jueves, agosto 28, 2014

DE IZQUIERDA A DERECHA: EL OSCURO CAMINO HACIA EL OPORTUNISMO


Sociólogo: Avelino Zamora Lingán
Ciertamente, hoy se constituye en el problema fundamental el hecho que la izquierda peruana atraviese por una seria crisis de ideología, de ideario político y de estructura orgánica; y, en consecuencia, existe una ausencia muy marcada de alternativas programáticas para hacer frente al capitalismo salvaje y su fase, la globalización (antes llamado imperialismo)  y el neoliberalismo, el cual está terminando de depredar a nuestro país y al planeta en general, además de ser el causante estructural de las desigualdades sociales más deshumanizadas.
En este contexto, lo que se observa es el agigantamiento de los antivalores, políticos y sociales, tales como: oportunismo, desideologización, pluralismo político vulgar y simplista, infantilismo, conformismo, conservadurismo, temor al cambio y a la transformación social, cretinismo, fariseísmo, revisionismo, unionismo electorero, degeneración de las campañas electorales, etc., etc., etc., valores que obviamente son alentados y promovidos desde el sistema social imperante, pero que muchos autodenominados militantes y simpatizantes de “izquierda”, lo asumen como parte de su novísima y “modernísima”, “forma de pensar”. De esto resulta, entonces, denominaciones como éstas: “nueva izquierda”, izquierda moderada”, “izquierda progresista”, “izquierda liberal”, izquierda caviar”, “izquierda moderna”, izquierda extremista”, y todos los adjetivos habidos y por haber que acompañarán al término “izquierda”, que seguramente irán surgiendo conforme el tiempo vaya transcurriendo, que yo resumo en uno sólo: IZQUIERDA DOMESTICADA por la clase política de derecha y por el sistema social imperante: El capitalismo.
Sin embargo, una cosa es que los autodenominados “simpatizantes” o “militantes” de izquierda, haciendo uso del derecho a la autocrítica, diversifiquen, como es natural y lógico y, además necesario, su pensamiento de izquierda, al interior de la propia izquierda; pero, otra muy distinta es que aquel simpatizante o militante de izquierda realice un abandono total de los postulados de la izquierda y se pase a las filas de la derecha, constituyéndose con ello en el más severo enemigo ideológico y político de la izquierda y, lo peor es que lo haga utilizando los mismos argumentos que la derecha usa para atacar a la izquierda, como por ejemplo: “el mundo ha cambiado”, “hoy ya no son épocas de los 60 ó los 70”, “el muro de Berlín ya desapareció”, “la Unión Soviética ya no existe”, “las ideas de la izquierda son trasnochadas”, etc., etc., haciéndole el coro al ultra-liberal Francis Fukuyama y Milton Friedman. No obstante, más allá de este rollo de los tránsfugas de izquierda, que cansados de no hacer nada por fortalecer a la izquierda, deciden ser sirvientes de la derecha, está su abierto y descarado oportunismo y elevado espíritu de pequeño burgués. Aquí, en Cajamarca, pueden existir muchísimos tránsfugas que se han pasado de la izquierda a la derecha, pero dos son los más emblemáticos: Uno, que fue alcalde de la provincia de Cajamarca, también fue congresista y ahora postula para la alcaldía de Cajamarca; y, el segundo, un ex dirigente universitario, con algún cargo en el área de transportes en la municipalidad provincial, de Cajamarca y hoy postula en la lista de la “K” como primer regidor. El primero de ellos, tiene hoy una imagen popular rastrera, a raíz de su posición frente al conflicto Conga; y, el segundo, postula en la lista del “partido político”, más corrupto del país, que institucionalizó la corrupción y que obviamente responde a los intereses de la derecha más rancia de este país, siendo este partido político mismo, engendro y expresión de esa derecha que se consolidó hace casi 200 años. Sus argumentos, como ya indicamos arriba no pasan de ser falaces, anticientíficos y oportunistas, propios de la derecha cuando ataca al pensamiento de izquierda: “El muro de Berlín ya cayó”, “la unión soviética ya no existe”, “las ideas de la izquierda son trasnochadas”, etc. Pero entre estos argumentos falaces  también hay otros como éstos: “sigo siendo de izquierda” o “no he cambiado mi pensamiento”, sugiriendo con ello tales “ex militantes o “simpatizantes” de izquierda su profunda confusión de ideas y de conciencia, a la par que generan una total confusión en el seno del pueblo. En fin, se podrá oír y observar a gente de izquierda que se pasa a la derecha y desde allí despotrica de la izquierda, como claro ejemplo de que ya entregó su alma al diablo, y se convirtió en su fiel sirviente; pero estoy casi seguro que no veremos jamás gente de derecha que se pase a la izquierda y desde aquí despotrique de la derecha y se convierta en fiel servidora de la izquierda, porque quien o quienes sean protagonistas de este tipo de espectáculos politiqueros, no tienen ni un ápice de dignidad, menos de personalidad y peor aún son el  mal ejemplo y la desesperanza, no sólo para el quehacer político, sino para el propósito de construir sociedades más justas, más humanas y más equitativas.   
