martes, agosto 05, 2014

Juez favorece a Yanacocha y ordena desalojo a familia Chaupe

SUCEDIÓ LO QUE TODOS TEMIAMOS...
El poder pagano acaba de dar la orden de desalojo a la familia Chaupe de sus tierras en las lagunas, favor de poder económico que todo lo compra, todo lo corrompe y todo lo prostituye: YANACOCHA.

UNA REMEMBRANZA.
En la primera semana de marzo se realizó en Cajamarca una asamblea en las lagunas de la zona de Conga, que tuvo como conclusión de las organizaciones participantes dar un plazo de quince días a la minera Yanacocha para que retire su maquinaria del lugar. Allí, en las alturas, encontramos a una pequeña mujer, emblema de la resistencia cajamarquina y nacional en torno al derecho sobre la tierra.


Por Ybrahim Luna
Los cerros le roban el ánimo a los cristianos cuando no avanzan rápido; eso asegura, entre bromas y en serio, uno de los recios comuneros que avanza sin pausa entre montes y peñascos por el camino que conduce al mismo corazón de Conga, la laguna Azul. Otro comunero, bolo de coca y cañazo encima, le responde que esas son cojudeces, que hay que avanzar nomás. Los últimos de la caravana vemos como se pierden sus espaldas tras unas enormes y verdes colinas. Ya no están. Nos hemos quedado solos.
Santiago, un carismático antropólogo neoyorquino, avanza a paso acelerado para dar alcance a la primera comitiva encabezada por el líder ambientalista Marco Arana y los dirigentes Milton Sánchez y Eddy Benavides, además de cientos de comuneros que tienen como objetivo la laguna El Perol para realizar una Asamblea de coordinación de resistencia. Santiago, de poblada barba castaña, realiza un doctorado en conflictos sociales y ha elegido a Cajamarca como uno de sus centros de estudio. Es un tipo divertido, hasta que le toca hablar de los derechos del campesino peruano sobre el agua y la tierra, entonces su gesto se torna serio.
Kilómetros adelante, documentalistas canadienses y europeos utilizan mulas para transportas sus carpas y equipos. Tienen tanta resistencia al frío y a la altura que podrían competir con los mismos comuneros de la zona.
Nos hemos quedado atrás. Alguien previó –erradamente- dos horas de caminata desde la comunidad de Jadibamba, donde quedaron estacionados los vehículos, hasta las famosas lagunas en conflicto en el proyecto minero Conga. Para algunos la marcha duró cinco o seis horas, siendo sorprendidos al final del camino por la noche y la niebla cubriendo hasta el último rincón del horizonte.
Horas antes, aún con la luz de la tarde, llegó un momento en que los rezagados nos rendimos y decidimos aguardar el frío y la noche a la intemperie de la jalca, pero un guía, forjado en las artes misteriosas de Huancabamba, brindaba con el cerro para que nos “soltara” y nos dejara seguir. Era necesario brindar con el Apu con harto pisco, bolo de coca e inclusos caramelos de limón. Lo más probable es que la sugestión nos haya ayudado a recuperar las fuerzas y a seguir a paso firme por páramos desolados, ichus húmedos, y bofedales que mojaban hasta las rodillas.
La visión de dos siluetas en el horizonte fue lo más parecido a la alegría de descubrir un continente nuevo. Eran dos comuneros filmando el valle. “Estos trabajan para la mina”, comenta el guía. Los hombres son jóvenes y se ponen algo nerviosos. Estamos esperando a nuestro alcalde, se defienden. No queremos empezar una discusión, les pedimos una indicación y nos la dan. Nos señalan un extraño oasis en medio de tanta soledad, una carretera resguardada por dos ómnibus de la Dinoes.
Avanzamos por más peñas magistrales y riachuelos, y por fin flanqueamos el camino. Luego rodeamos una tranquera y subimos hasta un bosque de piedras, el mismo que sirvió de fortín para que los emblemáticos Guardianes de las lagunas acampasen en forma rústica, entre palos y plásticos, y vigilasen que no se acerquen la maquinaria de la mina y los efectivos policiales contratados por Yanacocha.
Una casa solitaria se erige en esas alturas de la comunidad denominada Tragadero Grande, le pertenece a la familia Chaupe. Es la última casa del lugar.
El sol, que es un brillo fantasmal, está a punto de ocultarse tras la enorme cordillera que enmarca la laguna Azul. Su brillo rebota apenas sobre el agua, y la niebla que nos rodea es un humillo rastrero. En ese pequeño bosque de piedras encontramos a Máxima Acuña Atalaya, la mujer emblema de la resistencia cajamarquina.
Máxima Acuña es costurera, tiene 42 años y es natural del caserío de Marcucho, distrito de Sorochuco – Celendín, tiene el gesto curtido pero la sonrisa amable, en casa la acompañan sus cuatro hijos y su esposo, el comunero agricultor Jaime Chaupe Lozano; pero ella es conocida en varias partes del mundo como la Señora Chaupe, a secas.
La lluvia vuelve a caer por veintiunava vez ese día, y la Señora Chaupe nos invita a guarecernos bajo un plástico azul. El frío es increíblemente intenso, y bajo ese plástico nos permite hacerle algunas preguntas.
¿Cuál fue el resultado del proceso judicial que tiene por estas tierras con la minera Yanacocha?
La fiscalía y los jueces de Celendín en vez de seguir mi caso dicen que han perdido los documentos que presenté en la misma mesa de partes, y al final le han dado la razón a los ingenieros de Conga de que yo estoy usurpando sus terrenos cuando eso no es verdad. Y me han dado una sentencia de pena suspendida donde yo debo firmar cada cierto tiempo, además de pagar 200 soles como reparación civil a la minera. Existe justicia para el pobre, dígame usted.
¿A quién le pertenece exactamente el terreno que estamos pisando?
Esta tierra que estamos pisando, donde están nuestros hermanos ronderos, los Guardianes de las lagunas, es de mi propiedad; y colinda con los terrenos comprados por la mina. Yo exijo que Yanacocha respete la linderación, los terrenos de nuestros hermanos campesinos, y que no invada nuestras propiedades. Yo tengo mi certificado de posesión de compra y venta de esta zona. Pero la empresa, servida de la prensa vendida, sale a decir que todito esto es de ellos por derecho, cuando en realidad está usurpando nuestra dignidad.
¿Cómo adquirieron ustedes estos terrenos?
Todos estos terrenos han sido antes una comunidad, y las autoridades de esta comunidad hicieron llamar a los comuneros de Chugurmayo, Cruzpampa y Salacate para hacer una división y entregar a cada uno su parcela con su respectivo documento y su certificado de posesión. Con el tiempo muchos comuneros han hecho sus traspasos o han vendido sus terrenos porque ya no querían vivir en estas alturas. Mi terreno me costó mi plata y lo compré en el año 1994. No es que yo haya venido a invadir como la mina lo dice en los medios de comunicación echados. Yanacocha ha dicho primero que le compró las tierras a la comunidad, luego dizque a los colindantes, pero en los documentos presentados ante la policía del distrito de Sorochuco dice que compró los terrenos a mi suegro Esteban Chaupe Rodríguez, y eso deja mi terreno libre. Nunca he vendido a nadie mi terreno.
¿Cuántas veces la han intentado desalojar?
Desde el 22 de mayo del 2011 que han intentado pegarme, quitarme mis cosas, quemarme mi choza, botaron mis linderos, han desmayado a mis hijos. Mi hija de dieciocho años tuvo que arrodillarse frente a una maquinaria diciéndoles que la pasaran por encima si querían seguir, ahí la golpearon en la cabeza. Luego, en agosto, que se llevaron mis maderas, mis cosas, mi comida, todo lo han llevado a sus oficinas en la mina. Recién a los quince días han llevado las cosas a la fiscalía de Celendín. Y cuando fui a ver al fiscal dijo que no sabía nada y que no tenía nada. Después con sus maquinarias y su Dinoes han matado incluso mi perro pastor y se han robado a dos de mis ovejas en medio de risas y carcajadas. Yo soy una mujer pobre que vive de hilar y tejer, y de vender lo que confecciono. Mi esposo se dedica a la chacra para comer lo que sembramos, y ahorita la mina quiere que les paguemos reparación civil.
