“El técnico despojado
de lo político da palos a ciegas, sin estar seguro a quien le cae; mientras el
político despojado del aspecto técnico estará seguro a quien le caen los palos
pero no se atreverá a darle a nadie” A.Z. Lingán
Sociólogo: Avelino
Zamora Lingán
Ciertamente,
en atención a la democracia formal, cada día que pasa, en el escenario
electoral cajamarquino “brotan” una serie de candidatos, como si fueran “hongos
en invierno”, tanto para los gobiernos locales como para el gobierno regional;
y, ¿acaso, por ello, los ciudadanos estamos condenados a oír de tales candidatos,
salvo raras excepciones, una coro de generalidades, que lo único que revelan es
su pobre nivel de conocimiento sobre la
realidad social, así como su escasa o nula capacidad técnico –profesional, para
presentar propuestas innovadoras bien deliberadas, fundamentadas y viables que
permitan revertir el caos y la pobreza en los cuales se encuentra sumida
nuestra región? ¿Qué se puede pensar de
aquellos candidatos que siendo tales de lo único que se ocupan es de “mirar la
paja en ojo ajeno y no la viga en el suyo”, es decir de ver todos los defectos
en el otro, de insultar a su adversario o competidor y a blasfemar de la
política, olvidando que precisamente desde el momento en que deciden postular a
un cargo público automáticamente ya están incursionando en política? ¿Por qué
cuando carecen de pensamiento político optan fácilmente por definirse como
“técnicos” o como “apolíticos”, olvidando que incluso detrás de ese saber o
conocimiento técnico que dicen poseer, se oculta un pensamiento político, una
cultura y una ideología, pero generalmente de orden conservador?
¡Pero
Oh sorpresa!!! Los “políticos candidatos” que más blasfeman de la política son
los del color naranja, es decir los fujimoristas, pese a que, como todos recordamos, son también
quienes más se han aprovechado de la política, vale decir del poder, en la
medida que se sirvieron de ésta para saquear al país en los 10 años de
dictadura, durante la década de los 90 y aún hasta ahora quieren seguir
haciéndolo, ya sea desde los gobiernos locales o gobiernos regionales del país
y en el 2016, desde la presidencia de la república. Pero, también, el hecho que
los candidatos fujimoristas tienden más a blasfemar de la política no es casual
y no nos debe extrañar, puesto que su líder llegó al gobierno en 1990
disfrazándose de “independiente” y bajo esa careta se dedicó, día y noche, y
por todos los medios, a satanizar a la política y a los políticos, engendrando
de esta manera un supuesto “independentismo”, que culminó en la disolución del
Congreso. Al contrario, el “independentismo” es una forma de hacer política,
catalogada como la más perniciosa y la más reaccionaria; y, en efecto, esto es
así, porque de lo contrario su más preclaro representante de los últimos
tiempos, no estuviera en el lugar donde hoy se encuentra. El independentismo no
es más que la transición o el paso del libertinaje económico al libertinaje
político. Libertinaje político que induce a una práctica política degenerativa,
al transfuguismo, a la corrupción política, a la despolitización de los pueblos
y a la práctica de una política “chicha”, farandulera, la misma que en lugar de
educar, concientizar y de encaminar la acción política hacia el desarrollo
social, a lo único que conduce es a la
mediocridad social.
“El
político es lo peor”, decía un candidato novato y blasfemo de la política y
cuando le preguntaron qué era él si no era político y además qué hacía de
candidato. Entonces, creyéndose muy “agudo”,
él respondió “yo soy un técnico político”. Como se observa tal respuesta revela que es
muy difícil escapar de la verdad y de la realidad. En última instancia, el
blasfemo acérrimo de la política de todas maneras tuvo que aceptar que es
político, aunque ocultándose detrás de la palabra “técnico”. Sin embargo, el
señor del color naranja, conocido como K-OSIAS, también revela que no es
ninguno de las dos cosas: ni es político ni es técnico, sólo sería un
“empresario” con un apetito voraz de poder para favorecer a sus empresas y,
probablemente, también, a las empresas mineras, petroleras, gasíferas, etc.,
etc. Y, en este mismo camino estarían, todos aquellos empresarios que teniendo
un gran poder económico buscan el poder político sea en los gobiernos locales,
regionales o nacionales, para de esta manera gozar de un poder omnímodo
todopoderoso y así olear, sacramentar y sobre todo legalizar su fortuna
económica y el saqueo de los recursos de nuestro país. ¿Si no como se explica
el hecho que su inversión económica en sus campañas electorales supere en 10 ó
20 veces lo que ganaría, en un puesto público de alto nivel? ¿Acaso gastarían
gran cantidad de millones de dólares o nuevos soles sólo por amor al pueblo?
Seguramente NO.
¡Claro,
“en un país de ovejas, el gobierno es de los lobos”, dicen muy acertadamente
algunos filósofos, lo cual extendido a la política y al tema que estamos
tratando diremos una población despolitizada, desideologizada y por lo mismo,
harta de la política y de los políticos, que equipara rápidamente la palabra
político con la palabra corrupción, da lugar para que muchos criollos,
empresarios ávidos de poder político, politiqueros, plutócratas despolitizados,
apátridas, regala patrias, lancen “cantos de sirena” al pueblo diciéndole
“confía en mi”, “soy técnico, no soy político”, “vota por mi”. Es, decir, el
lobo disfrazado de oveja engañando a las ovejas; lo cual aplicado al tema en
cuestión, el político disfrazado de técnico engañando al pueblo despolitizado,
quien ingenuamente cree que aquel que se
define como “técnico” y que “no es político” se identifica con él y va encarnar
y responder a sus intereses.
Finalmente,
La transformación social no necesita de políticos que anden disfrazándose de
“técnicos” para ocultar sus verdaderas intenciones de poder económico y
político; la transformación social no necesita de “políticos” que ahonden la
mediocridad del pueblo y luego saquen mejor provecho de esa situación, no
necesita de políticos que ponen a las elecciones como fin, siendo éstas sólo un
instrumento o un medio, etc., etc. La transformación social demanda de
políticos que encarnen los intereses del pueblo, que sea honesto y le hable al
pueblo honestamente, que le diga la verdad y que no le oculte nada. La verdadera transformación social necesita
de políticos y de ciudadanos con posición política y conciencia de clase. Sólo
en estas condiciones sabremos de donde venimos, donde estamos y adonde nos
dirigimos. La despolitización sólo nos lleva a ese “reino” que ya indicamos
anteriormente: “a un mundo de ovejas donde el reinado es de los lobos”.
Escrito: 20 de junio del
2014
* Fuente de la imagen:
INTERNET (Faceboock)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario