Por: Marco Arana Zegarra
Mucho se ha escrito y hasta ha habido carga-montones mediáticos contra
las autoridades regionales y municipales por su supuesta ineficiencia en el
gasto público o las transferencias monetarias provenientes de la renta minera o
petrolera en sus territorios. Para esta forma de razonamiento que, por su poder
mediático y político, funge de pensamiento único todo está yendo bien: las
inversiones, el crecimiento, el comercio. Los que se atreven a cuestionarlo sea
para mejorarlo como el prestigioso economista de Harvard Michael Porter o, en
la otra orilla, los que buscan cambiarlo, sean de las urbes o de los andes y amazonía
no tardarán en ser tildados de “ignorantes, aguafiestas, arcaicos, podridos,
perros del hortelano, ciudadanos de segunda, enemigos del desarrollo y hasta
enemigos de la patria”, frente a los cuales solo cabe la mano dura y el orden a
lo Yehude Simons en Bagua o a lo Oscar Valdez en Cajamarca.
¿Pero es ésta la única vía posible? ¿El
crecimiento económico solo depende del mercado y nada tiene que ver con la
cultura política, la democracia, los pactos sociales, el consentimiento de los
pueblos y comunidades donde se asientan los recursos, la cultura empresarial,
las instituciones, el ejercicio de la ciudadanía, la sostenibilidad ecológica
del desarrollo, en suma, de una visión de desarrollo del país?
Para el economicismo mercantilista neoliberal sin
duda no, y escupirán a la cara y demandarán represión contra los que estén en
posición de disenso. Por ello el cuestionamiento más profundo a las políticas
neoliberales en el Perú no solo radica en el cuestionamiento a las bases
económicas mismas del modelo (economía primario exportadora con altos niveles
de concentración de la renta y gran desigualdad) sino también de su carácter
ecológicamente depredador y políticamente discriminador y antidemocrático.
¿Cómo abrir caminos de solución en cada una
de las rutas posibles? Quiero detenerme solo en una de ellas que está siendo
confusamente planteada a partir de la movilización de un sector empresarial en
Cajamarca que se está viendo seriamente afectado por la imposición a la fuerza
de un mega proyecto minero y la enorme oposición ciudadana que genera.
Yanacocha lleva 20 años implantada en la región y, si bien es cierto, ha
surgido un pequeño y poderoso sector empresarial local vinculado a esas
actividades y que pugna por seguir expandiéndose, también es cierto que lo hace
alguna veces levantándose en contra de la misma actividad minera. Lo vimos en
Hualgayoc al inicio de la implantación de Gold Fields en que, sin embargo la
empresa optó por un manejo comunitario y empresarial más responsable y menos
conflictivo en vez de la vía de la corrupción, la amenaza, el chantaje y el
garrote como suele hacerlo la desprestigiada Yanacocha, lo cual no quita, sin
embargo, que Gold Fields tenga otros problemas relacionados con la desatención
del problema del abastecimiento de agua potable a la población y varios
reclamos provenientes de los campesinos en torno a la expansión minera y la
posible afectación de sus ecosistemas hídricos como es el caso de la laguna
Vira Vira y la no solución a los problemas de la contaminación de las aguas por
pasivos mineros, muchos de ellos abandonados por anteriores operaciones
mineras.
En cambio, en Cajamarca, la relación entre
Yanacocha y el empresariado local ha llegado en estos días a tener
connotaciones de tensiones lumpenezcas. Empresarios locales denunciaron
públicamente que la empresa había establecido una red de testaferros cuyas
cabezas serían los propios gerentes de la empresa, sistemas de corrupción para
acceder a contratos, contratación privilegiada de servicios de empresas pertenecientes
o vinculadas a personajes claves en la región (jueces, fiscales, jefes
policiales, algunos comunicadores, alcaldes, mayoría de oenegés, consultoras,
etc.)
