De Izquierdas, Derechas
y ecologismo libertario y Desarrollo
Por: Marco Arana Zegarra
Fundador y Militante de Tierra
y Libertad, Perú
Todos los presidentes de
América Latina, sean de izquierdas o derechas, fueron electos por sus promesas
de seguir impulsando el crecimiento económico y disminuir o erradicar la
pobreza. Para algunos la receta es el neoliberalismo económico y para otros, mayor
participación del Estado en las actividades económicas y la redistribución de
la renta. En cualquiera de los casos apostaron por intensificar y expandir las
industrias extractivas (minería, petróleo, pesca), en una suerte de
sobreentendido de que las necesidades son infinitas y los recursos naturales
también. No creo haber escuchado a uno solo de los presidentes de la región un
discurso sofisticado diciendo que “los avances científico-tecnológicos
compensarán y resolverán los graves problemas ecológicos que el actual modelo
de desarrollo genera”. Como sí lo hicieron los defensores de la “economía
verde” en la última cumbre ambiental de Río +20.
En el actual escenario Chile
pugna por mantenerse como el primer productor de cobre y harina de pescado,
aunque para ello se tope ya con el agotamiento y contaminación de sus aguas
dulces y no disponga de los recursos energéticos que necesita (dimensión que la
geopolítica peruana parece ignorar). En Perú, los neoliberales y ahora también
los nacionalistas, dicen que hay que imitar o superar al sureño país, se
continúa con la política del “Perro del hortelano”, para justificar la entrega
en concesión petrolera y minera el 72% de la Amazonía peruana.
Brasil sueña con la explotación del petróleo de las profundidades marinas
(proyecto Presal) y la infraestructura vial IIRSA para que “cada brasilero
tenga oportunidad de tener un vehículo, un televisor, un refrigerador, una
computadora….”, según nos dijo en Sao Paulo, la entonces candidata Dilma
Roussef en el 2010.
La Bolivia de Evo Morales tiene hoy más explotación minera que la de la época
del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada (quien era minero) y, la Amazonía
boliviana empieza a convertirse en la más deforestada de la región. En Ecuador,
Rafale Correa es el más entusiasta presidente minero de la historia de su país
y promotor de la minería “limpia a gran escala”. De paso, ha endurecido la
represión contra quienes él denomina “ecologistas infantiles” y “enemigos del
desarrollo”. En Venezuela, Hugo Chávez intensificó la economía petrolera y
declaró la minería aurífera “recurso estratégico”, suscribiendo, dos semanas
antes de su última elección, grandes acuerdos con las mineras chinas. En
Colombia, el presidente Santos en busca implantar la “locomotora minera”
incluso en los páramos de Santurbán, una zona de alta biodiversidad y naciente
de los ríos que surten al principal acueducto de Santander.
Solitario el presidente uruguayo Pepe Mujica suena como voz de profeta en el
desierto: “¿Tiene el mundo hoy los elementos materiales como para hacer posible
que 7 mil u 8 mil millones de personas puedan tener el mismo grado de consumo y
de despilfarro que tienen las más opulentas sociedades occidentales? […]
¿Estamos gobernando la globalización o la globalización nos gobierna? ¿Es
posible hablar de solidaridad […] en una economía basada en la competencia
despiadada?”
Ante esas preguntas, urge que los pueblos de América Latina, sus intelectuales
y líderes políticos construyamos una nueva visión de desarrollo con
sostenibilidad ecológica, con afirmación de la democracia y justicia social.
Esa visión no puede dejar la naturaleza y los territorios que habitamos
sometidos a los abusos del capital y a las arbitrariedades del mercado.
Tampoco puede justificar que, en nombre de una economía de Estado, se limite la
actividad empresarial para repartir más, sin importar la crisis ecológica y
económica que solo podrá superarse administrando adecuadamente: biodiversidad,
amazonía, recursos hídricos y marítimos y diversificando la matriz energética,
pero principalmente dedicando más atención a nuestra principal riqueza,
el “capital humano”, con mejor educación y desarrollo de ciencia y tecnologías
adecuadas a nuestras múltiples y diversas realidades.
El ecologismo político, y en el caso peruano, también libertario, tiene que
enfrentar el paradigma del crecimiento económico depredador impulsado por las
derechas liberales y las izquierdas tradicionales. Requerimos cambios profundos
no solo económicos, políticos y sociales sino también culturales. El
verdadero reto es construir derroteros para el desarrollo sostenible de
nuestros pueblos, afianzar una democracia (en nuestro caso de izquierda) justa
y libertaria, que no solo es política, sino también económica y ecológica.
5 comentarios:
La ipocrecia de los curas traicioneros como Marco Arana jamas llegaran a encontrar un lugar protejido por la naturaleza.
Estos mafiosos solo ganan dinero con el discurso ecologico.
Si pues, este curita afrancesado en olores y ropa del buen vestir, fracasó como sacerdote, ahora quiere se el "Lugo del Peru", pobre infeliz que dice abrazar las izquierdas pero vive y respira como burgues.
MENOS MAL HAY PERUANOS QUE SI QUIEREN AL PERU , PERO TAMBIEN HAY MUERTOS DE HAMBRE QUE QUIEREN GANAR DINERO DESTRUYENDO LAS AGUAS , BRAVO CURA DEFIENDE EL PERU CARAJO .
Menos mal...que también hay peruanos que saben escribir y quieren al Perú, por eso ponemos "la coma" pegada a la última letra dela palabra, no en el medio de dos palabras.
la coma es para que te la metas al culo.
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