notorio en países de América del Sur y el Caribe: Bolivia, Ecuador, Argentina, Colombia, Cuba y Nicaragua y en el mismísimo Estados Unidos. Pero, la gran pregunta es ¿Continuará la línea política e ideológica chavista? O como dicen continuará el chavismo sin Chávez? Para la derecha y grupos de poder económico de Venezuela de América Latina y para el mismo Estados Unidos, la muerte de Chávez constituye la gran oportunidad de su vida para que recapturen el poder y, si alguien está saltando de alegría y celebrando la muerte de Chávez en lujosos bufets entre caros wiskys y almuerzos, son precisamente tal clase política y grupos de poder económico, al igual que la prensa lacaya pro imperialista, puesto que desde hace mucho tiempo han estado pugnando por sacar del poder al líder bolivariano y frotándose las manos durante su corta agonía; pero, siempre han fracasado, gracias a la aún endeble conciencia socialista del pueblo, que supo movilizarse para neutralizar los afanes desestabilizadores de la oposición.
Sin embargo, los pueblos debemos comprender que los grandes proyectos, del tipo que sean, más aún los proyectos revolucionarios como el de Chávez, no se pueden consolidar ni ser sostenibles en el tiempo, en el corto plazo; tales proyectos se consolidan y se hacen sostenibles en el largo plazo, vale decir en 25 ó 30 años, en el mejor de los casos. Y, es que para lograr la sostenibilidad de estos proyectos el factor fundamental es la conciencia social, donde las personas se desarrollan, desde su nacimiento, asimilando los positivos impactos sociales, económicos y políticos del proyecto revolucionario o histórico. Este proceso de asimilación o internalización de los impactos positivos del proyecto revolucionario, es lo que constituye la cimentación del proyecto en la conciencia social del pueblo. Lamentablemente este no es el caso del proyecto bolivariano, pues su gestor apenas logró estar en el poder 14 años, tiempo muy corto para que las bondades del socialismo bolivariano se cimente en la conciencia de la mayoría del pueblo venezolano. Chávez, conocía esto, por ello es que él estimó 30 años, para consolidar el proceso revolucionario. El más claro ejemplo de proyecto revolucionario cimentado y consolidado en la conciencia social es el cubano; dado que Fidel Castro estuvo más de 50 años en el poder, tiempo suficiente para tal logro; puesto que ya existe toda una generación que nació, se desarrolló y está haciendo su vida en el marco de la revolución cubana. De allí que, así muera Fidel o  Raúl Castro, la derecha, las transnacionales y el imperio norteamericano, junto con sus lacayos serviles de todas las naciones, no pueden, ni podrán traerse abajo el edificio socialista cubano y siempre fracasarán en su intento.
Desde este enfoque, la muerte de Hugo Chávez significa, entonces, un alto riesgo para el proyecto bolivariano, más aún cuando la derecha y los grupos de poder económico venezolanos están al acecho del poder y un pueblo que probablemente aún es vulnerable, o sea débil, ante sus estratagemas y ataques mediáticos. A esto se suma la hipocresía de algunos gobernantes de América Latina, que de palabra son recontra nacionalistas, socialistas, comunistas, seguidores de Chávez. etc, etc. y, hasta asisten a los funerales, caso Humala, por ejemplo; pero, que en la acción o en la práctica son simples traidores, por pregonar una cosa en campaña electoral y hacer otra cuando llegan al poder, empezando por un entreguismo fundamentalista de nuestros recursos naturales a las transnacionales. Creo, sin duda, que el mejor homenaje póstumo a Hugo Chávez, no es rindiéndole loas y alabanzas junto a su féretro, el mejor homenaje a este gran líder bolivariano es continuar con su proyecto: El proyecto bolivariano, tal como probablemente lo soñaba su gestor, el proyecto que encaminaba a los pueblos, no sólo de Venezuela sino de toda América Latina, RUMBO AL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI. 
Escrito: 7 de marzo del 2013

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