Cuando los tránsfugas de la izquierda se esfuerzan por justificar su pase a la derecha, argumentando que “la izquierda se sustenta en ideas “trasnochadas, haciéndole el coro a la derecha, ¿A qué tipo de ideas aluden?, ¿Acaso a las ideas sobre “revolución”, “socialismo”, “lucha de clases”, “proletariado”, “cambio social” o “transformación social”? Para empezar, toda persona que aspire a un cambio o modificación del orden social establecido, automáticamente ya se ubica al lado izquierdo del pensamiento; de la magnitud de ese cambio o de la profundidad del mismo dependerá si es de izquierda moderada o de izquierda radical; lo contrario, es decir, quienes optan por conservar el orden o dejarlo tal como está, automáticamente se ubican a la derecha.  De aquí se deduce, que quienes aspiran a un cambio social radical o transformación social radical optan por una revolución, término que implica “darle vuelta a todo” o lo que es lo mismo ponerlo de pie a todo lo que está de cabeza. De aquí también se deduce que quienes optan por el cambio no son los que lo tienen todo, son los descontentos, los marginados, los oprimidos, los que sienten que el sistema imperante es injusto, las proles (muchos hijos), decir, las familias con muchos hijos, pero nada de bienes ni nada de oportunidades para tener esos bienes; mientras que los que tiene de todo, a costa de los demás, esos lógicamente no quieren el cambio, menos van a querer una revolución o transformación radical porque sienten que ese orden establecido es el mejor para sus intereses. En resumen, la oposición de pensamiento entre los que aspiran al cambio social y los conservadores es lo que viene ser la lucha de clases, la misma que es permanente y es, desde la óptica de un verdadero izquierdista, el motor del proceso histórico, que inevitablemente va rumbo hacia una nueva sociedad, obviamente más justa y humana. Pregunto, entonces, ¿Dónde están las ideas trasnochadas?, ¿Quién ha superado estas tesis del socialismo científico? ¿Acaso unos cuantos pequeñoburgueses que son presionados por su espíritu oportunista que buscan únicamente pasar fácilmente de oprimido a opresor, de “decepcionado de izquierda” a “sirvientes de la derecha, de ideologizados a des-ideologizadores o simplemente de pobre a rico? Por otro lado, en cuanto a la ideología, es necesario recordar que cuando el japonés Francis Fukuyama lanza su tesis en la década del 90, sobre el “fin de las ideologías”, lo hace precisamente a partir de la caída del Muro de Berlín y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con el único propósito de sembrar la idea en la conciencia de los pueblos del mundo respecto a que, con tales acontecimientos, acaecidos, tanto en la URSS como en Alemania y en otras partes del mundo socialista, la ideología de izquierda también desaparece y queda obsoleta y anticuada, con lo cual, automáticamente otorga a la  ideología capitalista la categoría de “única y eterna” Desde aquel entonces hasta el día de hoy, la clase política de derecha, los neoliberales, los tecnócratas y los operadores políticos del capitalismo, entonan su coro favorito, que es utilizado como caballito de batalla: “las ideologías ya no existen” (claro, se refieren a las ideologías de izquierda), “la ideología y las ideas de izquierda ya no sirven, porque son trasnochadas”, etc. Coro, al cual se suman muchos izquierdistas con alma de oportunista y de lacayo, pero con una alta devoción por el individualismo.    
Finalmente, con el izquierdista que transita a la derecha sucede casi lo mismo que con el campesino pobre cuando llega a ser rico: Ambos se convierten en elementos muy peligrosos y perniciosos. Tal como ya lo planteaba José Carlos Mariátegui, refiriéndose concretamente al campesino: Este, o sea el campesino, cuando alcanza el cambio de status socioeconómico, se convierte en un filudo puñal que es clavado en la espalda de su propia clase o etnia. De igual manera decimos de aquel izquierdista que transita desde la izquierda a la derecha se convierte en el más vil traidor al pueblo. Metafóricamente hablando, es como si le clavara un puñal al pueblo; siembra la desesperanza la confusión y la desorientación. El pueblo ya no sabe en quien creer, si en la derecha o en la izquierda. Cuando cree en la derecha, por lo menos ya sabe lo que le espera, pero cuando cree en la izquierda y ésta lo defrauda, entonces crece la confusión, la desorientación y lo peor crece la aversión o rechazo a la política y al político, crece el rechazo a la ideología y crece la desesperanza en una nueva sociedad. Por esto y otras razones más, referidos a los tránsfugas de izquierda, sólo atinamos a decirle al pueblo, lo que Jesús de Nazaret, el gran revolucionario, dijo en la cruz, mientras agonizaba, aludiendo a sus verdugos, los romanos: “Pueblo, perdona, a los izquierdistas “rabanitos” (rojos por fuera y blancos por dentro), porque probablemente no saben lo que hacen ni lo que dicen”.                                                                    

 Escrito: 14 de agosto del 2014.

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