¿Hasta cuándo cree que pueda resistir el inevitable desalojo?
Voy a apelar a las instancias de la ciudad de Cajamarca, si no me dan la razón, iré a instancias más altas. ¿Hasta cuándo resistiré?, hasta que me mate la Dinoes, pues será. Pero eso sí, siempre luchando. Y Conga no va.
La lluvia arrecia y ya no es posible seguir en ese lugar. La señora Chaupe invita a los comuneros a pernoctar en su casa. Bajamos la colina y la oscuridad no deja ver ni siquiera nuestras propias manos. Aves chillonas cruzan nuestras cabezas mientras los perros ladran a la distancia. El miedo puede ser una alerta necesaria. El suelo lodoso requiere pisadas precisas y fuertes, y la luz de un fogón nos indica el camino hacia la casa. Somos varios, pero siempre hay forma de acomodarse. Nuestro aliento es puro humo. Estamos a bajo cero.
Los comuneros que llegaron hasta la misma laguna El Perol y que están de regreso comentan que una fila de maquinarias de la minera salió en huida al verlos llegar. Están removiendo tierra a quinientos metros de la laguna, aseguran. Hemos constatado que Conga nunca paralizó, concluyen. También comentan que los dirigentes pusieron una denuncia ante la fiscalía de prevención del delito por las tranqueras que coloca Yanacocha en las carreteras que son de libre tránsito.
Los comuneros son hombres recios, de caras tostadas por el sol y el frío. Ya en confianza, empiezan los chistes y la chacota, la casa invita la coca para el bolo y ellos ponen el cañazo. Se reparten caramelos, mientras los Chaupe preparan una sopa caliente revive muertos mezcla de arroz, fideos y arvejas. También comparten unas aguas calientes hechas con hoja de berenjena.
Hay luces que se acercan, algunos temen que sea la Dinoes provocando como siempre. Pero, no. Son Marco Arana, su agente de seguridad, y el dirigente de la PIC (Plataforma Interinstitucional Celendina) Milton Sánchez. Están empapados como todos. El fogón se convierte en un secador improvisado de medias, zapatos y pantalones. Algunas medias se calientan más de lo debido y se cocinan con las cenizas.
Solo las velas alumbran la noche, no hay luz eléctrica, y los celulares deben cargarse al bajar al pueblo una o dos veces por semana.
Los comuneros cuentan historias de fantasmas y comparan habilidades para los chistes. La coca y el cañazo los mantienen despiertos hasta bien entrada la madrugada. Pero es a las tres de la mañana cuando el frío se vuelve insoportable a pesar de los ponchos y frazadas. El hombre de la casa, don Jaime Chaupe, cuenta que alguna vez los funcionarios de la mina y los fiscales le pidieron hacer un trato para vender sus tierras a un precio considerable, pero no aceptó.
Son las cuatro y media de la mañana, y lo primero que hace Máxima Acuña Atalaya, alumbrada apenas por una linterna, es pelar papas y dejar todo listo para que su nuera preparare el almuerzo durante el día. En medio de la oscuridad, una presencia. Es Santiago, el antropólogo neoyorquino, llega mojado diciendo que ha vivido un infierno congelado al perderse en el camino. Le brindan un lugar para dormir.
Es viernes, 5:30 a.m., día de mercado. La Señora Chaupe lleva un pesado quipe y, junto a su esposo, toma la combi que la llevará a la comunidad de Santa Rosa para vender sus productos. Se despide de los comuneros y dirigentes.
La claridad de las mañanas a 4 000 metros de alturas impacta en las retinas no preparadas.
La Dinoes, desde sus buses, vigila a los Guardianes de las lagunas, camionetas de la minera filman todo a cierta distancia, y agentes del Ministerio público -con chalecos antibalas- hacen presencia constante. Será una semana movida y fría para todos.

