Por Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
El pasado mes de enero del
presente año se llevó a cabo una evaluación a los docentes peruanos de todo el
país, como condición fundamental impuesta desde el Estado, para ser contratados
en el presente año escolar. Según se
argumenta “el único propósito es mejorar
la calidad educativa”. Ciertamente, en realidad, desde la óptica no
oficial, hace rato que la calidad educativa en nuestro país, aquí en América
Latina sólo supera a la de Haití. Sin embargo los resultados de dicha evaluación
son altamente preocupantes, puesto que, según la difusión mediática, en algunas
regiones como Lambayeque, más del 95 % de docentes evaluados han obtenido una
nota inferior a 10. ¡Ah, que bien! El Estado y sus inquilinos, aprovechan esta precaria situación
cognoscitiva de la mayoría de maestros, y hacen escarnio de ella, reforzando
así su tesis político –ideológica en cuanto a que los únicos culpables de que
en el Perú tenga una educación pública de pésima calidad son los profesores. El
enfoque estructural-funcional y la doctrina político ideológica, utilizado por
expertos, especialistas, pedagogos, políticos, periodistas, psicólogos, etc.,
etc., cuando de “analizar” el problema educativo se trata, sin duda, constituye
el instrumento metodológico perfecto para construir o fabricar la tesis sobre “profesor, único responsable de la pésima
calidad educativa”, la cual es impregnada por todos los medios en las
mentes del pueblo, para que repita lo mismo: “Sí, pues, los profesores son los
únicos responsables de la mala calidad educativa en el país”
Pero, una visión más
profunda, o como dirían los conservadores derechistas, una visión “radical”
(porque va a la raíz del problema) sugiere plantear la siguiente interrogante ¿Le interesa o le conviene a la
clase social dominante peruana una educación de calidad? o mejor aún, ¿Le
interesa una educación para el desarrollo del país? Por cómo ha sido
estructurado el sistema educativo a lo largo de los más de 190 años de vida
republicana, la respuesta a tan atrevida interrogante es negativa, es decir, a
la clase dominante peruana nunca le interesó, ni le interesa o conviene estructurar
un sistema educativo de calidad, si por calidad se entiende una educación que
forme seres humanos pensantes, y menos aún le interesa una educación con espíritu
crítico-cuestionador para el desarrollo
del país, una educación para construir nación. Lo que a la clase social
dominante le conviene una educación para la dominación, una educación cuyo
producto (el educando) sea “vendible” en el mercado laboral, bajo el principio
que todos ya sabemos “del cholo barato”; una educación que forme seres humanos,
condicionados únicamente para agachar la cabeza o bajar la cerviz. Hoy, en el
contexto neoliberal y de globalización (imperialista) esta lógica del sistema
educativo peruano se afirma aún mucho más.
Y, para tal perfil del
educando y de profesional peruano no se requiere una educación “de calidad”, no
se requiere enriquecer ni producir conocimiento, no se necesita seres
pensantes, investigadores, científicos; lo que el sistema necesita es seres
humanos configurados para el trabajo, sustentado en la explotación; seres
humanos que aprendan a hacer pero que no aprendan a pensar; en fin, seres
humanos que formen parte de la reproducción social, que aseguren la “eternidad”
del sistema social vigente. ¿Y, cuál es ese sistema social vigente? Como todos
sabemos, aquel cuya lógica es la explotación del hombre por el hombre. Aquel
sistema donde alguien se hace rico como por arte de magia, de la noche a la
mañana, saqueando y robando el dinero del pueblo o pisoteando los derechos de
las grandes mayorías; aquel sistema social donde la corrupción es premiada en
lugar de ser severamente castigada; aquel sistema donde las conciencias se
venden a golpe de martillo y al mejor postor; aquel sistema social donde usted
se puede morir en la puerta de un hospital si es que no tiene plata; aquel
sistema donde se rinde culto al individualismo; aquel sistema social donde
usted se convierte en un paria o extranjero en su propio país, etc., etc. Desde
esta perspectiva ¿Para insertarse en este sistema social, en descomposición
moral, se necesita una educación de calidad? NO. A la clase social dominante
rentista y parasitaria de este país ¿le interesa una educación de calidad? NO
¿Le conviene y le interesa una educación limitada a la memoria, una educación
con visión tecnicista, una educación limitada al saber hacer; pero no al saber
pensar? SI. ¿Le conviene una educación, cuyos productos (es decir, los
educandos), carezcan de conciencia crítica, cuestionadora, reflexiva,
revolucionaria? NO. ¿Le interesa una educación orientada a la producción de
conocimiento científico y filosófico? NO. Esto explica porqué cada vez más las
universidades son convertidas en simples institutos técnicos, y porqué desde el
estado, de manera sistemática, se trata de asfixiar económicamente a la
universidad pública peruana; y, también, el porqué se aboga por la
proliferación de institutos técnicos, de carreras cortas, aspecto que la
población inconscientemente ve con buenos ojos, ante la alarmante crisis de
fuentes laborales.
A la clase social dominante
y parasitaria de este país, y porqué no decirlo, de cualquier otro país, nunca
le interesa ni le conviene darle al pueblo una educación de calidad, puesto que
hacer eso sería ir contra su propia lógica, la lógica de la dominación u
opresión social. Ella, es decir, la clase social dominante opera bajo su
principio “mantén incólume la ignorancia del pueblo y asegurarás la eternidad
de la opresión”. Para lograr ese cometido no sólo utiliza la educación como
mecanismo formal, sino que utiliza todos los medios a su alcance: radio, cine,
televisión, prensa escrita y, últimamente, las famosas TICs (tecnologías de
información y comunicación), entre otros, con los cuales configura los cerebros
de los oprimidos, a su imagen y semejanza; los configura para que actúen en
función no de sus propios intereses, sino en los intereses de sus opresores. Al
menos esto es lo que sustenta también el psicoanalista y filósofo marxista
alemán Erich Fromm, en la siguiente cita, cuando se refiere al pueblo alemán:
“Más
del 90 % de nuestra población sabe leer y escribir. Tenemos radio, televisión, cine,
un periódico diario para todo el mundo; pero en lugar de darnos la mejor
literatura y la mejor música del pasado y del presente, esos medios de
comunicación, complementados con anuncios, llenan las cabezas
de las gentes con la hojarasca más barata que carece de realidad en todos los
sentidos, y con fantasías sádicas a las que ninguna persona semiculta debiera
prestar ni un momento de atención. Y mientras se envenenan así los espíritus de todos, jóvenes y
viejos, ejercemos una feliz vigilancia para que no suceda ninguna “inmoralidad”
en la pantalla. Cualquiera indicación de que el gobierno debiera financiar la
producción de películas y programas de radio que ilustrasen y cultivasen el
espíritu de nuestras gentes provocaría también gran indignación y acusaciones
en nombre de la libertad y del idealismo”. (Psicoanálisis de la Sociedad
Contemporánea, Erich Fromm, sexta edición 1964, págs. 12-13) Si existe una
semejanza al respecto al papel de los medios de comunicación peruanos no es
coincidencia es lógica pura de las clases dominantes en cualquier parte del
planeta.
En este contexto, cuando la
clase dominante habla de educación de calidad o de calidad educativa esto es por
puro formulismo, pues lo hace sólo para hacer creer a sus dominados que “se
preocupa por su educación”, lo cual es un contrasentido: ¿Qué clase de opresor
sería aquel que se preocupa porque el oprimido tenga una educación de calidad?
Sólo un ejemplo histórico: ¿Acaso el hacendado, opresor por excelencia, se
preocupaba porque el siervo o campesino tenga
educación de calidad? Al contrario, para el hacendado el campesino (su
siervo), ni siquiera tenía derecho a una educación y, menos, a una educación de
calidad, porque consideraba que un campesino educado era un grave peligro para
sus mezquinos y miserables intereses.
Pues, para los hacendados, los campesinos eran seres humanos “sin alma”, los cuales están diseñados únicamente para el
trabajo, tal como la bestia está diseñada para la carga. Desde la perspectiva
del hacendado y de la clase social dominante en general la educación sólo debe
ser privilegio de los seres superiores, de los nobles, de los que sí “tienen
alma”, pero no de los pueblos sometidos.
Planteado así el problema
educativo peruano, concluimos en que por más evaluaciones que se realicen a los
docentes del magisterio peruano, la calidad educativa se irá deteriorando cada
vez más, a la par que la sociedad en general se degrada aceleradamente. En este sentido lo único que se logra con las
evaluaciones al magisterio y más aún con los resultados de la misma es, por un
lado, desprestigiar al magisterio nacional y a la escuela pública y por otro
lado, a través de las evaluaciones y sus resultados se realiza una efectiva
propaganda barata a los centros educativos privados, porque probablemente miles
de padres de familia, al observar los grandes titulares mediáticos sobre los
resultados de las evaluaciones, hagan inagotables esfuerzos por trasladar y matricular a sus hijos en los centros educativos
privados, creyendo equivocadamente que en tales centros la cuestión educativa
es mucho mejor, cuando yo diría que, en la actualidad, es igual o peor. En
resumen, los gobiernos, neoliberales, que rinden loas y alabanzas a todo lo que
sea “privado”, han encontrado una buena estrategia para proveerle de clientes
(alumnos) a los centros educativos privados a costo de lanzar docentes a la
calle y de castrarle de su dignidad y autoestima.
Escrito:
1 de febrero del 2013.
1 comentario:
TIENE USTED MUCHA RAZON DON ANDRES CABALLERO .....
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