Por: Ginés Silva Angulo
Cinco siglos siguiendo la misma ruta: la ruta
del saqueo, del genocidio y la corrupción; cinco siglos tejiendo con impunidad
absoluta una historia de opresión, injusticia y calidad de vida miserable para
la inmensa mayoría de peruanos; cinco siglos de descomunal salvajismo
imperialista apoyado por un Estado traidor y sus operadores políticos,
jurídicos y de prensa, y con la garantía del
ejército y la policía; cinco siglos en el camino del holocausto social, moral y
de nuestros recursos naturales, arrasados por la maquinaria depredadora del
imperialismo español, inglés, francés, norte americano y ahora multinacional,
con sus secuaces Pizarro, los virreyes, la retahíla de capataces corruptos y
ladrones que fungieron de gobernantes desde 1821 hasta el actual mercenario
Ollanta Humala, salvo la excepción del gobierno de Juan Velasco Alvarado. Esta
no ha sido ni es la ruta de estos traidores llamados gobernantes (a estos
engusanados sirvientes del imperialismo nunca les alcanzó el cerebro ni la
dignidad para desarrollar una ruta propia), es la ruta del fenomenal monstruo
del imperialismo, que intrínsecamente no tiene agente de transformación; éste,
es externo, pero está secuestrado por él y subyugado estructural y supra
estructuralmente; se llama pueblo.
Cajamarca, azotada por
esta mega y global lacra planetaria fue siempre postergada y precarizada
apoyada en el centralismo, la politiquería y la corrupción de funcionarios
ineptos, ladrones y serviles al gobierno central. Fujimori con su Constitución
delincuencial preparó el instrumental jurídico para allanar el terreno legal,
social y político, y profundizar el entreguismo, el salvajismo absoluto e
impune en la explotación de nuestros recursos naturales. Así los neoliberales
vende patrias convirtieron al Perú en el paraíso de las transnacionales y en el
infierno de los peruanos. Con el cuento del desarrollo, de la lucha contra la
pobreza, de la inclusión social, etc., el Estado abrió las puertas de par en
par y una avalancha de transnacionales aterrizaron en diversas regiones de
nuestro país y en diversos sectores económicos, extranjerizando más nuestra
endeble economía. Nuestros recursos naturales y nuestro capital humano, como
parias, en la orfandad jurídica y política, quedaron a expensas de la voracidad
depredadora y criminal de las transnacionales. Después de 20 años de minería
yanacochina en Cajamarca y casi dos siglos de inversión extranjera, podemos
decir con la autoridad que nos dan los hechos que el cacareado postulado de que
los vampiros transnacionales traen progreso, es sólo una vil patraña; los daños
y pasivos de diversa índole que ha dejado y sigue dejando la minería en el
Perú, particularmente en Cajamarca son inmensamente mayores a sus migajas.
Empero, la impudicia, la sinvergüencería y la voracidad de estos criminales no
tiene límites; después de esta hecatombe pretendieron y pretenden imponer el
monstruosamente destructivo proyecto Conga.
El heroico pueblo de
Cajamarca, al unísono, monolítico, levantó sus banderas en defensa de la vida,
de su agua, de su potencial agrícola, ganadero y turístico y le dijeron ¡no! a
este asesinato de la tierra y de la vida. Así como en Cajamarca, lo mismo
hicieron otros pueblos en distintas regiones del Perú. Pero los dueños del
sistema no duermen nunca, han seguido construyendo e implementando a través de
sus operadores nuevas armas para continuar su ruta siniestra: ley que
criminaliza la protesta, ley de Reforma Magisterial, ley SERVIR, ley de Reforma
Universitaria y el último paquetazo que condona deudas millonarias a las
transnacionales, les otorga mayores beneficios y garantías; a su vez elimina el
derecho fiscalizador del pueblo. Para redondear su plan maquiavélico utiliza
como caballito de batalla la lucha anticorrupción, pero no lo aplican en los
verdaderos antros donde se encuentra la élite, las cabezas de la corrupción: el
Congreso, el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, el Tribunal Constitucional,
los ex gobernantes, las transnacionales, etc.: sus cañones aceitados anti
corrupción los apuntan a los dirigentes populares, al pueblo. La verdad es que
la corrupción es una de los aliados esenciales de este sistema, es su medio
natural, sin ella no sobrevive; por ello, un gobernante, funcionario,
dirigente, mientras más corrupto sea es mejor; en el fondo sea o no corrupto es
irrelevante para sus propósitos; lo único que importa es que le digan ¡si! a
sus apetitos desbocados, que no estorben y que limpien el camino de su ruta..
El cargo real por el que el ex Presidente Regional Gregorio Santos Guerrero ha
sido detenido en forma arbitraria es haber cometido la blasfemia de haberle
dicho ¡no! a Conga, sumándose al grito del heroico pueblo de Cajamarca, que es
un grito de libertad y de justicia; si hubiera dicho ¡si!, no sería juzgado por
los tribunales de las transnacionales, sino condecorado y tal vez canonizado.
El pueblo de Cajamarca
exclamará hoy y siempre con el corazón henchido de coraje y dignidad y con su
mente lleno de sabiduría:
¡CONGA NO VA!
¡BASTA DE PERSECUSIÒN Y DETENCIONES ARBITRARIAS CONTRA LOS
HIJOS DEL PUEBLO! ¡LIBERTAD PARA LOS HIJOS DEL PUEBLO Y PARA NUESTRA PATRIA!
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