Celendín (Por: Eler Alcántara Rojas).

El Juzgado Unipersonal de la Provincia de Celendín, declaró culpables a Jaime Chaupe Lozano, Elías Chávez Rodríguez, Máxima Acuña Atalaya e Isidora Chaupe Acuña, integrantes de la Familia Chaupe Lozano por el delito de Usurpación Agravada en agravio de Minera Yanacocha SRL, imponiéndoles la pena a cada uno de ellos de dos años y ocho meses de pena privativa de la libertad de carácter suspendida, con periodo de prueba de 2 años , así como la reparación civil de cinco mil quinientos nuevos soles.
En audiencia pública, llevada a cabo en el Juzgado Penal de Celendín se dictó sentencia a los integrantes de la Familia Chaupe por haber usurpado la propiedad de Minera Yanacocha, no logrando sustentar y presentar los medios probatorios dela pertenencia legal del predio ubicado en la zona denominada Tragadero Grande en el Distrito de Sorochuco.

En la lectura de sentencia se dispuso también la entrega del bien usurpado por parte de los acusados a la parte agraviada más el reconocimiento de los costos del proceso a cargo de la Familia Chaupe Lozano de forma solidaria a Minera Yanacocha
Así mismo los sentenciados quedarán sujetos a cumplir ciertas reglas de conducta como no frecuentar lugares de dudosa reputación, ausentarse de su domicilio sin previo aviso al Juez a cargo de la Sentencia, comparecer cada treinta días al Juzgado Penal de Celendín a fin de controlar y justificar sus actividades y firmar el Libro Adjetivo, no cometer delito doloso o culposo, así como restituir el predio usurpado a Minera Yanacocha y reparar el daño causado pagando el íntegro de la reparación civil, quedando terminantemente prohibido usurpar una vez más el predio de Minera Yanacocha, motivo del juicio. Estas reglas de conducta la tendrán que cumplir bajo apercibimiento, caso contrario serán sancionados de acuerdo al Código Penal.
Al finalizar la lectura de sentencia la parte acusada no estuvo conforme con lo dispuesto por el Juez, procediendo a la presentación del recurso de apelación. La Lectura de Sentencia culminó cerca de las diez de la mañana, después de casi una hora de haber iniciado la misma.

