Me encontraba en París a fines de
mayo de este año cuando fui testigo de una recepción extraordinaria. Una
peruana acaparó los medios de prensa. Fue recibida por las máximas instancias
políticas del país.
La escuché nada menos que en la
Maison d’Amérique Latine, el más importante auditorio académico, y por fin fue
recibida y despedida en olor de multitud en el aeropuerto.
No era una representante de la
gastronomía peruana. No era una voleibolista. No era una bailarina de marinera.
No formaba parte del famoso Congreso del Perú. No era una actriz de cine. No
era una presentadora de televisión. Era solamente una mujer muy valiente.
Había razones para que la campesina
peruana Máxima Acuña de Chaupe fuera recibida de esa manera en la Ciudad Luz.
Como los diarios decían, la resistencia que ella había emprendido únicamente se
parecía a la lucha de David contra Goliat. Solo que en este caso David era una
mujer.
Una dama de pequeña estatura y de
consistencia delgada así como de escasos recursos económicos se enfrentaba en
Cajamarca contra uno de los mayores poderes económicos del mundo, la empresa
minera Yanacocha.
No tan solo era desigual esta pelea.
Además, los dueños de las más fabulosas minas de oro del planeta eran
protegidos por la Policía Nacional del Perú y por matones armados que
intentaban intimidar a Máxima y a su familia para despojarlos del pequeño
terreno agrícola del que son propietarios desde hace 20 años.
Para resumir, Máxima se ha negado a
vender sus tierras a la compañía minera Yanacocha. Las ofertas iniciales, al
parecer, eran económicamente muy apetecibles. Sin embargo, para esta familia
más importante es la crianza de sus vacas y la conservación de un pequeño
espacio donde vivir y ser felices. En vista de su negativa, la gran empresa
pasó – según relata Máxima- a las amenazas, la intimidación y la violencia.
“Sal de tu propiedad. Si no lo haces,
vas a morir”- fue la llamada privada que recibió el 30 enero de este año. Una
hora después, mientras ella cuidaba sus cultivos al lado de su hija Isidora, varios
oficiales de la DINOES fuertemente armados ingresaron en la propiedad de los
Chaupe, y los conminaron a marcharse.
Esas informaciones no tienen un final
feliz. Tony Padilla, el juez de Celendín acaba de sentenciar a los cuatro
miembros de la familia Chaupe a dos años y ocho meses de prisión suspendida.
Además, tendrán que pagar a como reparación a la multimillonaria empresa
minera un monto de 5 mil 500 nuevos soles.
La sentencia sido apelada, pero si se
confirma, en cualquier momento, los gigantescos tractores de Yanacocha le
pondrán fin a esta historia. Por supuesto y como ha sido siempre durante esos
tres años, estarán acompañados por una fuerte dotación policial para defenderse
contra una mujer de un metro y medio, unos 45 kilos de peso y un coraje superior
al de los hombres que irán a sacarla por la fuerza.
Si trata de defenderse, lo más
probable es que sea acusada de terrorista y que esta historia se prolongue como
un juicio penal muy parecido a los de la Santa Inquisición.
¿Qué tiene esta mujer que suscita
tanto respaldo y tanta simpatía?.- me preguntaba el último 23 mayo a salir de
la Maison d’Amérique Latine, muy cerca de la École des hautes études en
sciences sociales donde estudié hace varias décadas.
Mi amigo, el escritor Alfredo Pita,
me respondió rápidamente: “Tiene la razón”. Y yo creo que también tiene razón
Alfredo porque, al igual que Rigoberta Menchú, Máxima Acuña de Chaupe ya es
candidata al Premio Nobel de la paz. Mañana, la historia puede ser muy severa
con quienes hoy maltraten a nuestra paisana.
http://diariouno.pe/columna/maxima-chaupe-en-paris/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario