martes, abril 10, 2012

LA “UNIDAD DEL PUEBLO” NO SOLO ES CONSIGNA

Sociólogo: Avelino Zamora Lingán

Suena muy bonito la popular y motivadora consigna “El pueblo unido, jamás será vencido” coreada a viva voz en cuanta manifestación y protesta social se realice en Perú, América Latina o en cualquier otro país del planeta tierra. Pero, de allí a la concreción de la “unidad” del pueblo existe una enorme distancia, puesto que hacer realidad tal consigna es una tarea tan difícil como llevar la teoría a la práctica o la idea a la acción.

Ciertamente “un pueblo unido jamás ha sido y será vencido”, porque la unidad de un pueblo es análoga a un manojo de varillas el cual es muy difícil o imposible de romper; en cambio una varilla separada de ese manojo o fajo es tan frágil que fácilmente puede ser doblegada. En este sentido, la única fortaleza del pueblo radica en la cantidad; pues, los marginados se cuentan por millones, sin embargo, tal fortaleza no se sabe aprovechar por las tendencias divisionistas predominantes en el seno del propio pueblo. En cambio, los opresores de los pueblos son pequeños grupos, cuyo poder se sustenta, fundamentalmente, en el dinero y en las fuerzas militares. Pero estos grupos cuando tratan de unirse lo logran fácilmente gracias a su poder económico y debido a la existencia de felipillos, quienes al ver un puñado de dólares, no dudan en “vender” su conciencia a los propios opresores y verdugos o al mismísimo diablo.

Pero, también, es cierto que, observado dialécticamente el problema, el surgimiento de contradicciones y conflictos son inevitables, casi inherentes a los individuos, grupos, partidos y movimientos políticos y a las clases sociales. Únicamente, desde la percepción metafísica o en el contexto del idealismo objetivo y subjetivo puede concebirse la armonía absoluta, el pensamiento lineal, el consenso diligente o mecanicista. Y, es que en la realidad, los seres humanos, sea como individuos o como organización, tienen diversos intereses, motivaciones, formas de entender a un mismo problema y maneras de concebir la realidad. Estas divergencias están en función de su proceso de socialización, de su entorno social, inmediato o mediato, de su cultura y educación, de su posición política, así como de su alto o bajo grado de sentido común. Tan sólo un individuo tiene sus propios conflictos o sus propias contradicciones y no los puede resolver; con mayor razón es natural e inevitable que tales conflictos y contradicciones se presenten en los grupos, movimientos, partidos políticos, organizaciones, sociales, frentes, comités, etc., etc.

Desde esta perspectiva, el problema no es que en los movimientos sociales y las luchas populares del pueblo surjan contradicciones, adversidades, antagonismos, errores. Tal vez el mayor problema sería el hecho que al interior de la organización social exista una armonía absoluta o un pensamiento lineal, ya que tal situación también conduciría a conjeturas y suspicacias, particularmente por parte de los actores sociales externos. Sin duda, el verdadero problema radica en las limitaciones; por un lado, para asumir o aceptar los conflictos y contradicciones que inevitablemente surgen o se presentan, casi naturalmente, en parte de la Totalidad social o en la Totalidad, vale decir, en algunos integrantes de la organización o con otras organizaciones del pueblo y, por otro lado, limitaciones para identificar adecuadamente cual es el problema fundamental, el problema principal y los problemas secundarios, para orientar adecuadamente la acción del movimiento o de la protesta social.

Por otro lado, no se puede estandarizar a los problemas, porque no todos los problemas tienen los mismos niveles, las mismas características o la misma dimensión. Por ejemplo ¿cuál es el problema fundamental en estos momentos en la región Cajamarca? ¿Cuál es el problema principal? y ¿Cuál o cuáles son los problemas secundarios? ¿acaso el problema fundamental es la no rendición de cuentas del presidente del Frente de Defensa Ambiental? Los líderes y dirigentes deben ser conscientes que el problema fundamental el fuerte proceso de destrucción y contaminación de las fuentes hídricas, por las empresas mineras; el problema principal puede ser la falta de conciencia en la población afectada directa e indirectamente y los problemas secundarios son las contradicciones surgidas al interior de las organizaciones sociales que encabezan las protestas sociales. Los verdaderos líderes, luchadores sociales y dirigentes, formados política e ideológicamente jamás confunden al problema o contradicción fundamental con los problemas secundarios, ni mucho menos lo pierden de vista; porque saben que tal confusión y tal pérdida de vista es un error fatal para el movimiento popular; pues, metafóricamente, es como lanzar una “bomba” al movimiento social: lo hace estallar en pedazos. En palabras simples, el movimiento social se divide, se debilita, se desmoraliza y su desconfianza crece hacia los líderes, dirigentes y políticos.

