Sociólogo:
Avelino Zamora Lingán
El
pueblo de Cajamarca, debe estar advertido que no es la primera y, probablemente
tampoco sea la última vez, que la policía actúa de manera irracional, vengativa
y ensañamiento no sólo con los ronderos urbanos, también con los ronderos
campesinos, incluso con cualquier inocente e indefenso poblador que “cae” entre
sus manos. El cobarde y feroz ataque a integrantes de las rondas urbanas, con encarcelamiento
“preventivo” de algunos de ellos, hace pocos días, cuando precisamente se
disponían a clausurar uno de los antros
de perdición juvenil, de los más de 150 que funcionan aquí en nuestra
otrora bella y apacible ciudad del cumbe, pinta de cuerpo entero la relación
Estado – Rondas. En efecto, los integrantes de las Rondas Urbanas, aunque ahora
simplistamente divididas, no hacen más que cumplir con su función, cual es la de
velar por la seguridad ciudadana, que para eso se han constituido. El
surgimiento de las Rondas Urbanas, es la respuesta organizada de la sociedad
civil a una demanda social de seguridad ciudadana, que no es satisfecha adecuadamente
por el Estado; al igual que la aparición de las Rondas Campesinas, cuyo
surgimiento, allá, por los años 70, se debió, precisamente, a la ineficiencia
del sector oficial en la solución del álgido problema del abigeato. Como se
puede observar, entre las Rondas Urbanas y las Rondas Campesinas existe un
punto en común: ambas son organizaciones
naturales, es decir, son organizaciones nacidas del seno del pueblo y
actúan de acuerdo a su cultura, usos y costumbres. Pero, lo que constituye
punto común para las rondas campesinas y las rondas urbanas, constituye un
punto de desencuentro y hasta de conflicto entre éstas y el Estado, dándose así
dos tendencias bien marcadas: mientras el Estado observa con celo y
desconfianza a las rondas, a tal punto de declararlo “ilegal” o “informal”,
sobre todo en el caso de las rondas urbanas; el pueblo o la sociedad civil
necesita de estas organizaciones, las mismas que han sabido dar respuesta
efectiva a las demandas de seguridad ciudadana.
Dicho
esto, planteamos la pregunta ¿Desde cuando la policía viene actuando de manera
desproporcionada con la población cajamarquina, o como ella suele a veces
reconocer “con exceso”? Yo diría desde siempre. Ciertamente, las instituciones
policiales y militares forman a sus miembros especialmente para reprimir, bajo
la careta “del cumplimiento del deber” y en este sentido siempre hay lo que
ellos le llaman eufemísticamente “excesos”; pero, resulta que en estos últimos
tiempos esos “excesos” son cada vez más frecuentes, irracionales, mortales y
letales o simplemente desproporcionados. Y, lo más grave, es que hoy actúan
basados en leyes y decretos que sin ningún pudor el Estado les otorga
impunidad. Sin embargo, dado el contexto en el cual hoy se encuentra la región
de Cajamarca, configurado por la oposición al mega proyecto Conga, y por el
resultado de las elecciones regionales, desfavorable tanto para el Estado como
para los agentes económicos, tal actuar de la policía tendría, por un lado, un
tufillo con olor a revanchismo; y, por otro, sugiere que detrás de esos
llamados “excesos” policiacos se ocultaría un objetivo: sembrar miedo en la
población para que así sea más sumisa, más dócil y más manejable y así se
debilite o neutralice la oposición a los proyectos mineros. Y, ¿A quien le
interesa una población con tales características? Obviamente, a quienes están
interesados en imponer ciertos megaproyectos, que destruyen la naturaleza,
destruyen las fuentes de agua y contaminan. Una población contestataria, opuesta a tales proyectos, una población
que sale a protestar y exige derechos, es un estorbo para los grandes intereses
económicos y hay que ver la manera de “quitarlo de en medio”. En este
sentido y considerando que en los procesos sociales no hay casualidades, porque
todo tiene una razón o un objetivo, ya sea oculto o manifiesto, la ferocidad
con la cual actúa la policía, en estos últimos tiempos, siendo más suspicaces,
a partir del conflicto Conga, no es casual, sería deliberado y obedecería a un
Plan muy bien estructurado en los confines del poder.
