jueves, mayo 28, 2015

AY MINISTRO

José de Echave
El Ministro del Ambiente, Manuel Pulgar Vidal, pretende debatir a su manera sobre varios temas a la vez. Bienvenido el debate y que sea en los mejores términos.
El ministro opina muy seguro sobre temas de hidrogeología y afirma que lo de las aguas subterráneas del proyecto Tía María es un tema resuelto; critica abiertamente los mapas de concesiones y a las instituciones que los elaboramos y da a entender que le molesta que el Ingemmet difunda esta información. ¿Acaso propone que los ciudadanos y ciudadanas ya no accedamos a esa información? Finalmente, en entrevistas y en un reciente artículo publicado en el diario El Comercio (24 de mayo de 2015), critica duramente las propuestas que en diferentes espacios se vienen construyendo y apuntan a transitar del actual modelo de extracción a uno que sea más sensato y equilibrado. Termina el artículo con un párrafo que por supuesto nosotros suscribimos: “Apostemos a un aprovechamiento sostenible de nuestros recursos naturales y su potencial y concertemos una visión de bienestar y prosperidad para todos los peruanos”.
El tema es cómo. ¿Qué propone el ministro para lograr esa gran meta? ¿Las políticas de su gobierno? ¿La Ley 30230? ¿Las que propone la Sociedad Nacional de Minería y la Confiep?
Precisamente, los que hablamos de transiciones intentamos apostar por un aprovechamiento sostenible de nuestros recursos naturales para el beneficio de todos los peruanos y peruanas. El reto es precisar cómo nos imaginamos, por ejemplo, la minería para los próximos 30 años. Y esa minería no puede ser la que hemos visto y la que algunos han padecido en las últimas dos décadas. Para los que reconocemos que la minería es una actividad importante y lo seguirá siendo, el reto es transitar a un escenario distinto y no seguir defendiendo absurdamente las actuales reglas de juego y ver cómo se desmantela lo poco que se había avanzado en materia ambiental.
Pero el otro gran problema es que el artículo no solamente lo suscribe el Ministro del Ambiente del Perú, sino también el presidente de la COP (Conferencia de la Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático). El ministro sabe perfectamente que para  impedir una elevación de la temperatura del planeta por encima de los dos grados centígrados, no se debería tocar el 70% de las reservas probadas de gas, petróleo y otros combustibles fósiles. Ni una palabra sobre eso. 
El propio Rajendra Pachauri, director del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), afirmó en la conferencia inaugural de la COP 20 en Lima, que “Si no se cambia el modelo, los riesgos son la escasez de alimentos y de agua, el desplazamiento de la población y grandes conflictos”. “Para impedir que la temperatura global se incremente en dos grados centígrados, las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse entre 40 y 70% al 2050 y eliminarse casi en su totalidad  el 2100”.
Esto es realidad pura y dura y para nada bucólica. Data dura como exige el ministro. Lo anacrónico es seguir defendiendo un modelo que nos lleva directo y sin escalas a los riesgos que anuncia Pachauri, premio nobel 2007 con el IPCC.  El cambio climático nos pasa factura desde ahora. Más data dura: un estudio hecho para el Banco Central de Reserva del Perú calcula que para el 2030 se proyectan  pérdidas equivalentes al 6,3% y al 2015 de más del 20%.
Algunos pretenden seguir manejando la economía como si estuviéramos en la década del 50 del siglo pasado. Para evitar lo que se nos viene es urgente mitigar y adaptar, y para ello se necesita una férrea voluntad política, algo que no se ve en el país. Adaptar, por ejemplo, significa ajustar los sistemas humanos y naturales frente a entornos nuevos o cambiantes; la adaptación implica modificar consecuentemente el comportamiento, los medios de vida, también la producción, la infraestructura, las leyes, políticas e instituciones en respuesta a los eventos climáticos ya experimentados y los esperados. En suma, significa transitar a un escenario distinto.

De eso se tratan las transiciones y la necesidad de pensar un modelo de extracción equilibrado y sensato. Como señala el economista Alberto Acosta, el gran reto para todo el planeta y para países como el Perú se sintetiza en cómo procesar democráticamente una nueva forma de organizar la economía, reconociendo los límites de la Naturaleza y asegurando una vida digna para todos los habitantes del planeta. Sigamos debatiendo ministro.

