Cajamarca
sigue siendo pobre a pesar de la gran minería del oro. Pero hay datos aún más
sorprendentes. En medio del auge de precios internacionales de los metales
preciosos los costos de Yanacocha subieron casi a la misma velocidad que los
ingresos, reduciendo las utilidades declaradas, los impuestos y el canon de la
región que sigue ubicada entre las más pobres del país.
En estos
días la gran prensa ha estado poniendo cara de alarmada porque Cajamarca ha
salido en el último lugar en un ranking de pobreza publicado por el INEI. El
dato que nos faltaba, se dijo el director de Correo, y puso una foto de primera
de Gregorio Santos con la indicación que por su culpa la región con mayor
riqueza minera salía en tan triste ubicación. Perú 21 editorializó, es un
decir, que la pobreza cajamarquina era consecuencia de la no ejecución del
proyecto Conga; y El Comercio nos propuso escoger entre ser un Cusco en
crecimiento acelerado o una Cajamarca aplastada por los “antimineros”.
Ninguno
de los diarios de la gran familia se ha preguntado ni por un instante cómo es
que habiendo tenido en operaciones a la empresa aurífera más rica de América
Latina durante 21 años y habiendo atravesado un período de por lo menos siete
años de precios excepcionales en el mercado internacional, con valores encima
de los mil dólares por onza troy de oro, Cajamarca tiene todavía 52.9% de
pobres el 2013, según el INEI, y tenía 55.2% en el 2010, cuando todavía no
había discusión sobre Conga y Yanacocha operaba a toda su capacidad. ¿Por qué
la minería del oro no cambió a la región y mucho menos logró alguna alianza
para el desarrollo con el campo?
La
explicación es evidente: la voracidad de Newmont-Buenaventura, dueños de
Yanacocha los condujo a estafar a los campesinos en la compra de sus tierras; a
maltratar a los productores contaminándoles el agua y deteriorando sus pastos;
imponerse a las autoridades locales y la prensa, convirtiéndose en un poder
político y económico. Si en la ciudad hubo alguna actividad económica nueva
generada por las necesidades de la mina, en el campo la pobreza aumentó en vez
de disminuir. La resistencia a Conga no
vino del capricho de nadie, sino de la experiencia de muchos años con una
empresa expoliadora.
En dos
décadas más un año, Yanacocha ha extraído 34 millones 129 mil 170 onzas troy de
oro y 37 millones 357 mil 903 onzas de plata. Esta barbaridad de mineral
precioso se ha ido al exterior en forma de barras, mientras Cajamarca seguía
siendo una región donde un poco más de la mitad de los habitantes sigue siendo
pobre. Y eso lo quieren cargar a la cuenta de Gregorio Santos, el padre Arana y
cualquier otro, menos a Roque Benavides y los demás dueños de Yanacocha. Y si
buscan una evidencia de la falta de vergüenza de los grandes mineros, revisen
la memoria anual de Buenaventura sobre los rendimientos de su asociada Minera
Yanacocha para el año 2013, recientemente publicada que informa de una pérdida
en sus resultados, por la cual, no tienen obligaciones de renta con el Estado y
con la región a la que están dejando sin canon.
Jugando
con las cifras
Entre
el 2005 y el 2013, los precios del oro subieron 217% en el mercado internacional,
mientras los costos de producción por unidad producida crecieron en el mismo
lapso, 379 %. Esta relación carece de sustento técnico, porque ninguno de los
factores del costo minero podría haber tenido una evaluación ni siquiera
cercana al comportamiento especulativo de los minerales, principalmente del oro
y la plata, mucho menos haber crecido a mayor velocidad que los ingresos
comiéndose las utilidades.
Pero el
realismo mágico hace tiempo que sentó sus reales en la minería
cajamarquina. Y así como Newmont le
quitó el yacimiento a los franceses con la ayuda de Montesinos, y Roque
Benavides encabezó la campaña pro-Keiko y anti-Humala, para terminar defendido
a tiros por el comandante que juró proteger el agua de Cajamarca, de la misma
forma la mina que ha excavado tanto años en los cerros de la región, ahora ha hecho que por un acto de magia las
utilidades antes de impuestos que deberían ser de por lo menos 339 millones de
dólares, se conviertan en negativas en 562 millones. Para esto se ha hecho un
simple juego contable se declara un deterioro de activos de larga duración, que
en buena cuenta son los costos hasta ahora de Conga. Es decir se usa los
ingresos de una empresa para financiar a otra, y dejar a la región mermada en
los ingresos que le corresponden por la explotación de sus minerales.
Siempre
se supo que Yanacocha hacía trampas. Pero la del 2013 es realmente escandalosa.
Y los grandes diarios haciendo especulaciones sobre lo que habría pasado si no
hubiera habido la lucha del 2011-2012, y si Conga hubiera acelerado sus
inversiones. ¿Alguien puede creer que con eso habría bajado la pobreza en el
departamento?, ¿por qué no bajó antes cuando Yanacocha se llevaba el oro en
paila grande?
La
lucha continúa
Hay
todavía quienes recuerdan que el tema de
Conga fue la primera gran promesa de masas incumplida por el gobierno de
Humala. Fue en febrero del 2011 que el candidato nacionalista estuvo en las
provincias de Cajamarca comprometiéndose con la idea de primero el agua y
después el oro, que quería decir que de
ningún modo se aceptaba el secamiento de las lagunas. En noviembre vino el
grito Conga Va, y en diciembre salieron Lerner y los ministros y asesores
progresistas que apostaban al diálogo en esta región de sierra norteña. Es
verdad que hubieron errores de radicalismo en esta lucha que ayudaron a la
derrota del sector que más podía haber ayudado a la causa ambientalista y
comunera, dentro del gobierno.
Pero
las cosas pasaron como pasaron. Y lo que no se puede decir es que la
resistencia a Conga hubiera sido la que eligió el método violento. No fue así.
Cuando Ollanta le quitó la confianza a Siomi Lerner en plena negociación y
apuntaló a Valdés que tenía una propuesta represiva, había escogido ensayar el
método autoritario que costó muchos muertos y que al final fue otro
fracaso. La violencia fue una opción del
gobierno y si ella ha generado la retracción de la inversión, la baja del
turismo y el retraso de otros proyectos mineros, en una palabra la recesión que
tanto contrasta con otras regiones como Cusco, es porque nunca hubo una
estrategia adecuada para hallar una salida al conflicto. La idea de que se
podía avasallar a la gente que reclamaba que Ollanta cumpliera su palabra, fue
un error que ha terminado por generar la ambigua situación actual, en la que
Conga no sale, pero Yanacocha no la retira y sigue maniobrando para traspasar
sus utilidades de un proyecto a otro.
Cajamarca
con su 52.9% de pobres, es un pueblo digno que no ha bajado la cabeza a la
prepotencia de la gran minera. Los
cajamarquinos son ganaderos, queseros, lecheros y productores agrarios en
distintos rubros. Decir que ellos solo pueden mejorar si se aceptan los
términos de la minera del oro, es faltarles el respeto. Con esas capacidades
han vivido relativamente bien, durante siglos. Y para que haya una minería
viable en esta región habrá que entenderse de alguna forma con la población
rural y urbana. Salvo que queramos volver a los métodos autoritarios y
corruptos del fujimorismo.
12.05.14
Publicado
el Hildebrandt en sus Trece
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