Vilma Rodríguez.
“Una injusticia hecha a uno es una amenaza a todos”, decía el pensador Montesquieu. Eso es lo que ha sucedido hoy con la familia Chaupe, un grupo de ciudadanos del predio tragadero Grande, en la Provincia de Celendín, que no se han amilanado ante la Empresa Minera Yanacocha, que hoy les quita sus tierras.
Y es que, el Poder Judicial de la Provincia de Celendín, ha declarado culpables por el delito de usurpación agravada en agravio de Minera Yanacocha, a Jaime Chaupe Lozano, Elías Chávez Rodríguez, Máxima Acuña Atalaya e Isidora Chaupe Acuña, integrantes de la Familia Chaupe Lozano.
Máxima Chaupe, que vive desde el año 1994 al lado de la Laguna Azul en zona de incidencia de proyecto minero conga, ha sido sentenciada a 2 años y 8 meses de prisión suspendida y a pagar s/. 5.500 a favor de la Empresa Minera Yanacocha.
 Mirtha Vásquez, abogada de la familia ha apelado la sentencia, mientras tanto la reparación civil queda en “stand by”, más no así la orden de desalojo.
Minera Yanacocha ha intentado por todos los medios, arrebatar sus tierras a la familia Chaupe, primero ofreciéndoles ínfimas sumas de dinero, luego amedrentándolos para que se retiren, al final a través de un proceso judicial, a pesar de que los humildes ciudadanos han demostrado ser los legítimos dueños desde 1994.
En diálogo con Radio Marañón, desde la localidad de El Tambo, el dirigente Edy Benavides rechazó tal sentencia y aseguró que el pueblo de Cajamarca, no abandonará a Máxina Acuña y la familia Chaupe, y tomarán acciones sobre éste hecho.
Reportaje del 2013 en Diario La República.
Periodista: ¿Cuál fue el resultado del proceso judicial que tiene por estas tierras con la minera Yanacocha?
Máxima Acuña Cha: La fiscalía y los jueces de Celendín en vez de seguir mi caso dicen que han perdido los documentos que presenté en la misma mesa de partes, y al final le han dado la razón a los ingenieros de Conga de que yo estoy usurpando sus terrenos cuando eso no es verdad. Y me han dado una sentencia de pena suspendida donde yo debo firmar cada cierto tiempo, además de pagar 200 soles como reparación civil a la minera. Existe justicia para el pobre, dígame usted.
¿A quién le pertenece exactamente el terreno que estamos pisando?
Esta tierra que estamos pisando, donde están nuestros hermanos ronderos, los Guardianes de las lagunas, es de mi propiedad; y colinda con los terrenos comprados por la mina. Yo exijo que Yanacocha respete la linderación, los terrenos de nuestros hermanos campesinos, y que no invada nuestras propiedades. Yo tengo mi certificado de posesión de compra y venta de esta zona. Pero la empresa, servida de la prensa vendida, sale a decir que todito esto es de ellos por derecho, cuando en realidad está usurpando nuestra dignidad.
¿Cómo adquirieron ustedes estos terrenos?
Todos estos terrenos han sido antes una comunidad, y las autoridades de esta comunidad hicieron llamar a los comuneros de Chugurmayo, Cruzpampa y Salacate para hacer una división y entregar a cada uno su parcela con su respectivo documento y su certificado de posesión. Con el tiempo muchos comuneros han hecho sus traspasos o han vendido sus terrenos porque ya no querían vivir en estas alturas. Mi terreno me costó mi plata y lo compré en el año 1994. No es que yo haya venido a invadir como la mina lo dice en los medios de comunicación echados. Yanacocha ha dicho primero que le compró las tierras a la comunidad, luego dizque a los colindantes, pero en los documentos presentados ante la policía del distrito de Sorochuco dice que compró los terrenos a mi suegro Esteban Chaupe Rodríguez, y eso deja mi terreno libre. Nunca he vendido a nadie mi terreno.
¿Cuántas veces la han intentado desalojar?
Desde el 22 de mayo del 2011 que han intentado pegarme, quitarme mis cosas, quemarme mi choza, botaron mis linderos, han desmayado a mis hijos. Mi hija de dieciocho años tuvo que arrodillarse frente a una maquinaria diciéndoles que la pasaran por encima si querían seguir, ahí la golpearon en la cabeza. Luego, en agosto, que se llevaron mis maderas, mis cosas, mi comida, todo lo han llevado a sus oficinas en la mina. Recién a los quince días han llevado las cosas a la fiscalía de Celendín. Y cuando fui a ver al fiscal dijo que no sabía nada y que no tenía nada. Después con sus maquinarias y su Dinoes han matado incluso mi perro pastor y se han robado a dos de mis ovejas en medio de risas y carcajadas. Yo soy una mujer pobre que vive de  hilar y tejer, y de vender lo que confecciono.  Mi esposo se dedica a la chacra para comer lo que sembramos, y ahorita la mina quiere que les paguemos reparación civil.
¿Hasta cuándo cree que pueda resistir el inevitable desalojo?
Voy a apelar a las instancias de la ciudad de Cajamarca, si no me dan la razón, iré a instancias más altas. ¿Hasta cuándo resistiré?, hasta que me mate la Dinoes, pues será. Pero eso sí, siempre luchando. Y Conga no va.
 Los Chaupe perdieron la lucha por sus tierras en “Conga”
• El Juzgado Unipersonal de Celendín condenó por el delito de Usurpación Agravada a Jaime Chaupe Lozano, Máxima Acuña Atalaya, Elías Abraham Chávez Rodríguez e Isidora Chaupe Acuña en agravio de Minera Yanacocha.
Según un comunicado difundido por la empresa minera Yanacocha, el día de hoy el Juzgado Unipersonal de Celendín condenó por el delito de Usurpación Agravada a Máxima Acuña Atalaya y a otras tres personas.
La sentencia impone a Jaime Chaupe Lozano, Máxima Acuña Atalaya, Elías Abraham Chávez Rodríguez e Isidora Chaupe Acuña, dos años 8 meses de pena privativa de libertad de carácter suspendida, con periodo de prueba de 2 años sujeto a reglas de conducta. Asimismo, se les ha ordenado la entrega y restitución del predio en favor de Yanacocha y ha fijado una reparación civil de 5500 nuevos soles.
En el comunicado la empresa minera Yanacocha informa que si la sentencia fuera apelada, seguirá defendiendo sus derechos acorde a la ley y ante las instancias correspondientes.
Lea aquí el comunicado completo:
Juez que falló contra la familia Chaupe Acuña en Celendín
COMUNICADO DE YANACOCHA
Hoy, el Juzgado Unipersonal de Celendín emitió sentencia condenando por el delito de Usurpación Agravada a Jaime Chaupe Lozano, Máxima Acuña Atalaya, Elías Abraham Chávez Rodríguez e Isidora Chaupe Acuña en agravio de Minera Yanacocha.
Al respecto, Yanacocha desea informar sobre los alcances de la sentencia:
· Yanacocha ha acreditado fehacientemente la posesión previa del predio denominado Tragadero Grande, adquirido en febrero de 2001 a la empresa Minas Conga S.R.L., dueña en ese entonces de la zona en mención.
· Se ha demostrado, asimismo, que los días 8 y 9 de agosto de 2011, la mencionada familia ingresó de manera violenta al predio antes mencionado sin haber acreditado en el proceso la posesión previa del lugar.
· Además, se ha establecido que los acusados tenían pleno conocimiento de que los predios invadidos eran de propiedad y se encontraban en posesión de Minera Yanacocha.
· La sentencia también se basa en que el 24 de mayo de 2011, se produjo un primer intento de invasión por parte de los acusados al predio Tragadero Grande, ocasión en la que Yanacocha logró ejercer la defensa posesoria del terreno.
· La sentencia impone a los acusados dos años 8 meses de pena privativa de libertad de carácter suspendida, con periodo de prueba de 2 años sujeto a reglas de conducta. Asimismo, se les ha ordenado la entrega y restitución del predio en favor de Yanacocha y ha fijado una reparación civil de 5500 nuevos soles.