 "FACULTADES EXTRAORDINARIAS"
La columna de César Hildebrandt publicada el viernes 15 de mayo en Hildebrandt en sus trece y titulada "FACULTADES EXTRAORDINARIAS": "Yo le daría facultades extraordinarias al gobierno. Pero no puedo. No soy Dios. No soy mago. Soy un mortal criollo.
Le daría facultades extraordinarias para que piense en lo esencial. ¿Qué es lo esencial en este caso?
Lo esencial es recordar el origen de este régimen que surgió del descontento popular respecto de los partidos tradicionales y los hábitos de la política nativa. La gente quería un líder centrista que le devolviera a la democracia la legitimidad social que había perdido en manos de la plutocracia omnívora que padecemos. El pueblo quería un caudillo que, sin arrasar con derechos ajenos, le diera al Estado la naturaleza arbitral y promotora que tiene que tener para llamarse tal. Entonces –¿recuerdan?– vino Humala y dijo: “Ese hombre soy yo, confíen en mí”. El pueblo le creyó.
Todo viene de allí. Todas las carreteras tomadas, los muertos por bala, las pedradas salvajes, las iras vociferantes, todo procede de ese contrato social roto, de ese fraude, de esa manera infame de entender la política.
Humala es un gerente del continuismo. Y la derecha le ha hecho creer a la masiva ignorancia que el modelo neoliberal, impuesto a patadas tanto en Chile como en Perú, es verdad sacra y evangelio salido de una zarza ardiendo.
Humala permitió que ese modelo no sólo continuara sino que se agudizara. Y está convencido de que sus programas sociales –limosnas diversas, premios consuelo– lo convierten en un gobernante distinto.
No, señor Humala. Usted no es distinto. Usted es peor. Porque nadie esperaba algo original de Toledo o de García. Usted, en cambio, era la opción viviente de las novedades que traerían vientos frescos. Por ejemplo: revisión de algunos TLC, fomento de la agricultura, diversificación industrial, inversión en tecnología e investigación, aumento histórico del presupuesto para Educación (no el mísero 3,5% del que usted se jacta), impuestos a las sobreganancias mineras, negociaciones para romper el blindaje de algunos contratos firmados por el fujimorismo, fortalecimiento del ministerio del Ambiente... ¿Sigo, señor Humala? No creo que sea necesario. Usted recuerda todo eso porque todo eso está en la memoria de quienes escucharon, a comienzos del 2011, que usted daría la vida por cambiar, para bien, el país. Usted juró que jamás defraudaría al pueblo que llenaba las plazas y vitoreaba su nombre. Ese espíritu de transformación está presente inclusive en la Hoja de Ruta que los Vargas Llosa le obligaron a firmar.
Sabemos qué ocurrió después. Usted, como el mariscal Cáceres cuando gobernó, se olvidó de los suyos y le entregó el gobierno a quienes habían perdido la elección. Con ellos, con los derrotados camaleónicos de siempre, ha hecho usted este gobierno afantasmado, derechista y mediocre. Pero hago mal en compararlo con Cáceres. Él hizo un gobierno malo pero fue el héroe indiscutible de la resistencia ante el invasor. En cambio, su heroísmo, señor Humala, consistió en negar, cuando las papas quemaban, el evidente apoyo que le había dado a su hermano en el “Andahuaylazo”. Su heroísmo venía de Madre Mía y pasó por el histrionismo de Locumba. Su heroísmo lo ascendió a puestos diplomáticos en París y Seúl. Y su heroísmo actual es el de aceptar la burla de Chile en el tema del espionaje y callar respecto del triángulo terrestre mientras el ejército que usted comanda, señor Humala, quiere venderle a capitales chilenos dedicados a las tiendas por departamentos otros 30.000 metros cuadrados de una instalación oficial.
Lo que está pasando en Tía María es también obra suya, señor Humala. Es hora de que vaya allí y les diga a los agricultores de Cocachacra la verdad: que las promesas del 2011 se las ha llevado el viento, que hay que ser realistas, que somos un país minero, que se atengan a las consecuencias si no ceden. Pero dígalo usted. No siga mandando a sus ministros ni a la policía contratada por la Southern".

No hay comentarios.: