viernes, octubre 24, 2014

MÁS ALLÁ DEL “CUMPLIMIENTO DEL DEBER”





Sociólogo: Avelino Zamora Lingán

El pueblo de Cajamarca, debe estar advertido que no es la primera y, probablemente tampoco sea la última vez, que la policía actúa de manera irracional, vengativa y ensañamiento no sólo con los ronderos urbanos, también con los ronderos campesinos, incluso con cualquier inocente e indefenso poblador que “cae” entre sus manos. El cobarde y feroz ataque a integrantes de las rondas urbanas, con encarcelamiento “preventivo” de algunos de ellos, hace pocos días, cuando precisamente se disponían a clausurar uno de los antros de perdición juvenil, de los más de 150 que funcionan aquí en nuestra otrora bella y apacible ciudad del cumbe, pinta de cuerpo entero la relación Estado – Rondas. En efecto, los integrantes de las Rondas Urbanas, aunque ahora simplistamente divididas, no hacen más que cumplir con su función, cual es la de velar por la seguridad ciudadana, que para eso se han constituido. El surgimiento de las Rondas Urbanas, es la respuesta organizada de la sociedad civil a una demanda social de seguridad ciudadana, que no es satisfecha adecuadamente por el Estado; al igual que la aparición de las Rondas Campesinas, cuyo surgimiento, allá, por los años 70, se debió, precisamente, a la ineficiencia del sector oficial en la solución del álgido problema del abigeato. Como se puede observar, entre las Rondas Urbanas y las Rondas Campesinas existe un punto en común: ambas son organizaciones naturales, es decir, son organizaciones nacidas del seno del pueblo y actúan de acuerdo a su cultura, usos y costumbres. Pero, lo que constituye punto común para las rondas campesinas y las rondas urbanas, constituye un punto de desencuentro y hasta de conflicto entre éstas y el Estado, dándose así dos tendencias bien marcadas: mientras el Estado observa con celo y desconfianza a las rondas, a tal punto de declararlo “ilegal” o “informal”, sobre todo en el caso de las rondas urbanas; el pueblo o la sociedad civil necesita de estas organizaciones, las mismas que han sabido dar respuesta efectiva a las demandas de seguridad ciudadana.   
    
Dicho esto, planteamos la pregunta ¿Desde cuando la policía viene actuando de manera desproporcionada con la población cajamarquina, o como ella suele a veces reconocer “con exceso”? Yo diría desde siempre. Ciertamente, las instituciones policiales y militares forman a sus miembros especialmente para reprimir, bajo la careta “del cumplimiento del deber” y en este sentido siempre hay lo que ellos le llaman eufemísticamente “excesos”; pero, resulta que en estos últimos tiempos esos “excesos” son cada vez más frecuentes, irracionales, mortales y letales o simplemente desproporcionados. Y, lo más grave, es que hoy actúan basados en leyes y decretos que sin ningún pudor el Estado les otorga impunidad. Sin embargo, dado el contexto en el cual hoy se encuentra la región de Cajamarca, configurado por la oposición al mega proyecto Conga, y por el resultado de las elecciones regionales, desfavorable tanto para el Estado como para los agentes económicos, tal actuar de la policía tendría, por un lado, un tufillo con olor a revanchismo; y, por otro, sugiere que detrás de esos llamados “excesos” policiacos se ocultaría un objetivo: sembrar miedo en la población para que así sea más sumisa, más dócil y más manejable y así se debilite o neutralice la oposición a los proyectos mineros. Y, ¿A quien le interesa una población con tales características? Obviamente, a quienes están interesados en imponer ciertos megaproyectos, que destruyen la naturaleza, destruyen las fuentes de agua y contaminan. Una población contestataria, opuesta a tales proyectos, una población que sale a protestar y exige derechos, es un estorbo para los grandes intereses económicos y hay que ver la manera de “quitarlo de en medio”. En este sentido y considerando que en los procesos sociales no hay casualidades, porque todo tiene una razón o un objetivo, ya sea oculto o manifiesto, la ferocidad con la cual actúa la policía, en estos últimos tiempos, siendo más suspicaces, a partir del conflicto Conga, no es casual, sería deliberado y obedecería a un Plan muy bien estructurado en los confines del poder.

No olvidemos que durante el conflicto Conga, la actitud de la policía fue más que salvaje e irracional, obviamente, desde la lógica del pueblo; pues, el hecho de patear las ollas comunes, impidiendo saciar el hambre de muchos pobladores, que en ese momento protestaban y tirar palo a todo aquel que se les cruzaba, no tiene otro nombre; luego, la masacre y detención a los ronderos de Mollepampa, cuando realizaban su asamblea para solucionar un caso de estafa y ahora nuevamente la brutal agresión a las rondas urbanas, ya no se puede tomar como casualidad, hechos aislados, ni mucho menos “excesos”. Similares actos de agresión se ha venido observando reiteradamente con las rondas campesinas, sino recordemos el asesinato de los 5 ronderos en Celendín y Bambamarca; el lanzamiento de bombas lacrimógenas, a diestra y siniestra, convirtiendo al campo muy parecido a una “zonas de guerra”, con indefensos pobladores heridos, asustados, corridos, amedrentados, disminuidos en su autoestima, etc. etc. No debemos olvidar, también, la actitud de acoso y amedrentamiento permanente a la familia Chaupe, por parte de la policía y trabajadores de la mina; el incendio del campamento de los guardianes de las lagunas, dejándolos a la intemperie y sin sus productos alimenticios, etc., etc., entre otros actos similares, consolidan mucho más lo que venimos diciendo a lo largo del presente comentario. 


Pero, además, existen otras razones por las cuales las fuerzas del orden y en general el Estado, actúan de la manera que se ha descrito anteriormente: En un contexto social donde predomina el neoliberalismo salvaje, por decirlo de alguna manera “todo el mundo hace lo que le viene en gana” con tal de ganar dinero (sino veamos las transnacionales mineras, ente otras, como actúan, cuando no hay ningún control). Aquí no importa el medio lo que importa es el fin y el fin es acumular riqueza. Esa es la lógica con la cual actúan los mercaderes. En este sentido, no importa el tipo de negocio, lo importante es que éste genere mucha, pero mucha plata. Por ejemplo, sabido es que las discotecas, los Nigth Clubs, las cantinas, los prostíbulos, son ambientes de perdición más que de diversión; sin embargo, desde la perspectiva económica son los más rentables, implica bajos costos y altas ganancias, y si funcionan sin licencia mucho mejor. En este tipo de negocios se puede decir que hasta habrían no sólo ganancias (normales como en cualquier otro negocio), aquí se estarían obteniendo jugosas sobre-ganancias. Pero, reiteramos, las consecuencias o derivaciones de este tipo de negocios son social y moralmente desastrosas y generadoras de inseguridad ciudadana, expresada en asaltos, latrocinios, atentados a la moral (relaciones sexuales en plena vía pública) y a la salud pública (consumo excesivo de droga y alcohol), siendo la juventud la principal víctima; porque, lamentablemente, este sector social es su principal demandante, guiados por esa falsa ilusión de “diversión” o “entretenimiento”. Y, es que hoy la juventud está siendo moldeada para que crea o “piense” que la vida se reduce a diversión, entretenimiento y farándula; chateo, video, celular, internet, Facebook, twitter, etc.

¿Quien ha dicho que en tiempos de globalización, neoliberalismo y capitalismo salvaje interesan los valores sociales como la moral, la ética, la solidaridad o la honradez? Hay que ser ingenuo o pensar quedarse pobre para abogar por semejantes “palabrejas” obsoletas, anacrónicas, propias del siglo pasado, corean a voz en cuello ultra liberales, empresarios, emprendedores y magnates de las transnacionales, en pocas palabras el homo economicus. Es así como la esencia de SER HUMANO se va perdiendo de manera acelerada, en tanto que despojado de valores, de sentimientos y de capacidad de pensamiento no es más que ese Ser Humano en pleno proceso de deshumanización. El calentamiento global o cambio climático, la destrucción de las fuentes de agua, la contaminación de mares, lagos, lagunas, ríos y quebradas, la deforestación, etc., etc., son palabrejas de ambientalistas revoltosos, de los antisociales y antisistema,  de los comunistas o de los rojos, de los que se oponen al desarrollo. El mundo hoy a cambiado, estamos en el siglo XXI, el muro de Berlín ya cayó, la Unión Soviética ya no existe, China ya es capitalista, Cuba pronto lo será, etc., etc. Hoy, lo importante es el extractivismo, el saqueo, la depredación, la expoliación, el neocolonialismo, la esclavitud moderna, la farándula, la diversión el entretenimiento, la ganancia y la sobre-ganancia, la corrupción (No importa que robe, con tal de que haga obra), etc., etc. Todo esto envuelto en un solo paquete en el cual se inscribe una sola palabra grande y con mayúsculas: “DESARROLLO”. Tal es la lógica que en estos tiempos predomina en el mundo. Y, a esta lógica responde todo lo que sucede en nuestra denominada “aldea global”. A esta lógica responde lo que acaba de suceder con los ronderos y a esta lógica responde lo que sucede y sucederá con el pueblo.

Escrito: 22 de octubre del 2014     

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