Yanacocha informa que si esta sentencia fuera apelada, seguirá defendiendo sus derechos acorde a la ley y ante las instancias correspondientes.

Máxima Chaupe ha sido condenada hace minutos a dos años y ocho meses de prisión suspendida y a pagar una reparación civil de 5500 soles. Su delito, según dicenfiscales y jueces de Cajamarca, ha sido la usurpación de tierras.

Sabemos con certeza que ese delito no ha sido cometido. Máxima es propietaria desde 1994 de la tierra que ahora minera Yanacocha reclama como suya a pesar de carecer de cualquier tipo de título legal.
Sabemos, además, que la familia Chaupe ha sufrido en los últimos años agresiones físicas, amenazas de muerte, matanza de su ganado, incendio de su propiedad; y que, más allá de todo eso, se resiste a ceder ante la injusticia.
Así también deberían saber los dueños de la minera Yanacocha que para extraer el oro de Conga esto no va a ser suficiente. Van a tener que superar la inquebrantable resistencia un pueblo entero y la solidaridad de todas y todos quienes seguimos el caso y estamos dispuestos a continuar en esa lucha cueste lo que cueste.
Hoy el sistema de justicia oficial nos ha vuelto a recordar que está subordinado al poder económico. Nosotros le haremos recordar entonces que el poder de un pueblo consciente es igual de grande y quizás más. Estamos hoy más que nunca del lado de nuestra admirada Máxima.

Máxima


Por Rocío Silva Santisteban
Diario La República
Máxima no puede leer esta columna pero ha cambiado, con su ejemplo de dignidad, el sentido de la vida de muchas mujeres que leemos y tenemos formación universitaria. Tampoco es una “excepción en las estadísticas” porque el analfabetismo es una situación usual para muchas mujeres rurales de nuestro país: algo que debería de indignarnos. Máxima mide 1.50 cm, es delgada, tiene los huesos fuertes y la voluntad inquebrantable. Nunca fue a la escuela pero conoce perfectamente los usos medicinales de muchas plantas y con una voz muy queda canta la historia de su terreno y su propia historia. A las 5 de la mañana ordeña las vacas, arrea al ganado, prepara te de berenjena. Máxima Acuña de Chaupe, con cuatro hijos todos mayores de edad y sin llegar a cumplir ella aún los 48 años, ha podido cincelar con su oralidad y su inteligencia una de las resistencias pacíficas más fuertes de toda nuestra historia.
La Dama de la Laguna Azul ha sido avasallada por la empresa de oro más grande de Sudamérica. Y no se ha amilanado: sigue persistente luchando por su terreno en pleno corazón del proyecto Minas Conga. “Dicen que aquí en mi terreno hay oro, y por esa ambición del oro es que me quieren quitar mi terreno a la mala, a la fuerza. Aun hasta matándome…”, ha dicho Máxima Acuña en uno de los numerosos documentales que se han grabado sobre su caso.
El 9 de agosto del 2011 la empresa Yanacocha intentó desalojar a la Familia Chaupe a la fuerza: aproximadamente 200 efectivos de la DINOES ingresaron al terreno, echaron los enseres, los pellejos que fungen de camas y las frazadas para calentarse de la casa de tapial que tenían, y luego quemaron la misma casa. Ellos, los Chaupe, resistieron y los DINOES no se retiraron sino hasta que un culatazo de fusil en la nuca de Gilda Chaupe la desmayó. Gilda permaneció tres horas tendida sobre la grama. Todos pensaron que había fallecido y la policía se retiró de la zona. Felizmente solo estaba desmayada. Jaime cortó ichu de los alrededores y los días siguientes durmieron a la intemperie bajo los matorrales de ichu para abrigarse porque a 4,200 msnm el frío en las noches perfora los huesos. Pero no abandonaron el terreno.
Desde el 2011 los ataques y acosos de la minera no han parado. Los últimos hostigamientos –incluso luego de que la CIDH les otorgara medidas cautelares– se han producido el 21, 22 y 24 de julio, en esta última ocasión un grupo de policías y funcionarios, así como de ronderos, amenazaron a Jaime Chaupe. “Hasta estos momentos, siguen atacándonos. Ellos ven que no se encuentra nadie a esa hora y entran a perturbarnos todos los días. No nos dejan tranquilos. ¡Cómo vamos a vivir!”, dice Gilda Chaupe.
Hoy el fiscal Ruperto Alcántara, de la Fiscalía General de Celendín, presentará su acusación de manera oral, pero tenemos entendido que ha pedido el desalojo inmediato del predio, una altísima reparación civil a favor de Yanacocha y tres años de prisión efectiva para Máxima Acuña de Chaupe, Jaime Chaupe, Ysidora Chaupe y su esposo, Elías Chávez, como ¡“invasores” del terreno de su propiedad! La empresa no ha podido probar la posesión del terreno previo a la posesión de los Chaupe, por tanto, es imposible que exista una invasión. ¿Será la justicia esta vez justa?


1 comentario:

Anónimo dijo...

QUE PENDEJO ESE JUEZ, CUANTO LE PAGARON PARA QUE TRAICIONE A SUS PAISANOS CAJAMARQUINOS...