Igualmente, a viva voce y más aún sotto voce,
estos mismos empresarios que manifiestan aspirar a “trabajo para los
cajamarquinos sin corrupción” han denunciado la manera cómo Yanacocha ha estado
manejando políticamente la Cámara de Comercio a través del Colectivo Cajamarca
infestado de impresentables operadores políticos como Luis Guerrero, Emilio Horna,
Manuel Becerra y hasta Absalón Vásquez. Como prueba de ello apareció filtrado
en medios el “Estado de Ganancias y Pérdidas del año 2012”, donde se da cuenta
que su presidente Jorge Vergara, (tan aplaudido por Jaime De Althaus, la Chichi
Valenzuela, el grupo RPP, El Comercio y los convenidos “analistas políticos”),
durante ese año habría recibido donaciones anónimas por 490 mil nuevos soles,
monto superior a las aportaciones de todas las cotizaciones de los asociados de
la Cámara de Comercio. Un fuerte grupo de empresarios locales encabezados por
Edgardo Malaver y Luis Rosell cuestionaron la rendición de gastos de la
Cámara de Comercio por ser poco transparente y no estar justificados
convenientemente los gastos. Sin duda, todo un misil al máximo gremio
empresarial cuya directiva ató su suerte a Yanacocha para defender a como dé
lugar el controvertido proyecto minas Conga y que terminará con llevándose al
fondo de algún tajo abierto a la actual directiva.
El antecedente de los conflictos internos
en el gremio empresarial puede verse en el “Acta de Acuerdos de Mesas de
Trabajo entre los Representantes de los Comités de la Cámara de Comercio y
Producción de Cajamarca y la Minera Yanacocha del Día 16 de Mayo de 2013”, en
que 18 visibles empresarios cajamarquinos y 14 representantes de Minera
Yanacocha firman acuerdos que evidencian la presión de los empresarios por
mayor contratación de servicios de “empresas locales”, las que son definidas en
el acuerdo 1, acápite 1.2. como “aquellas empresas constituidas en Cajamarca,
que tributan en Cajamarca y el 100% de sus accionistas/propietarios califican
como cajamarquino” con lo cual se cuestiona el privilegio de contratos que
obtienen “grandes empresas no cajamarquinas” (Graña y Montero, Translei,
Odebrecht, Sodexo, etc.) y se obliga a la minera a presentar un informe
periódico en “el que se analizará la participación de empresas cajamarquinas en
los concursos por Yanacocha” así como a la vez los empresarios locales obtienen
un compromiso de programa de capacitación denominado “Empresarios Formando a
Empresarios” orientado a desarrollar capacidades empresariales, sin compromiso
de contratación por parte de Yanacocha. Lo interesante del tema es que se ha
puesto en evidencia que los beneficios que la minera habría tenido al
empresariado local no son tales y que al menos un grupo de estos se rebela ante
el manejo y la cooptación a la que Yanacocha ha estado sometiendo a la Cámara
de Comercio. Queda por ver si este proceso traerá la renuncia o el
adelantamiento de elecciones internas en el importante gremio empresarial.
Igualmente, queda por ver si este grupo de empresarios deciden tener un perfil
propio y erigirse en el empresariado moderno de la región, o simplemente
continuar siendo la clientela mercantilista y perceptora de migajas que hasta
ahora han sido, para lo cual deberían intentar reconciliarse con su principal
socio que es la sociedad cajamarquina y no seguir en el guión de Jorge Vergara
que reclamaba estados de emergencia, bala, palos y juicios. La gran pregunta en
todo caso es, sí este sector del empresariado local, tendrá la capacidad de
erigirse en el empresarial moderno regional que reclame diversificación de la
economía para no estar ante los episódicos dramas de despidos inherentes a la
minería que trabaja con recursos naturales no renovables; que exija
planeamiento ecológico, económico y territorial del desarrollo; que apostará
por un parque industrial cajamarquino en base al desarrollo de agroindustria,
industria cárnica y alimentaria, bioagronegocios, forestación, agricultura,
turismo, artesanía, servicios; así como por derechos laborales para sus
trabajadores y controles ambientales eficientes con autoridades no corruptas ni
sometibles a los intereses de una de las más cuestionadas empresas mineras del
mundo. Bien harían, esos empresarios en fortalecer el gremio empresarial y
librarlo de la influencia de políticos y autoridades corruptas o impresentables
que hasta la fecha han estado lucrando de la bolsa de las anónimas donaciones.
En este sentido, es también fundamental que este grupo de empresarios
esclarezca sus relaciones con Rosa Gálvez, ex candidata por el fujimorismo y
señalada operadora de Absalón Vásquez. Conociéndolos, como cajamarquino que soy
y habiéndolos escuchado en un par de oportunidades, es de esperar que den esas
explicaciones y se muestren dignamente como aliados del desarrollo y el futuro
de Cajamarca y no de las penurias que le inflinge la irresponsable minera y la
imposición inaceptable de su mega proyecto Minas Conga. No es mucho el
esfuerzo, solo tienen que aprender de los ronderos y ciudadanos cajamarquinos
dignos que no hemos doblado las rodillas, agachado la cerviz ni hemos extendido
la mano para canjear los principios y vender las conciencias.
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