No
olvidemos que durante el conflicto Conga, la actitud de la policía fue más que
salvaje e irracional, obviamente, desde la lógica del pueblo; pues, el hecho de
patear las ollas comunes, impidiendo saciar el hambre de muchos pobladores, que
en ese momento protestaban y tirar palo a todo aquel que se les cruzaba, no
tiene otro nombre; luego, la masacre y detención a los ronderos de Mollepampa, cuando
realizaban su asamblea para solucionar un caso de estafa y ahora nuevamente la
brutal agresión a las rondas urbanas, ya no se puede tomar como casualidad, hechos
aislados, ni mucho menos “excesos”. Similares actos de agresión se ha venido
observando reiteradamente con las rondas campesinas, sino recordemos el
asesinato de los 5 ronderos en Celendín y Bambamarca; el lanzamiento de bombas
lacrimógenas, a diestra y siniestra, convirtiendo al campo muy parecido a una “zonas
de guerra”, con indefensos pobladores heridos, asustados, corridos,
amedrentados, disminuidos en su autoestima, etc. etc. No debemos olvidar, también,
la actitud de acoso y amedrentamiento permanente a la familia Chaupe, por parte
de la policía y trabajadores de la mina; el incendio del campamento de los
guardianes de las lagunas, dejándolos a la intemperie y sin sus productos
alimenticios, etc., etc., entre otros actos similares, consolidan mucho más lo
que venimos diciendo a lo largo del presente comentario.
Pero,
además, existen otras razones por las cuales las fuerzas del orden y en general
el Estado, actúan de la manera que se ha descrito anteriormente: En un contexto
social donde predomina el neoliberalismo salvaje, por decirlo de alguna manera
“todo el mundo hace lo que le viene en gana” con tal de ganar dinero (sino
veamos las transnacionales mineras, ente otras, como actúan, cuando no hay
ningún control). Aquí no importa el medio lo que importa es el fin y el fin es
acumular riqueza. Esa es la lógica con la cual actúan los mercaderes. En este
sentido, no importa el tipo de negocio, lo importante es que éste genere mucha,
pero mucha plata. Por ejemplo, sabido es que las discotecas, los Nigth Clubs,
las cantinas, los prostíbulos, son ambientes de perdición más que de diversión;
sin embargo, desde la perspectiva económica son los más rentables, implica
bajos costos y altas ganancias, y si funcionan sin licencia mucho mejor. En
este tipo de negocios se puede decir que hasta habrían no sólo ganancias
(normales como en cualquier otro negocio), aquí se estarían obteniendo jugosas sobre-ganancias.
Pero, reiteramos, las consecuencias o derivaciones de este tipo de negocios son
social y moralmente desastrosas y generadoras de inseguridad ciudadana,
expresada en asaltos, latrocinios, atentados a la moral (relaciones sexuales en
plena vía pública) y a la salud pública (consumo excesivo de droga y alcohol),
siendo la juventud la principal víctima; porque, lamentablemente, este sector
social es su principal demandante, guiados por esa falsa ilusión de “diversión”
o “entretenimiento”. Y, es que hoy la juventud está siendo moldeada para que crea
o “piense” que la vida se reduce a
diversión, entretenimiento y farándula; chateo, video, celular, internet, Facebook,
twitter, etc.
¿Quien
ha dicho que en tiempos de globalización, neoliberalismo y capitalismo salvaje
interesan los valores sociales como la moral, la ética, la solidaridad o la
honradez? Hay que ser ingenuo o pensar quedarse pobre para abogar por
semejantes “palabrejas” obsoletas, anacrónicas, propias del siglo pasado, corean
a voz en cuello ultra liberales, empresarios, emprendedores y magnates de las
transnacionales, en pocas palabras el homo economicus. Es así como la esencia
de SER HUMANO se va perdiendo de manera acelerada, en tanto que despojado de
valores, de sentimientos y de capacidad de pensamiento no es más que ese Ser
Humano en pleno proceso de deshumanización. El calentamiento global o cambio
climático, la destrucción de las fuentes de agua, la contaminación de mares,
lagos, lagunas, ríos y quebradas, la deforestación, etc., etc., son palabrejas
de ambientalistas revoltosos, de los antisociales y antisistema, de los comunistas o de los rojos, de los que
se oponen al desarrollo. El mundo hoy a cambiado, estamos en el siglo XXI, el
muro de Berlín ya cayó, la Unión Soviética ya no existe, China ya es
capitalista, Cuba pronto lo será, etc., etc. Hoy, lo importante es el
extractivismo, el saqueo, la depredación, la expoliación, el neocolonialismo,
la esclavitud moderna, la farándula, la diversión el entretenimiento, la
ganancia y la sobre-ganancia, la corrupción (No importa que robe, con tal de
que haga obra), etc., etc. Todo esto envuelto en un solo paquete en el cual se
inscribe una sola palabra grande y con mayúsculas: “DESARROLLO”. Tal es la
lógica que en estos tiempos predomina en el mundo. Y, a esta lógica responde
todo lo que sucede en nuestra denominada “aldea global”. A esta lógica responde
lo que acaba de suceder con los ronderos y a esta lógica responde lo que sucede
y sucederá con el pueblo.
Escrito:
22 de octubre del 2014
No hay comentarios.:
Publicar un comentario