En este contexto, hablar de UNIDAD no es poca cosa, Pues quien habla de unidad y aquí nos referimos a los líderes, a los dirigentes de organizaciones sociales de base, a los luchadores sociales a los ideólogos de los partidos políticos de izquierda, a los revolucionarios, a los intelectuales orgánicos o comprometidos con las causas del pueblo, debe conocer lo que, desde la perspectiva dialéctica, significa este fundamental concepto. En efecto, en dialéctica se habla de “unidad y lucha de contrarios”, como la primera LEY de la dialéctica materialista, también conocida como la médula o la esencia de la dialéctica que pone al descubierto las fuentes y causas reales del eterno movimiento y desarrollo del mundo material. Por lo tanto su conocimiento es de mucha importancia para comprender la dialéctica del desarrollo de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento para la ciencia y para la práctica de la lucha social.

“Unidad y lucha de contrarios” significa que en la totalidad social o “cuerpo social” existe una permanente lucha entre la clase social dominante y la clase social dominada. Hecho que los ideólogos de la dominación, los eclécticos, los reaccionarios y conservadores no reconocen, porque éstos conciben a la sociedad como un todo homogéneo. Por ejemplo, para ellos es muy sacrificado e imposible reconocer que la lucha contra los proyectos mineros de las transnacionales y la política de Estado frente a tales agentes económicos o contra el modelo neoliberal, se enmarca o debería enmarcarse precisamente en el contexto de la unidad y lucha de contrarios. Por su parte los dirigentes de las organizaciones sociales y de los partidos políticos de izquierda, los líderes y luchadores sociales, cuando pronuncian la palabra unidad del pueblo, deberían, junto con el pueblo, comprender que en la lucha popular deben ser como los extremos del imán, que si bien son opuestos (extremo sur y extremo norte), que se excluyen mutuamente, pero que están indisolublemente ligados entre sí. Por mucho que tratemos de separar ambos polos jamás lo conseguiremos. Pues, partido el imán en dos, tres, cuatro, cinco, 10 ó más partes seguirá teniendo los dos polos opuestos. Así tiene que ser el pueblo por más que internamente existan divergencias, contradicciones, diferentes formas de pensar, errores, situaciones adversas; y, el enemigo trate, usando todo tipo de medios y estratagemas para dividirlo o romperlo, jamás lo lograría.

Por último, probablemente, tanto los operadores del gobierno como de la transnacional, que han decidido destruir las lagunas con el megaproyecto Conga y todos aquellos que no ven más allá de sus cuentas bancarias y de sus bolsillos, como algunos congresistas y periodistas locales y limeños y empresarios así como dueños de services, que se oponen a las luchas del pueblo, seguramente se estarán frotando las manos, riéndose a carcajadas, bailando como apaches y bebiendo como vikingos, al enterarse que tanto al interior del Frente de Defensa Ambiental de Cajamarca, como entre los Frentes y el Gobierno Regional soplan fuertes vientos de divisionismo (ciertamente se percibe cierto divisionismo), como resultado de una serie de contradicciones, desavenencias y posibles “errores” entre dirigentes. Sin embargo, no la deben frotar mucho, ni tampoco reír mucho, porque, como ya indicamos más arriba, tales contradicciones son normales en las organizaciones, porque ellas son dinámicas, son espacios donde se generan procesos, no son estáticas, ni organismos muertos; por tanto, las contradicciones son normales y, en consecuencia el riesgo del divisionismo, siempre está latente. Son las circunstancias, los momentos, las coyunturas lo que unen o dividen. Y, en este sentido la unidad del pueblo no sólo se origina por acción del pueblo mismo, pues también se produce por la acción o reacción del adversario, en este caso puede producirse por acción del gobierno y de la transnacional. Por ejemplo, la torpeza de declarar en Estado de Emergencia a Cajamarca, sin que existan causas razonables, logró la unidad del pueblo y sus organizaciones, además sirvió para que el problema Conga se conozca a nivel nacional e internacional y se logre la solidaridad generalizada. Ahora, la unidad del pueblo y de las organizaciones va depender mucho de las acciones del gobierno y de la transnacional una vez que los famosos peritos entreguen su informe, obviamente, ya el pueblo conoce en qué sentido se presentará tal informe: en el sentido que CONGA VA. El tema es que cómo el Estado y la transnacional van hacer que tremendo objetivo de ecologicidio se haga realidad. Para el pueblo también está claro: Con REPRESIÓN. Entonces de esta manera La UNIDAD del pueblo se garantiza. Pues, la historia ha demostrado que mientras exista mayor represión, los pueblos tienden, de manera natural a fortalecer su unidad. Por lo tanto al pueblo no le debe preocupar tanto las contradicciones surgidas recientemente en el seno de sus organizaciones sociales, entre sus dirigentes y líderes, que muchas veces el adversario también contribuye a la unidad del pueblo, a través de sus torpezas y de sus desesperaciones.

Escrito: 3 de abril del 2012

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